Podría abrir el texto como es costumbre, destacando a los mejores del último encuentro, en este caso Tavares y Facu, después me referiré a ellos, pero siendo justos el protagonista estas semanas es aquel de quien nos acordamos en la derrota y casi nunca en la victoria, coach Laso. Suya es buena parte del crédito por estos 10 triunfos seguidos, porque si en algo ha destacado siempre es en la gestión de plantilla, esa mano izquierda con el vestuario, meter a todos en dinámica, también a los secundarios, en su día Taylor o Trey, destacados en esta racha, incluso a los teóricos figurantes, como Yusta o Radoncic, que han sumado en los últimos compromisos.
Yusta, sin ir más lejos, fue el mejor del primer cuarto ante Maccabi, aunque después ya no jugase más, y Dino contuvo el miércoles 18 minutos al mejor ala-pívot de Europa a día de hoy como es Shengelia. Una victoria, por cierto, que deja en principio vista para sentencia la fase regular ACB, con tres victorias de distancia del Madrid respecto al segundo clasificado.
Coherencia en la gestión
Cada jugador con Laso conoce y acepta su rol, todos son un activo y eso no cae del cielo, hay detrás una labor didáctica en los entrenamientos, una coherencia en la gestión y una mano izquierda en los partidos, manteniendo la rotación contra viento y marea, aunque nos ponga de los nervios a veces, evitando esos cambios error-castigo tan habituales por ejemplo en los entrenadores balcánicos.
Y el fruto de esa labor lo estamos viendo ahora, que se da una situación de necesidad, en que faltan tres de los cuatro pilares de la plantilla, pero al estar todo el grupo en dinámica no ha sido difícil encontrar quien de un paso al frente y cubra la responsabilidad vacante. Han sido Felipe y Thompkins, haciendo desde sus respectivas limitaciones olvidar a Ayón y Randolph como referentes interiores. Ha sido Maciulis, otro llamado a marginal este curso, que a base de arrestos y experiencia se está desempeñando dignamente como segundo ala-pívot en la rotación, un puesto que no había ocupado nunca.
El público del Palacio se enamora y desenamora de Tavares alrededor de 10 veces por partido, según combina errores de lectura de juego de preescolar con acciones defensivas de una superioridad humillante. La suma suele resultar positiva, desde luego lo fue ante Maccabi, que tras un primer cuarto atolondrado se comió la zona en el tercero, en que el duelo quedó roto: 10 puntos, 12 rebotes y 3 tapones, continuando la línea que marcó ante Valencia y Brose, y dejando en borrón lo de Estambul, en que se autoexpulsó por hacer el primo.
Los israelíes aguantaron lo que le duró la gasolina a Pierre Jackson, zumbón de cuño clásico, 29 puntos subió, que a su agente le sonaron a caja registradora. Lo cierto es que Maccabi pasó por Goya con más pena que gloria, un milagro (de Spahija) ese octavo puesto que aún regentan, dudamos que por mucho tiempo. Fue una plácida victoria blanca pese al peor encuentro Euroliga de Doncic este curso, compensado con buenos minutos de Causeur (6 asistencias) y sobre todo Campazzo, amo y señor del encuentro, igual que en Vitoria. Su desparpajo y capacidad de desborde están fuera de duda, así que a poco que fluye desde el arco (3/3 triples hoy) se convierte en un base de nivel top europeo.
Me consta que parte de la parroquia aún le mira con escepticismo, le hace de menos porque es bajito (!), porque le recuerdan de cuando vistió de blanco hace tres años, que era la mitad de jugador, y sobre todo porque no es Chacho, deseo imposible el pasado verano. Por hacernos una idea, los bases reservas de los rivales directos del Madrid son Pressey, Westermann, Alberto Díaz, Mantzaris, Huertas, Lekavicius o Vives, sinceramente, no cambiaba a Facu por ninguno. Aprendamos a valorar lo que tenemos en casa, y al primero al señor de corbata que los saca provecho a todos…
Debe estar conectado para enviar un comentario.