El guión parece un calco inverso del batacazo del Madrid de fútbol este curso. No ha terminado aún la primera vuelta de la ACB y la fase regular es un paseo militar. Balance 15-1 y cuatro victorias de distancia al segundo clasificado, el Barca, que cayó con claridad en casa con Unicaja, abortando el enésimo conato de recuperación, pinchazo que coincide sospechosamente con el regreso a la convocatoria de Rakim Sanders… Segundo clasificado es también Fuenlabrada, que se llevó un agua de Goya (+28), el mismo que Jimki el viernes (+17), en Moscú para más inri.
Está el Madrid en ese plan, y son ya 12 seguidas, con el piloto automático y los secundarios cada vez más crecidos. Corren ríos de tinta sobre Doncic, sus flirteos con el triple doble y los pronósticos del draft, y pasamos por alto a veces batallas paralelas dignas de mención, como las exhibiciones de baloncesto que está regalando en los primeros cuartos ese heterodoxo quinteto que se ha inventado Laso, con Campazzo, guardaespaldas Causeur, Yusta, Thompkins y Tavares. Cinco reservas ejerciendo de titulares, defendiendo como perros y buscando como artesanos las situaciones de ventaja en ataque estático, que con esos cinco tampoco son necesariamente tantas.
Costó 45.000 dólares
Capital en ese quinteto, construido desde la retaguardia, es el Gigante Verde. «Tavares resulta determinante, ocupa mucho espacio y mejora nuestra defensa», dice Laso del caboverdiano, que cierra la semana con números estelares, 50 de valoración en dos partidos.
Admitámoslo, ni en el más optimista de los escenarios imaginábamos semejante rendimiento a corto plazo, cuando hace sólo dos meses compartía con Pasecniks y Pustovy terna de futuribles para suplir las bajas de Ayón y Kuzmic. El de Granca sigue estancadísimo y el ucraniano se está deshaciendo cual azucarillo según avanza el curso, además, ambos requerían un desembolso de seis cifras en concepto de transfer.
Y entonces sonó la flauta, que es como muchas veces se escribe la historia, y Tavares se puso a tiro por la simbólica cifra de 45.000 dólares. Ha entendido su rol y lo aplica con machacona sencillez, sin extralimitarse, que con 221cms no hace falta. Rebote en ataque -> sacar el balón afuera, a los artistas. Bloqueo en cabecera -> buscar el melón en la continuación. Y así sucesivamente.
Tavares está formando un tándem curiosón con Thompkins, menos certero por fuera que de costumbre (2/15 triples en los últimos 4 partidos ACB), pero jugando mejor sin balón desde hace semanas, usando su corpulencia para ganar la zona y generarse posiciones cerca del aro (5/6 a Fuenla). Al fin y al cabo, no es más atlético pero sí más corpulento que la mayoría de sus pares en Europa.
El que sí anda de dulce desde el arco es Rudy (9/11 esta semana), aunque este curso más que novedad es ya tendencia, que acumula un soberbio 51 de 103 triples entre las dos competiciones. No hay casualidades, ahí se notan las sesiones de práctica de tiro este verano sin selección, que ni en su etapa vellocino de oro las enchufaba así. Si el físico le respeta, aunque sea en esta versión ya de por sí mermada, puede echar una mano otro año y por ejemplo retirarse en 2019 con Felipe…
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