Mediados de julio y el Madrid tiene ya los deberes hechos y, a tenor del resultado, podemos hablar de otro verano de buen tino desde los despachos. La consigna ha sido la continuidad, pues este grupo mostró en la recta final del pasado curso que con el regreso de Rudy y una vez recuperado el tono físico, tras meses a matacaballo por aquello de no tener pretemporada, sigue siendo uno de los rivales a batir en Europa. El único cambio en el juego exterior, la marcha de Chacho, es lógicamente una pérdida sensible, si bien deja mucha pasta en caja y de los cuatro baluartes de la plantilla (los Sergios, Rudy y Ayón) era la baja menos dramática. Lo era porque sigue Llull y porque Luka Doncic, no olvidemos, el mejor joven de Europa, se estaba dando ya con la cabeza en el techo en ese rol de tercer base.
Tenemos que disfrutarle antes de que se marche a la NBA en 2018. Como complemento tiene mucho sentido repescar a Draper, asequible, comunitario, apreciado por la plantilla, buen defensor y tras una destacada campaña en Krasnodar. Igual que tiene sentido ejercer la cláusula de renovación de Campazzo, aunque vaya a seguir por ahora cedido en Murcia, para no perder unos derechos cuyo valor apunta al alza, regrese o no algún día a Madrid.
En el juego exterior, dos renovaciones, las de Jeffery Taylor y Maciulis, que quizá no son los activos más sexy del plantel, pero que aportan piernas atrás y experiencia, respectivamente, necesarias para equilibrar un grupo sobrado de puntos. No me olvido de la ampliación de contrato de Carroll, que firmó la pasada quizá su mejor temporada de blanco y que salvo sorpresa se retirará en Madrid.
Y dejo lo mejor para el final, el juego interior, quizá el más lustroso de la historia de la sección: Chapu, Thompkins, Randolph, Ayón, Hunter y Felipe. Lógicamente la pareja titular Sabonis-Arlauckas es insuperable pero, si contamos a todos los interiores de la plantilla, uno por uno, la suma de talento de este año me parece al menos al nivel. Resumiendo, cambiamos a Lima, cedido a Murcia, por Randolph y al infrautilizado Willy por Hunter, muy del perfil Laso, al que el club seguía los pasos desde hacía un par de veranos. El único ‘pero’ a priori sería la escasez de centímetros en el puesto de cinco, sin ningún jugador por encima de 2,10m y con los dos metros pelados de Felipe y Hunter.
Ahora está por ver el uso que dé Laso a semejante Ferrari, especialmente al fichaje estrella, Anthony Randolph, de los mejores agentes libres de la Euroliga este verano y con el que Herreros llevaba largo tiempo encaprichado. Defiende más que Thompkins, renovado por dos años, pero en ataque se parecen bastante, versátiles, igual pueden anotar de fuera que poner el balón en el suelo y ocasionalmente postear. En otras palabras, no es un definidor tras pickandroll, sino que necesita balón para crear y ya sabemos cuánto le cuesta a Laso crear sistemas para que reciban los pívots. El drama del verano, la renovación de Ayón, concluyó con final feliz, el triunfo del sentido común. Ningún equipo necesita al mexicano tanto como el Madrid y en ningún otro destino lucirían sus cualidades como en nuestro peculiar sistema.
Volvemos a tener 3 pasaportes extracomunitarios, al menos hasta que Ayón se saque la doble nacionalidad, que parece ya la obra del Escorial y mejor no echar cuentas con ella. En todo caso, dado el calendario del curso, con ese todos contra todos de la Euroliga, no sobra nadie. Menos aún en el juego interior, con Felipe y Chapu en 36 primaveras por cabeza. Al fin y al cabo, la prioridad es la Euroliga y en esa podrán jugar todos.
Cuando se analiza el éxito o fracaso de los equipos lo más recurrente es hablar de jugadores y entrenador, pero en el éxito del Madrid en los últimos años tiene mucho que ver la gestión directiva, que tanto criticásemos aquí en su día y por tanto de ley reconocer ahora. Hace ya varios veranos que todos los movimientos se gestan con tiempo, para evitar la escasez y sobreprecio de la puja veraniega, para cerrar a los agentes libres antes de que comience la puja: la renovación de Ayón se negoció desde la Copa y con Hunter y Randolph había principios de acuerdo en primavera. En el caso de Chacho, que se marchó sin preaviso con esa súbita oferta de los 76ers, el club apenas tardó 48 horas en cerrar la incorporación de Draper. Hay muchas variables que no se pueden controlar desde los despachos, pero los ingredientes son de primera, dan como para ilusionar. Además, miro hacia la ciudad Condal, rival directo en todas las competiciones, sin un solo base a 18 de julio, con Abrines rumbo a Oklahoma y que acaba de pagar 2 millonacos de transfer por Claver, y pongo aún más en valor el trabajo de los directivos blancos.
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