Pese al favorazo del erizo del Jimki el jueves, el Madrid sigue dependiendo de terceros porque no hizo los deberes. De hecho, el milagro es que aún siga con opciones razonables de clasificación, tras la tercera derrota consecutiva y con balance negativo (6-7) a un partido de terminar el grupo. No hay camino más largo y sufrido posible a cuartos. Un duelo, el del Buesa, decidido con un triple de Bertans tras dar cinco pasos. Sí, cinco, el vídeo no deja lugar a dudas, así me cuadro en carrera yo también. Fue el colofón, Laso despertó en rueda de prensa de su habitual candidez: «Bertans hace pasos clarísimos y la técnica que me pitan es una falta de respeto. Con los arbitrajes que se sufren fuera de casa en Euroliga, veo los que hemos tenido en el Palacio y…».
Al Madrid le pitan dos técnicas en la segunda parte, por una mínima protesta arbitral de Rudy y la otra, aún aún peor, a Laso por «pisar la línea». Sí, un árbitro Euroliga, esa competición en la que entrenadores de todos los equipos se sacan la chorra dos metros dentro de la pista día sí día también, tuvo los huevos de pitarle una técnica por ese motivo al entrenador del campeón de Europa en un partido clave y con el marcador igualado. Entendemos el cabreo de Laso, más porque llueve sobre mojado, tres técnicas le pitaron al equipo en El Pireo la semana previa, condicionando la lucha por el average en la segunda mitad.
Abrió el partido el Madrid en su mejor versión, ventajas en doble dígito, cerrando atrás mejor que de costumbre, el traje de las citas con lustre. Pero un factor inesperado desequilibró la ecuación e igualó el partido, el 6 de 6 triples de Mike James, un tipo que acredita 28% en lo que va de curso. El Madrid perdió el karma cuando Ayón hibernó en la banca por faltas (tontas en su mayoría), pero se reenganchó en los últimos cinco minutos tras una ráfaga de triples que abrió Llull con dos mandarinas de la casa.
Comparado con encuentros previos, lo cierto es que el equipo rayó a un nivel muy homologable durante amplios tramos, concentrado, además se evitó esa ya clásica pájara de inicio. Sin embargo, uno mira la planilla y entiende con preocupación hacia donde va la nave. En un duelo clave lanza bastantes más triples (37) que tiros de dos (28), estadística propia de equipo pequeño a domicilio. Y no es coyuntural, sino el destino lógico de permitir a Laso llevar al extremo su sistema en que los interiores en ataque están solo para poner bloqueos. Resulta especialmente sangrante viendo enfrente a Bourousis (val35), ese descarte de Laso al que Baskonia sí busca al poste y siempre encuentra cuando todo lo demás falla. No nos engañemos, las alternativas tácticas y la variedad de recursos no son traicionar al estilo, sino enriquecerlo.
El único consuelo a estas horas son las cuentas de la lechera, la derrota en Vitoria es en realidad más dolorosa por la forma que por la clasificación. El Madrid está en manos de que CSKA, Barca o Brose ganen alguno de sus compromisos en la última jornada, con uno serviría, un supuesto que parece más bien probable. Bamberg marcha 6-1 como local y el Barca juega en Kaunas, plaza amable. La parte más sensible del trato le corresponde al propio Madrid, batir en el Palacio a Jimki, que viene de barrer a Olympiakos, parece haber recuperado el pulso tras el cambio de técnico y por talento en la plantilla no será. El partido más importante de la temporada, y esta vez sí, sin red de seguridad alguna.
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