Vergüenza ajena

Hacia bastante que no la sentía con el Madrid, quizá desde las palizas en Euroliga del curso pasado a estas alturas, arrastrando la vitola de vigente campeón, claro que entonces cabían las excusas de las bajas y la falta de pretemporada. Al final el marcador en el Palau no fue tan abultado, pero las sensaciones sí. Son derrotas que, sin costar ningún título, erosionan el prestigio ante el aficionado irregular y la moral de la tropa. El calendario es largo y la liga regular ACB no motiva, eso se entiende, pero hay muchos domingos para viajar de turismo por la geografía española como para hacerlo precisamente en la visita al rival directo en todas las competiciones, que se presentaba además con cinco bajas. Era una oportunidad para dejar la liga regular vista para sentencia y cortar de raíz la línea ascendente del Barca. Pero resultó exactamente lo contrario, un balón de oxígeno y confianza para el rival y un bache en ciernes del Madrid, si pierde esta semana en Moscú como es de esperar. Cambia el momentum.
Se repitieron los errores habituales, la relajación atrás en los arranques de partido, pero faltaron esta vez las virtudes para compensarlos. Porque, claro, este Barca tendrá sus limitaciones, y no me refiero solo a las lesiones, pero en el Palau, en un derbi y con un Barztokas en la banda, tampoco te puede coger por sorpresa que muerdan como lobos, liderados encima por dos jugadores con especial tiña al Madrid. Uno Rice, que se gustó en las postrimerías con alguna jugada chulesca (si lo llega a hacer Rudy…). Y Tomic, descomunal el roto del croata (val33), el segundo repaso a Ayón en dos partidos este curso. Lo mismo no le sobraba al mexicano alguna jornada ACB en la nevera, como toque de atención, y de paso tratar de meter a Thompkins en dinámica.
En realidad no funcionó nada, uno de esos derbis en que a Laso le comen la tostada y se pasa 40 minutos tomando decisiones a remolque. Llull, Randolph y Doncic firmaron sus peores actuaciones de la temporada, desacertados y por momentos superados por las circunstancias. No alcanzaron ni a abrir el paraguas cuando más llovía, cuando a Perperoglu le entraban tiros que no suelen y la distancia se disparaba ya en doble dígito. Fueron los dos últimos activos de la rotación, Chapu y Draper, los únicos que echaron arrestos para, si no ganar, caer al menos con alguna dignidad. La frase de Nocioni en el descanso me sirve como epíteto: «El Barca quiere el partido, nosotros no». No hay más preguntas.

Así llega el Madrid al primer puerto

Con los deberes hechos (balance 9-1 entre Euroliga y ACB) encara el Madrid la primera rampa seria del calendario, Barcelona y Moscú seguidos y a domicilio. Ayer en el Palacio me di un paseo en el descanso y una palabra se repetía en casi todos los corrillos que crucé: «Chesca». Estaba a esas horas CSKA apalizando a Olympiakos en Atenas. La cosa se apretó al final pero igual ganaron los rusos con relativa suficiencia, reafirmando por si quedaban dudas su condición de rival a batir en Europa.

Fenerbahce, el otro candidato claro junto al Madrid, tendrá opciones porque juega la F4 en casa, pero se gastó toda la guita en verano en renovar a la pareja interior y se le ha quedado un banquillo de andar por casa. Acabamos de empezar y Udoh promedia ya 32 minutos, cayeron el miércoles en casa ante uno de los rivales más flojitos de la competición, el Unics. Barcelona en cambio está recomponiendo filas, con step-ahead de Vezenkov, el liderazgo de Rice y la regularidad de un rejuvenecido Oleson, al que el club trató de empaquetar en verano como a un disco viejo.

El Madrid cumplió sin alardes ante un Galatasaray más contestón de lo que suponíamos, con ese balance de 0-4. Ya nos hemos acostumbrado al dejarse llevar del equipo en las primeras partes, dos abajo y 47 puntos encajados, un lujo que más vale corregir en Moscú si no queremos regresar otro año más con un saco. El descarte ayer de Draper se tradujo por efecto dominó en una minutada de Rudy (31), que enganchó una racha de tiro en la segunda parte y se mostró más participativo que en compromisos recientes, con 6 asistencias y 4 faltas recibidas. Aunque la racha buena fue la de Llull, 11 puntos en los últimos tres minutos del tercer cuarto.

Thompkins jugó un sólido segundo cuarto, recuperando parte de la confianza perdida en este arranque de curso complicado, con pocos minutos y menos partidos por la presencia de Randolph. Un Randolph que, no sé si se notó por la tv, pero jugó toda la segunda parte con el gesto torcido, desconozco el motivo. No es que sea tipo de regalar sonrisas en plan Carroll, pero su cara de mohíno no pasó desapercibida ni a grada ni a compañeros, que trataron de animarle. Si la causa era ansia de mayor protagonismo ofensivo, desde luego no hizo un Cristiano, sino que defendió y reboteó como el primero, 10 capturas y algún tapón más del que le concedió la estadística oficial. Nadie dijo que fuese un carácter fácil, pero es el mejor cuatro de la competición, le queremos tal y como es.

Cura de humildad

Y de repente, tras varias semanas de ver crecer al equipo y empezar a creérnoslo, viene Baskonia y baja al Madrid de la nube de un guantazo, el tipo de derrota como local con la que en principio no cuentas al mirar el calendario, pero bien merecida en la cancha. Especialmente con una primera mitad horrenda, sin el más mínimo rigor defensivo, consintiendo 11/12 tiros de dos en el primer cuarto, bajo el aro en su mayoría. Tampoco es ya nuevo lo de salir relajaditos, dejar escaparse al rival para luego alcanzarle, contando con que 40 minutos son molto longo en el Palacio. Enjuagaron los blancos una desventaja de 17 y hasta 8 arriba se llegaron a poner en el último cuarto (81-73), pero la recta final fue un despropósito, repleta de fallos de los jugadores (en ambos aros) y con una discreta gestión de Laso, que mareó a los interiores con un innecesario carrusel de sustituciones y sentó a Doncic cuando estaba en vena. El muchacho fue el mejor del equipo (val. 24), a lo que nos deberíamos ir ya acostumbrando, el primero el coach, que no se atrevió a darle el timón en el desenlace (como sí hacía con Chacho), pese a ser el más clarividente de la noche con el balón en las manos, especialmente con Llull cenizo

Tres jugadores se encuentran más fuera de la rotación que dentro cuando empiezan las primeras rampas, y el problema es que dos de ellos comparten puesto, Maciulis y Taylor. El tercero es Thompkins, que está donde estaba el curso pasado a estas alturas, es decir, sin confianza ni propia ni del técnico, pero con el añadido de un Randolph por delante en la rotación. La temporada es larga y aún puede reengancharse para aportar, como demostró en mayo-junio, pero necesita como agua de mayo tiempo en pista en ACB para coger confianza, es difícil entrar en dinámica jugando 10 minutos por semana ante vitorinos Euroliga.

Ni nos acordaríamos de estos tres si Llull siguiese tocado por los ángeles, compensando desajustes colectivos de asistencia en triplazo. Pero ha perdido el karma de repente, lleva 17 triples fallados de forma consecutiva y ese desacierto al final afecta a su confianza en la dirección y a las decisiones con el balón en las manos, evidente en la recta final ante Baskonia. Una cuestión de confianza pero también física, un dispendio esos 31 minutos que promedia en Euroliga ya a estas alturas de curso. Minutos que se echan de menos de otro de los jugadores franquicia, al menos según su nuevo salario, Ayón. No llegó ni a 15, pese a su buen rendimiento en ataque, con 16 puntos, tan resolutivo como de costumbre en las continuaciones, eso sí, tan blando atrás como desde que dio el pelotazo.

El otro llamado a tomar las riendas sería Rudy, del que sinceramente cada vez espero menos. Fue una velada europea a cara de perro en casa, con el público caliente y el marcador apretado, del tipo que antes le ponían cachondo, en las que sacaba su mejor versión, pero ni apareció, ya no por desacierto sino por omisión. 25 minutos de intrascendencia aburguesada, de tiritos de media y larga distancia dejándose caer, destellos de prima dona venida a menos. Una versión Corbacho de la que lamentablemente hace algún tiempo que venimos ya hablando, un declive proporcional a su creciente alergia a la zona. Tendrá días más lustrosos, claro, de hecho este curso ya los ha tenido, según le entren los lanzamientos a corriente alterna, pero no tira ni mucho menos tan bien como para marcar diferencias haciendo solo eso. De justificar salario ya ni hablamos.

Vuelve la navaja suiza

Las piezas van encajando en el puzzle de Laso y las victorias empiezan a caer como fruta madura, seis seguidas ya, si contamos la de Oklahoma, y que sin ser palizas de marcador sí dejan cierta sensación de suficiencia. La penúltima el domingo ante el contestón Murcia de Campazzo, convertido en un valioso activo del club en la recámara. 18pts y 14as en el Palacio, 20pts y 11as ayer en Múnich en Eurocup, y así todo… La jugada de renovarle en verano para mantener sus derechos fue una genialidad.

La prueba del algodón del buen comienzo de curso blanco era la visita a Maccabi, el equipo más reforzado de la Euroliga este verano, y que el Madrid pasa con solvencia. No hizo falta de ningún alarde individual, de hecho Llull se ausentó de su idilio con el aro marrando los 8 triples que lanzó (eso sí, repartió 11 asistencias) y el chaval Doncic enseñó su versión más sobria, no intentó ni un solo tiro de campo en 16 minutos en pista. Ahora bien, sus dos últimos actuaciones ACB, Valencia y Murcia, son para ilusionar, val 35 en 25 minutos y algunas delicatessen técnicas por el camino. Los títulos de mayor progresión, mejor sexto hombre y mejor joven de la temporada nunca tuvieron un dueño tan claro a alturas de la cuarta jornada.

Donde marca diferencias este Madrid es en la profundidad de banquillo y la variedad de recursos, aquello de la navaja suiza. Ayón, por ejemplo, muy solo en la pintura el curso pasado, se está dejando llevar en el comienzo de temporada, regulando esfuerzo, sobre todo atrás (o eso queremos pensar). En Israel firmó un señor primer cuarto, antes de ceder la batuta a Othello, el mejor en el segundo (val14 en 10mins), pero que apenas volvió a pista después, ni falta que hizo. Felipe, que al contrario de lo habitual jugó mejor de lo que dice la estadística, cortó con un 3+1 el arreón local tras el descanso. Rudy y Caroll lideraron la anotación en la segunda mitad (34 puntos entre ambos) y Randolph emergió como factor en la recta final. Su adaptación no está aún completa pero marcha más avanzada de lo que suponíamos a estas alturas, el equipo le busca en ataque de vez en cuando y él aporta en todos los rubros, por ejemplo el domingo colocó 4 tapones. Muchos nombres, que implican demasiados frentes abiertos para casi cualquier rival de Europa, a día de hoy, solo veo a CSKA a este nivel.

Amistoso pero histórico

«No sirve de nada, es un amistoso»… pero ¿y lo contento que se va uno a la cama? Un gustazo batir a un equipo playoff NBA y más de semejante forma: ante tu público, con 142 tantos, con minutos y puntos para todos. Robándole los titulares a Abrines, el de la peineta, que con dos triples y una falta provocada pareció sentenciar el duelo a falta de un minuto, después de que el Madrid remontase 22 puntos. Nos íbamos a quedar con la miel en los labios, pero ahí estaba Llull para joder las crónicas con acento azulgrana. Cerró el segundo y el tercer cuarto con triples y no iba a fallar cuando le llegó el balón para forzar la prórroga. Una más a su lista de mandarinas canastas sobre la bocina, otro póster para seguir cincelando su leyenda en el Madrid, y tiene solo 28 años. El general manager de los rockets estaba babeando por Twitter

La primera parte blanca fue para el olvido, pero el equipo está hoy mejor que el año pasado por estas fechas (lo cual no es muy difícil) y no estaba por la labor de encajar otra paliza tipo Boston, menos en el Palacio, así que se puso el mono de trabajo. El primero que creyó en la remontada fue Nocioni (16pts en 11mins), que ya sabemos de su alergia a la derrota y que enseñó los dientes justo antes del descanso, reduciendo la distancia a cifras decorosas. En un partido así, de ritmo alto y a 48 minutos (53 con la prórroga), es cuando luce especialmente el profundo plantillón que ha juntado el Madrid este curso. No se echó en falta al referente interior sobre el papel, Ayón, que sigue con sus pájaros en el arranque de curso, ni tampoco a Felipe, al que Laso tuvo el buen tino de limitar sus minutos. Las estadísticas lógicamente no son exportables a baloncesto FIBA, pero igual ayudan a algunos a tomar sensaciones.

Por ejemplo a Thompkins, al que prácticamente no habíamos visto en acción tras el verano pero parece en muy buena forma, pese a la incómoda situación de no poder jugar en ACB por cupos. Tomó el relevo de Chapu en la remontada, con 16 puntos solo en el tercer cuarto, qué buen ‘fichaje’ va a ser para el roster de Euroliga. Randolph mejoró las sensaciones de los dos partidos previos (12ts, 6rebs) y Doncic dirigió al equipo como un veterano, aunque sus números no luciesen. Con la producción de Caroll siempre se puede contar, se fue hasta 24, máximo anotador blanco. Aunque los protagonistas en la recta final fueron el ya mencionado Llull, y Othello, que ya fuese el mejor el viernes ante Unicaja.

Lo que no entiendo es cómo hemos podido vivir tanto tiempo sin Hunter. Oigo algunas comparaciones con Slaughter que no comparto. El desplazamiento lateral defensivo de Marcus no tiene igual en Europa, pero en el resto de facetas del juego Othello es igual o mejor, incluyendo rebote y desde luego ataque. No ha habido ningún interior en los 6 años ya de era Laso con un impacto tan inmediato. Ni Slaughter, que recordemos que el curso del triplete no iba ni convocado hasta enero, ni siquiera Ayón, que tardó algunos meses en encontrar el ritmo. Hunter lleva solo 5 partidos con la camiseta del Madrid, 2 oficiales, pero pareciera toda una vida. Y cuando un jugador está a gusto, siente la confianza del banquillo y el apoyo de la grada, entonces rompe moldes, como esa suspensión de 6 metros y después un triple que mete Othello en la prórroga a Thunder, porno duro. En dos años y 116 partidos oficiales con Olympiakos no enchufó ni un solo triple. Lo mejor siempre está por llegar.

Othello pone orden

AVISO IMPORTANTE: Por un problema técnico, el acceso a la web da error en https://karusito.com/, solo funciona si escribís la dirección completa, con las tres ‘w’ antes. Es decir: http://www.karusito.com/ Estoy tratando de solucionarlo, para que ambas direcciones funcionen, pero si tenéis la web en favoritos y el enlace sin las tres www, os recomiendo cambiarlo. Si tenéis amigos lectores del blog, avisadles también, quizá no puedan ni leer esto, pues su enlace habitual sea sin www.



Dicho lo cual, entremos en materia, en el debut ACB ante Unicaja, con festival ofensivo… pero también día de puertas abiertas en defensa, que se está convirtiendo en costumbre en este arranque de curso, ya pasó ante Fenerbahce en amistoso y Barca en la Supercopa. En ambos casos resulta especiamente sospechosa la dejadez atrás de uno que se caracteriza por precisamente lo contrario, Gustavo Ayón. Firmó ante Unicaja buenos números en ataque, el equipo le busca y él define bien (8/10tc), se benefició de la mayoría de las 9 asistencias de Llull. 


Sin embargo, esos números esconden una estadística sangrante, el -14 del equipo en sus minutos en pista, debido en gran parte a su pobre defensa a Musli, igual que a Tomic una semana atrás. Y por eso vio desde la banca el desenlace del encuentro, porque Othello Hunter sí fue un valladar atrás, duro en defensa, fuerte en rebote, definiendo bajo aro los balones que le llegaron (5/6). El balance del equipo fue de +25 en sus minutos en pista, las casualidades no existen, puso orden y compromiso en un encuentro que por momentos pareció de pretemporada, por la escasa intensidad. Pero a él los amistosos no le van, es un duro de pelar. Pese a un verano que suponemos incómodo, con la incertidumbre del pasaporte, llega físicamente como un toro al comienzo de temporada y confirma los mejores presagios de una adaptación instantánea al estilo de juego. Fue petición expresa de Laso, al César lo que es del César.

Un fichaje al que le va a costar bastante más adaptarse es Anthony Randolph, al que no pidió Laso sino que le gustaba a Herreros (… y a media Europa). Se le vio un poco desubicado ante los malagueños, además de desacertado de cara al aro (1/7). Tiene buena mano y enormes recursos, pero su valor es la versatilidad, no deberíamos esperar unos % de tiros de campo como los de Thompkins el año pasado. Sorpresa agradable fue la aportación de la pareja más gris de la plantilla, Maciulis y especialmente ayer Taylor, muy valiosos minutos en la recta final después de una pretemporada calamitosa. Sabemos por el curso pasado que no podemos esperar de él rendimiento regular, pero cuando tiene un partido así, correcto en ataque y evitando faltas innecesarias atrás, es un activo muy valioso, pues hay pocos atletas como él en Europa.

Lucieron Carroll y Felipe, que sumaron estadística como se les presupone. El primero con su perenne puntería y el segundo tirando de galones arbitrales en la competición nacional (7/7tl). Sin embargo, lo mejor del Madrid volvieron a ser los bases. Sigue sin echarse demasiado de menos a Chacho. Draper cumplió de nuevo y Doncic movió al equipo con acierto y seguridad en los minutos que le tocó dirigir. Con Llull sencillamente se me acaba la prosa. Firmó unos JJOO muy pobres, pero con él estábamos tranquilos, sabíamos que en cuanto volviese a vestir de blanco sería el jugador franquicia. Y así está siendo, dos encuentros oficiales, dos partidazos, parece haber dado un nuevo paso al frente con la marcha de Chacho. Van ya varios años subiendo sus prestaciones de un curso a otro.

Exactamente lo contrario que Rudy, que repitió las sensaciones dejadas ante el Barca, pero con peores números aún, así que igual que Ayón vio el desenlace de chándal. En dos encuentros oficiales se ha lanzado 16 triples, el recurso cómodo, y no ha forzado aún ni un tiro libre, que era la seña de identidad de aquella versión ‘vellocino de oro’. Tiene la salud, los galones y este año más tiempo de balón en sus manos, con la salida de Rodríguez. No hay excusas, no nos sirve este modo Corbacho.