Se marcha Chacho. Es un palo por el hueco que deja en la plantilla, irremplazable en Euroliga, pero también y sobre todo porque se va la quintaesencia en pista del Lasismo. Ha sido parte pivotal de un estilo que no ha traído y sigue trayendo resultados, además de una identidad a la sección y una masa social estable. Quizá no lo entendemos aún, sin la perspectiva del tiempo, pero se va uno de los más grandes que han vestido de blanco. Sus minutos en los segundos cuartos de Euroliga, «con la vaquilla ya medio toreada», como solía decir Turpin, son del mejor basket de un jugador del Madrid que recuerdo.
Nos queda solo la esperanza de que no cuaje allende el mar y se acuerde del Madrid a su regreso. Se marcha tras haber perjurado publicamente hace pocos días su fidelidad al club y felicidad en la ciudad. Pero todo cambia rápido cuando hay una liga, la NBA, con una capacidad económica tan infinitamente superior desde el nuevo contrato de tv. Atan a los perros con longaniza y, entre las estrellas Euroliga, el que más y el que menos se plantea si no estará haciendo el primo al ver por ejemplo a Fournier firmar 17 millones anuales. Chacho se va para perder 60 partidos por temporada, para disponer de los minutos de que no dispuso en su anterior etapa pero ante todo por 8 millones anuales. No somos quién para recriminárselo, más bien debe ser un recordatorio de la demostración de madridismo que supone la permanencia de Llull.
Pero la vida sigue y, de entre la columna vertebral de la plantilla, Chacho es probablemente el que mejor recambio tiene, ni más ni menos que el joven más prometedor de Europa, Luka Doncic. Ha llegado su momento. La dirección deportiva planteaba este curso que jugase más minutos de 2-3, porque puede y porque con los dos Sergios por delante se daba cabezazos con el techo, pero la salida de Chacho debe cambiar ese planteamiento. Doncic puede jugar de 1-2-3 con solvencia, pero no olvidemos que la mayoría de su corta carrera se ha desenvuelto como base, que es lo que ahora necesita la plantilla. Como el club no se plantea en principio repescar a Facu Campazzo, principalmente por tema de pasaportes, es previsible que se fiche otro base. Personalmente abogaría por un perfil defensivo, solvente, experimentado, defensivo, comunitario y no demasiado caro, en otras palabras, Draper o Markovic. Siempre como tercer base, Luka necesita minutos.
También ayer supimos que el Madrid está en «conversaciones avanzadas» para el fichaje de Anthony Randolph. Medio continente se hizo eco del que sería uno de los bombazos del verano, no en vano Randolph fue una de las sensaciones de la pasada Euroliga, lideró al modesto Lokomotiv a su primera F4. La fuente original de la noticia es el diario ruso Izvestia, en concreto un antiguo compañero, Timur, al que según me cuenta le llegó el chivatazo del Lokomotiv, no del agente. Me asegura que no está hecho, pero que efectivamente se trabaja en la incorporación. De concretarse, suponemos que llegaría por Thompkins, que bien se había ganado la continuidad, pero claro, si existe la posibilidad de incorporar a un jugador de igual talento pero aún más completo, ¿por qué no intentarlo al menos? Dado el caso, coah L tendría trabajo acoplando tantos gallos en un solo corral, pero a la vez el Madrid configuraría una plantilla de campanillas, quizá la mejor de Europa para el próximo curso, con permiso de CSKA que ha incorporado a Augustine. Me consta además que el club blanco aún no ha tirado del todo la toalla por Claver (por eso no se ha decidido nada sobre Taylor), espera que Valencia acceda finalmente a negociar un precio de mercado razonable. El jugador no pierde la esperanza, tiene el apoyo en bloque del núcleo duro del vestuario.
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