Una década sin Dick Turpin

Se cumple una década del accidente de Angrois, una década sin Dick Turpin (@van_palomaain). Se fue como lo hacen las leyendas, antes de tiempo pero dejando estela a su paso. El tiempo vuela en la era digital y muchos de los que leáis estas líneas no sabréis a quién me refiero, o como mucho os sonará lejanamente por las menciones de periodistas como Manuel Jabois, David Gistau o Jorge Bustos.

Fue el más prolífico colaborador de este blog en sus orígenes, polemista de raza, de los que que no temen fajarse en la zona. Recuerdo su consejo cuando establecí las normas de la comunidad, es decir, la moderación de los comentarios: «deja jugar mientras no vayan con los tacos por delante».

Hubiese encajado mal en esta época de bienquedismo, corrección política y autocensura, de búsqueda del like y la aprobación pública. Él decía siempre lo que pensaba, cayese quien cayese. «Lo que hace grande al Madrid es el espíritu crítico y pejiguero de su afición», decía. Un espíritu que echo un poco de menos en nuestros días, en que se confunde el amor a los colores con el corporativismo hacia el jefe.

Turpin era también uno de mis mejores amigos, compañero de instituto, de farras y de las pistas de basket, donde imitaba aquel gesto de Djordjevic en el Palau cuando quería provocarte tras un triple. Le crió la abuela porque tuvo una vida jodida, de esas que asocias a un ghetto de Baltimore más que a un pueblo de la sierra de Madrid. Nunca hablaba de ello ni se quejaba, era un tema tabú.

Entre los colegas y el Madrid encontró el camino de regreso, tras alguna salida de pista. No se le daban bien las chicas, pero hasta eso lo empezaba a encarrilar. Tuve la suerte de poder despedirme, aunque entonces no lo sabía. La última noche nos tomamos unos copazos en la plaza de Sta. Teresa, en Colme, pero se recogió un poco antes que de costumbre porque al día siguiente madrugaba: pillaba un tren a Santiago, que había quedado con una gachi. Iba en el peor vagón, me dijeron, no tuvo ninguna posibilidad. Hubo que sedar a la abuela para el funeral. Si nadie está preparado para enterrar a un hijo, imaginaros a un nieto al que has criado.

Recuerdo que al funeral acudieron un puñado de twiteros llegados de algunos de los rincones más lejanos de España, gente que ni siquiera le conocía en persona. Hablamos de 2013, el Cretácico de Twitter… Arbeloa, si no me falla la memoria, mandó una corona de flores y el Real Madrid un telegrama de condolencia a la familia. Yo le tengo en mi salón para no olvidarle: la foto de una noche cualquiera en Malasaña, de las que acabábamos en el Honky pidiendo Baba O’Riley; de cuando llevaba el pelo a lo mod, que le quedaba fatal. Hettsheimer, Begic, Pocius y Suárez jugaban todavía de blanco, fijaos si ha llovido.

Twitter ha acabado cerrando por inactividad su cuenta, que se había convertido en una especie de oráculo del madridsmo, adonde la parroquia peregrinaba en búsqueda de pararlelismos para interpretar el presente. Así que sus textos y comentarios en este humilde blog son toda la huella escrita que nos queda de su forma honesta y visceral de entender el madridismo. Sirvan estas líneas para ayudar a mantener viva esa llama.

Batacazo por Navidad

Me siento a escribir con dudas razonables. Por primera vez las tengo sobre la capacidad de Chus Mateo para domesticar y acabar exprimiendo el plantillón que le ha caído en gracia. Sé que otros más cagaprisas las tenéis desde la primera derrota. Pero a Mateo le contempla una tremenda trayectoria como ayudante que bien merece el beneficio de la duda, una tregua como a los políticos recién llegados. Sin embargo, han pasado 100 días de temporada y al equipo se le siguen viendo andamios por doquier.

En cuanto se topa con un rival de entidad el Madrid hace aguas, lo fía todo a las diferencias que marca Tavares, pero no se ven automatismos ni especial buen ambiente. Todos parados mirando cuando alguien recibe al poste y las ayudas defensivas parecen asignatura optativa. Hay jugadores llamados a ser importantes con roles aún por definir. Sí, después de 100 días… Hezonja, por ejemplo, le saca 20 kilos de músculo a Abrines pero en vez de buscarle al poste Mateo le tiene corriendo carretones tipo Jaycee para lanzar de catch&shoot. Lo hemos hablado antes, lo del croata está siendo matar un ruiseñor. Y lo de Chacho ni os cuento, el único base del roster fichado este verano, que ojito no empiece a caerse de convocatorias cuando regrese Hanga.

Las dos derrotas navideñas frente rivales directos (Baskonia y Barça) han enseñado casi todos esos andamios. Podemos bajar al detalle del rendimiento de este o aquel jugador o puesto, sé que os encanta personalizar, pero por encima de esas consideraciones hoy prevalece la sensación general de un juego colectivo muy discreto pese a disponer de un plantel netamente mejor que el de la temporada previa.

Contra el Barça el técnico blanco pareció un flan en el último cuarto, fíjense en el segundo challenge que solicita y pierde, a renglón seguido del primero, sin que el público que estaba cerca lo reclamase. El hecho de pedirlo… y el detalle posterior. Mientras los árbitros revisaban la acción, echadle un par de minutos, los jugadores del FCB hicieron automáticamente piña en torno a Jasikevicius para recibir instrucciones. Los del Madrid pasaron ese tiempo con los brazos en jarra en la pista o mirando el videomarcador, a 20 metros de su técnico. La imagen, el contraste, habla regular del carisma de Chus Mateo y su ascendencia sobre el vestuario.

Y luego está la vertiente táctica. Un encuentro de este calibre se decide en detalles, las canastas rivales tras rebote ofensivo, sí, pero también las pequeñas concesiones desde el banquillo. Si os fijáis, casi todos los vicios de Mateo en la dirección de partido tienen el mismo origen, la pasada final ACB. Le lastran los prejuicios, su descarada predilección por la guardia pretoriana con la que ganó el título en junio.

En aquella ocasión, por ejemplo, le funcionó de maravilla Deck como alero generando al poste, por eso no le concibe en otro puesto. Sin embargo, sucede que el rival aprende y se prepara: el Barca se reforzó en verano con Kalinic, un alero fuerte en la pintura que limita la producción del argentino. Chus dispone de mil variantes para adaptarse, por ejemplo, con Tortuga alternando los puestos de 3 y 4, lo que liberaría minutos para Hezonja, de un perfil distinto y teórica aristocracia Euroliga, y de paso reduciría la responsabilidad excesiva que carga Cornelie, al que todavía le falta vuelo en encuentros de tanto voltaje. Pero no, seguimos la hoja de ruta caiga quien caiga.

El mismo prejuicio lo encontramos en el backcourt, con Mateo empeñado en jugarse las castañas con Llull y Causeur. Por eso tardó tanto en devolver a Musa a pista en el último cuarto, ya con el partido muy cuestarriba. Causeur atraviesa un momento discreto (-12 el equipo hoy en sus minutos, 1/5 tiros), como por otra parte es habitual en este tramo de curso. Pero Chus confía en él como si estuviésemos en primavera. Son dejes con las patas cortas, que minan la confianza de los nuevos, los llamados a dar el salto de calidad.

¿Qué futuro le espera al técnico? A la Copa llega seguro, pero hoy a diferencia de hace dos semanas ya no pondría la mano en el fuego por que acabará la temporada en el banquillo. Era la apuesta razonable este verano pero también un experimento en cierto modo, y la directiva se juega demasiado este curso como para derrochar paciencia con experimentos. Después de la turbia salida de Laso y la cobra de Campazzo, bien puede que la afición no mire tanto al banquillo sino directamente al palco si las cosas se tuercen mucho esta temporada.

La vida sigue igual: Llull-sistema en los finales de partido

Algunas cosas han cambiado con Chus Mateo respecto a Laso, no muchas, pero los muy cafeteros seguro perciben detallitos. Lo que que no ha cambiado ni un poco por ahora, que menuda cruz cargamos, es el rol de Llull, su protagonismo sobredimensionado en los finales de partido. Sigue jugando como la estrella que hace tiempo dejó de ser y recibiendo un volumen de juego que no merece. Y vaya por delante que su arranque de curso me parece interesante, homologable, diría que bastante meritorio saliendo de una lesión. Mucho mejor que el de Chacho, cuyo estado físico roza la inconstitucionalidad

No es una cuestión personal contra Llull, el problema ni siquiera es suyo en sí mismo, ni que fallase el triple final en el Palau, el problema es que con todo el talento ofensivo que se ha fichado este verano, sumado al que ya había, tras una velada negado con el aro, sigamos a alturas de 2022 con su triple stepback tras bote a derechas como opción de referencia para últimas jugadas. Una situación de porcentaje por definición bastante bajo, entendible si llegan los 2-3 últimos segundos de posesión, no han salido el resto de opciones pintadas por el entrenador y el balón está en manos del manejador, pero una elección cuestionable como única opción.

Mira que quedaban 16 segundazos de partido y Chus dispuso de tiempo muerto para pintar una buena estrategia y buscar ventajas. Mira que Deck estaba en vena, con 13 puntos en los últimos 4 minutos de partido (¡!), que Musa es un puñal y Hezonja había dejado destellos de calidad… Bla, bla, bla. A lo clásico, balón a Llull, 13 segundos botando y triple sin ventaja, con la mano del pívot en la cara. Desconozco si se trata de una elección táctica consciente del entrenador o si tiene que ver con la ascendencia del jugador en el vestuario. Sea como fuere, es un problema, un hándicap que condiciona los finales apretados de partido desde hace varios años.

Problema de jerarquías

Y hoy hago hincapié en los finales porque ha cantado especialmente, pero el problema de asiganción de jerarquías no se circunscribe solo al último ataque. Sirva otro dato para ilustrarlo: entre Musa y Hezonja lanzaron menos a canasta (5/9) que Llull solito (2/10). Parece un deja vu…

Cambiando ya de tema, el Madrid mereció perder el encuentro de calle, siempre a remolque en el marcador, blando atrás y espeso en ataque. Se nota que los locales se jugaban más, que necesitaban una victoria moral en casa tras un arranque de curso discreto, y jugaron más intensos y concentrados en líneas generales. El resultado en sí me preocupa poco, el tipo de derrota con la que cuentas cuando miras el calendario. De hecho, que tras semejante despropósito de partido, 17 puntos abajo a 7 minutos por jugar, los blancos tuviesen posesión para ganar habla bien del carácter competitivo del equipo y bastante regular de la solidez y oficio de este Barca, pero que cada uno barra su parcela.

Jasikevicius, eso sí, encontró la tecla con Satoransky al poste y logró desactivar esta vez a Tavares que, todo sea dicho, sufrió un arbitraje caserete. Del vaso medio lleno podemos quedarnos con Deck, soldado universal, que se crece según sube la exigencia del duelo, y los destellazos de Cornelie, que eligió plaza grande para firmar su mejor encuentro de blanco hasta la fecha. Necesitaremos paciencia con él, que está verde en la élite, pero tiene madera para convertirse en un ala-pívot tirador reserva de quilates para la rotación.

¿Hasta cuándo nos durará Musa?

Las fugas a la NBA de los últimos años han dejado un poso de pesimismo preventivo en la afición blanca, mejor no ilusionarse mucho si un jugador joven sale bueno. Se da por sentado que se lo llevarán allende el mar, y empiezo a escuchar ese murmullo con Dzanan Musa, sensación del equipo en el arranque de curso. Y mira, no, relajemos un poco el esfínter, cada caso tiene sus matices y encontramos ejemplos en ambos sentidos. El más cercano Yabusele, que llegó a Madrid con 25 años y contrato por una sola temporada, con vistas a regresar a EEUU, y ahí le tenéis, asentado en la capital y renovado hasta 2025.

Se me ocurren varios factores que condicionan la probabilidad de fuga de un jugador a la NBA.

1.- Cuando ya ha estado previamente en EEUU y se ha vuelto con el rabo entre las piernas se le pasa el gusanillo de probarse y de probarlo. Hay otros factores para volver, principalmente el económico (pregunten a Chacho), pero ya menos probables. Por suerte, la práctica totalidad de la columna vertebral del roster blanco está de vuelta de la NBA: Deck, Poirier, Tavares, Hezona, Yabusele y el propio Musa. Esto cuenta el bosnio de su tiempo allí: “No jugué en mi posición, mi rol era tipo 3&D, estar quieto en la esquina y defender, y ese no es mi juego. Tenía que adaptarme y no lo hice, no me gusta culpar a los demás de mis fracasos”. Parece tener claro que su juego requiere del balón en sus manos en ataque, un rol que las franquicias reservan a la estrella o dos estrellas de cada equipo, no a un europeo de segundas nupcias que ya pasó por la liga sin pena ni gloria. Un eventual regreso a la NBA sería picando piedra en un rol secundario de 3&D y salario acorde.

2.- Hay un factor cultural: el jugador europeo tiene por definición mucha menos presión social por jugar en la NBA que por ejemplo el argentino o de otro país random, puesto que en Europa hay competiciones locales y supranacionales de mayor nivel y presupuestos. No deja de ser la segunda división mundial y quedarse no se percibe como un fracaso.

3.- Hay también una cuestión de edad. Musa terminará esta temporada con 24 años: puede parecernos un pipiolo, y lo es, pero no necesariamente a ojos de las franquicias americanas. A esas no les gusta la sopita recalentá, no buscan jugadores FIBA más o menos consagrados sino prospects bien tiernitos, elegirlos en el draft en cuanto cumplen la edad mínima (19) y terminar de formarlos allí. Si hace falta, a caballo entre la NBA y la G-League (miren Garuba). ¿Cuántos jugadores europeos ‘consagrados’ en sus ventitantos conocéis que se hayan ido recientemente a la NBA? Este verano solo se me ocurre Fontecchio (26) a Utah, la excepción que confirma la regla.

4.- Incluyo un último punto un poco más subjetivo, relacionado con la trayectoria y el carácter. Los jugadores a la edad de Musa suelen tener la cabeza llena de pájaros, pero a él ya le ha tocado comer bastante mierda en su carrera (Brooklyn + Efes). Sabe lo que cuesta llegar arriba y lo valora, lo repite cada vez que tiene un micro delante. Por eso cuesta imaginarle subiéndose al primer tren NBA que pase por delante, en plan Campazzo. En la entrevista que le hizo Alex Madrid en Eurohoops se muestra humilde pero sin falsa modestia, confiado pero sin arrogancia. Maduro, vaya. Ah, y un detalle. El periodista le pidió varias fotos para ilustrar la entrevista, una de ellas la típica en el centro de la pista de entrenamiento, sobre el escudo del club. Musa solo aceptó si se ponía detrás, a costa de complicar el plano, pero en ningún caso pisar el escudo. Sea por respeto o por superstición, es el tipo de detalles que uno aprecia como aficionado, que aunque seamos de la «segunda división» tenemos también nuestro corazoncito.

Implosión en Goya: el Madrid fulmina a Laso a cuenta de su salud

Escribo estas líneas aún en estado de shock y negación, totalmente superado ante la magnitud de una noticia inesperada y de enorme calado. De Goya hemos visto marchar en la última década a catacracks como Doncic, Mirotic, Chacho o Campazzo, pero se ha seguido ganando porque había un proyecto, y el eje que lo vertebraba no vestía de corto sino de corbata y se llama Pablo Laso. Bien, pues este mediodía ha sido despedido.

Tal cual y sin paños calientes, a la calle, después de ganar este curso ACB y Supercopa y llegar a la final de la Euroliga. Haciendo balance, le contemplan 11 temporadas y 22 títulos, el entrenador más longevo y laureado de la era moderna de la sección. Ahora nos detendremos en el fondo, pero de entrada las formas son un disparate, una implosión incomprensible. El Madrid, que tanta paciencia y mano izquierda muestra con la recta final de las leyendas (Felipe, Carroll, Llull, Rudy… hasta Causeur), prescinde de un portazo y de la peor de las formas de la leyenda en activo más importante de la sección.

El máximo responsable, Juan Carlos Sánchez, se lo ha comunicado este mediodía en una reunión en Valdebebas a José Ortiz, representante del técnico. A Laso le quedaba un año de contrato y, según Sánchez Blas, a estas horas no hay acuerdo para el finiquito. La pregunta que os estaréis haciendo es: ¿cómo hemos llegado hasta aquí?

Hace un mes, 5 de junio, Laso sufrió un evento cardiaco y fue hospitalizado. La versión oficial es que se trató de un infarto de miocardio, pero 48 horas después de un infarto no sales del hospital conduciendo tu propio coche como hizo Laso. Momento que, además, se molestó en inmortalizar en redes sociales, en las que no se prodiga demasiado. O fue una temeridad o el diagnóstico que se comunicó no fue exacto sino un poco exagerado, o un poco de ambas. Chus Mateo se hizo cargo del equipo el resto de los playoffs, y con nota, pero Laso dirigió ya algún entrenamiento antes de que terminara el curso. Como para marcar territorio. También se dejó caer por Goya en el cuarto y último partido de la final. Parecía que la cosa había quedado en susto y que retomaría las riendas para el nuevo curso a la vuelta del verano, back to normal.

Cruce de informaciones

Pues no, nada más lejos de la realidad. En los últimos días ha venido circulando por los mentideros el rumor de que Juan Carlos Sánchez intentaba arrinconar a Laso aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid. A mí me llegó la semana pasada y lo desestimé al considerarlo inverosímil. Pero era cierto y ha salido a flote esta mañana con un lamentable cruce de informaciones entre las partes a través de periodistas afines.

El Español levantaba la liebre publicando, aparentemente al dictado del director de la sección, que el club aparta a Laso por precaución médica y que, como acto de buena fe, se le ofrece hasta un año sabático con salario completo. Se hace un desafortunado paralelismo con Pinedo y se dan detalles médicos cuya publicación debe estar al límite de la legalidad: «Cateterismo por la obstrucción de una arteria y otra arteria obstruida al 50%».

Marca respondía poco después con una versión distinta, al dictado aparentemente del entorno Laso, muy crítica con el director de la sección. Se explica que el técnico se encuentra «perfectamente» y que la cosa «no fue tan grave». Conviene en este punto recordar que un infarto no es como un cáncer, que te apagas poco a poco. Puedes encontrarte «perfectamente» tras un infarto hasta que te da otro, aún más grave, y te quedas en el sitio. Ahora bien, cuesta imaginar que Laso no lo sepa o sea un inconsciente que, casado y con tres hijos, antepone su riña con JCS a su propia salud.

Por cierto, que una vez abierta la veda esta mañana han volado cuchillos. Marca explica que «el doctor Miguel Ángel López ha sido despedido argumentando negligencia, el club le quería imponer que firmara la baja laboral del técnico y él se negó». La versión ‘del club’ es distinta: los médicos de Sanitas que trataron a Laso le desaconsejaron entrenar durante un año, y es el médico de la sección y amigo personal de Laso (ahora despedido) quien le da el ok a que vuelva a entrenar.

Guerra soterrada

El despido de Laso se enmarca en la confrontación soterrada que mantenían desde hace años Laso y JC Sánchez y que solo había hecho que recrudecerse de un tiempo a esta parte. Entre las fricciones recientes conocidas están la gestión de la crisis Thompkins-Heurtel y las desavenencias en la política de fichajes. Por ejemplo, Laprovittola y Heurtel fueron apuestas de la dirección contra criterio de Laso, mientras que la continuidad de Taylor este temporada fue una imposición del técnico contra criterio de Sánchez. Y así todo.

Cuando la riña se enquistaba intervenía el presidente a poner orden, como en el patio de un colegio. Últimamente venía dando la razón a Laso, confirmándole en el cargo en la crisis de resultados mediado este curso, dando marcha atrás en el despido fulminante de Trey y Heurtel o autorizando el fichaje de Chacho, al que JCS vetó personalmente en 2019. Sin embargo, en la batalla definitiva el presidente parece haberse decantado por el director de la sección. Porque, no seamos ingenuos, el responsable último y el que da luz verde al despido de Laso se llama Florentino Pérez. Un ministro de Defensa no declara la guerra sin el visto bueno del presidente…

¿Cuánto hay de preocupación genuina por la salud de Laso en la decisión del club y cuánto de vendetta de JCS quitándose de en medio a un rival por el poder en la sección? Resulta difícil calibrarlo y tomar partido sin acceso a los informes médicos. ¿Creéis que Florentino autorizaría una decisión de semejante calado sin un motivo que considere de peso? Desde luego el club se ha mantenido firme, no ha dado al entrenador la opción de seguir en su puesto la próxima temporada. Laso, por su parte, se ha negado a dar un paso a un lado, es decir, a aceptar el año sabático o la degradación de «un puesto en el organigrama».

Independientemente del verdadero estado de salud de Laso y de si la decisión del club está justificada, resultan indefendibles las formas, un auténtico tiro al pie incomprensible para el aficionado.

1.-Filtras información a un medio afin, incluidos detalles de informes médicos, para justificarte y llevar la iniciativa. Das a entender que el club ha sido generoso (año sabático pagado) pero Laso está ofuscado y no queda otra salida

2.-Informas de la salida de uno de los mejores entrenadores de la historia de la sección (sino el mejor) con un comunicado oficial autoexculpatorio pero sin una sola palabra de agradecimiento o reconocimiento

3.- Actualizas en menos de una hora la web oficial para eliminar su ficha del roster, cuando tardaste nueve meses en retirar la de Carroll

Mal Florentino. Aunque JCS sea el director de la sección, no puedes dejar en sus manos la gestión de un tema tan delicado, tienes que involucrarse personalmente, como hizo con el fichaje de Rudy o la gestión de la salida de Campazzo. Hay que ir a casa del técnico, hablar con él y calmarle, para que acepte como sea una solución puente. El resultado de dejarlo en manos de JCS ha sido un desastre institucional y en cuanto a imagen del club. Cerrar de la peor manera posible y con un sabor de boca amargo el mejor ciclo de la sección en medio siglo. No es digno y merece una explicación.

El harakiri del Barça por pánico a ver a Heurtel de blanco

¿Recordáis cuando Laso decidió que Tomic no encajaba en su proyecto, que necesitaba otro tipo de pívot, y el croata acabó cogiendo el puente aéreo? El Madrid sabía que el jugador bien podía recalar en el Barça, donde Xavi Pascual suspiraba por sus huesos, pero no tuvo mayor problema en pagar el pequeño finiquito que correspondía, el derivado de no ejercer la cláusula para renovarlo. Sencillamente el club blanco estaba convencido de su proyecto, de la propuesta de juego de su entrenador, y le dio igual adonde fuese Tomic al salir de la capital.

Bien, pues con algunos matices, la historia se repite hoy en sentido contrario pero con muy distinto desarrollo, con Heurtel de protagonista, al que Saras ha dejado claro durante meses que no encaja. Una situación que está enseñando toditas las costuras y complejos de la sección azulgrana, empezando por Nacho Rodríguez, su director deportivo, uno de los personajes más ruines y maleducados del basket continental. Igual se encara con el banquillo rival en plan pandillero (Tenerife) que insulta a los árbitros desde el palco a lo Jesús Gil.

Pero esta vez se ha superado a sí mismo, bajando del bus del equipo al jugador, camino del aeropuerto, y dejándolo tirado a medianoche en Estambul, en puertas de nochebuena y en plena pandemia, al enterarse de que Madrid y no Fenerbahce podría ser su destino una vez se desvincule. Los ‘capitanes’ del equipo, Oriola, Hanga y Mirotic, consintieron en silencio. Igual que Jasikevicius, aquel héroe sindical, encumbrado por critica y publico hace tres años por su sensibilidad con los empleados cuando explicó un permiso de paternidad de Lima.

Este incidente del veto a Heurtel en el avión del equipo cruza casi todas las normas del decoro, quema cualquier tipo de puente y bien puede tener repercusiones legales. Los sindicatos de jugadores tanto de Euroliga como de ACB ya han puesto el grito en el cielo y estudian el caso. Puesto en perspectiva, creo que es uno de los episodios más vergonzantes y esperpénticos que recuerdo desde que sigo baloncesto, que deja la reputación del Barça en Europa, a la altura del PAO de Giannakopoulos, aquel que hizo regresar a su plantilla en autobús desde Estambul enrrabietado por dos derrotas en una serie de cuartos.

300.000 euros mensuales

Pero volvamos al basket, al paralelismo con Tomic, porque si algo trasluce la rabieta del Barça, además de complejo de inferioridad, poca clase y mucha fobia, es desconfianza hacia el proyecto de su cacareado coach. Si la directiva creyese de veras en Saras, en su propuesta de juego, no tendría mayor reparo en pagar la indemnización por despido acordada para rescindir a un jugador que no encaja. Y dado el caso, que se marche al destino que le plazca: Fenerbahce, Madrid, Valencia… ¿qué más da? Como si no fuesen todos rivales

El problema es que en su fuero interno la directiva azulgrana sabe que Heurtel es un jugadorazo, no en vano, responsable bastante directo de la poca gloria que ha conocido la sección en el último lustro. Por eso tienen pánico al escarmiento público que supondría verle triunfar de blanco. Son conscientes de que cambiarle por una mediocridad como Westermann es un retroceso y que Jasikevicius sencillamente ha patinado no sabiendo integrar al francés en su proyecto, al menos hasta que expire su contrato.

No sé cómo acabará la historia, seguramente en tribunales, pero mi apuesta es que a botepronto Nacho Rodríguez va a poner a Heurtel a entrenar en solitario o en el filial como castigo, hasta final de curso o hasta que acepte irse casi gratis, renunciando a cualquier compensación por despido, como ya se hizo en su día con Tyrese Rice. Sería el colofón, un club medio arruinado como está el Barça, tirando 300.000 euros mensuales brutos por el desagüe por miedo a que un exjugador triunfe en el eterno rival. Un harakiri de libro de texto.

Feliz navidad.