A uno se le queda un poco cara de tonto sabiendo que los recién renovados Colton Iverson y Mike James jugarán en Baskonia con pasaporte de Guinea. Claro que tampoco debería sorprendernos, es Querejeta, ‘mago’ de la ingeniería legal y niño consentido de los estamentos del basket nacional. Es él quien desde hace años tira la primera piedra y sienta precedente: recuerdo a botepronto el matrimonio de conveniencia de Will McDonald con una stripper en 2007 y el pasaporte búlgaro de Pete Mickeal en 2009. No son casos únicos, pero sí ‘los primeros en su especie’. Jurisprudencia que ha convertido la ACB en este ingobernable desmadre de pasaportes que tenemos hoy, la ley de la selva, de la que saca ventaja aquel que desafía el espíritu de la norma a través de las porosidades en su redacción.
En el caso presente, la jugada de Baskonia ha sido cambiar la fecha de inicio del nuevo contrato de Iverson y James a una anterior a la entrada en vigor del endurecimiento de las condiciones para los pasaportes cotonou. Movimiento que por prudencia los servicios jurídicos del Madrid desaconsejaron en el caso de KC Rivers y que ha costado la marcha del jugador, que no será una estrella pero sí contribuyó al delicado equilibrio en el ecosistema que fraguó el mejor Madrid de la historia. Una perdida por tanto sensible, como lo sería cualquiera de la rotación del curso pasado.
A cambio, ya confirmado, llega Jeffery Taylor, que firma por un año, a razón de 820.000 euros brutos. Independientemente del rendimiento futuro, parece una (nueva) buena gestión directiva: operación relámpago, adelantándose a Maccabi, además llega gratis (agente libre) y con un salario a mi parecer razonable. Pasaporte sueco (allí nació), producto de la desconocida universidad de Vanderbilt, alero nato (más minutos de escolta para Rudy) y con margen de mejora (26 años). Destacado defensor, físico privilegiado, el tiro exterior no le viene de fábrica, pero lo ha mejorado a lo largo de su carrera, partiendo de un paupérrimo 9% de acierto en su segundo año universitario. En las dos últimas temporadas solo ha jugado 55 partidos, debido a una lesión en el tendón de Aquiles, primero, y a una sanción por violencia doméstica, después, con lo que su nivel actual es una incógnita. Si le sumamos su nula experiencia en el baloncesto europeo, hablamos de un melón por abrir de manual.
La plantilla está cerrada salvo contratiempos, que pasarían por una oferta desorbitada de Denver a Chacho y por el pasaporte cotonou de Slaughter. Campazzo sale cedido, probablemente al Murcia, Bourousis ya está desvinculado tras cobrar una indemnización y Mejri, al que no se renovó, está cerca de firmar por los Mavs. Franquicias NBA fichando descartes de equipos Euroliga. Caso similar al de Pleiss. Laso ha marcado estilo y los pívots de siete pies cotizan a la baja en el viejo continente.