17 de mayo de 2015, Europa vuelve a ser blanca. Estas son las líneas que llevo soñando escribir desde el día en que fundé este blog, hace más de ocho años. Lo primero, felicitaros a vosotros, familia madridista, en especial a los que con vuestros comentarios dais sentido a este humilde rincón. El camino a la Novena ha sido el eje de nuestras discusiones y charlas más o menos civilizadas, nuestro camino compartido, una odisea particular, y no de diez años como la de Ulises, sino de veinte, nada menos. Me acuerdo con gran emoción en esta noche del compañero caído, Dick Turpin, que seguro se estará bañando a estas horas en su Cibeles del cielo. Su carisma, inconformismo y afilado sentido crítico nos marcó el camino. La Novena va por tí.
Este título pone el broche al trabajo bien hecho en todos los rincones de la sección desde hace un lustro. Desde la cantera, olvidada hace una década y que, bajo la dirección de Alberto Angulo, reina hoy Europa en categoría sub-18, hasta los despachos, con Herreros y JCS, blanco habitual de las críticas, pero cuyos fichajes el pasado verano se han demostrado acertados y determinantes en los partidos que deciden la temporada. Por supuesto, la afición que puebla las gradas, hoy populosa y bien organizada (mención especial a Berserkers), y que, no olvidemos, agonizaba en la última etapa en el Saporta, años en que esta Novena parecía más lejos que nunca.
Una parte importante de este trofeo pertenece también a Pablo Laso, cuyo trabajo y aportación no sobra poner en perspectiva en un día como hoy. Recibió palos antes siquiera de dirigir su primer entrenamiento (por su exiguo currículum), pero ha dotado al Madrid de un estilo de juego atractivo, identificable y competitivo, además de abrazar el talento de los cuatro jugadores nacionales que (pese a su mediocre actuación en la F4) han sido y son el corazón de esta plantilla: Reyes, Rudy y los Sergios.
Felipe tiene por fin la Euroliga que su trayectoria sin duda merece, no solo por lo más reciente, su nivelazo en el último par de temporadas, sino porque, echando la vista atrás, fue quién más contribuyó a mantener a flote el orgullo de la sección en los años de sequía de Vistalegre. Su aportación en esta F4 ha sido paupérrima (valoración -8 entre los dos partidos), pero su regularidad e infatigable afán de superación lideraron el camino hasta Madrid. Los otros tres, los Sergios y Rudy, son un lujo para la sección, nuestro billete de lotería premiado. El hecho de que acabasen en el Madrid y no en la NBA cobrando más de 5 millones de dólares anuales, como correspondería a su nivel, se debe a una alineación astral que solo empezaremos a entender y valorar cuando ya no estén.
La final fue un ejercicio de carácter y concentración defensiva. Dos veces metieron los griegos el miedo en el cuerpo. En la primera embestida se llegaron a colocar 7 puntos arriba, pero respondieron Maciulis y Nocioni, no sólo acertando en ataque, sino contagiando intensidad atrás. Chapu es un MVP de ley, ha aportado exactamente lo que nos faltó con Mirotic, el punto de agresividad, picardía, compromiso y experiencia que decide finales. El suyo fue un fichaje cortoplacista a sabiendas, pensado ni más ni menos que para esta F4, y efectivamente era la última pieza que faltaba al puzzle.
Al segundo envite respondió Carroll. Fue en el tercer cuarto, cuando cortó con tres portentosos triples un parcial 12-0, que nos hizo recordar por momentos fantasmas pasados. El viernes ante los turcos brillaron Rivers y Ayón. Una sucesión de nombres que ilustra una de las principales ventajas de este Madrid, una plantilla extensa y variada, cual navaja suiza. Puedes preparar la defensa a Chacho, a Rudy, a Llull… Y acertar, como de hecho fue el caso, pero no puedes prepararte a conciencia la defensa de los 12. Con este Madrid no sabes por dónde te pueden caer.
Laso, por cierto, aprendió de las finales perdidas. Utilizó con tino los tiempos muertos, preparó a conciencia la defensa sobre Spanoulis y supo responder a los retos que surgieron sobre la marcha, principalmente los problemas de faltas en la pintura en el primer tiempo. Buen recurso el de alinear unos minutos de ala-pívot a un Maciulis en racha y devolver a Rudy a pista como tres.
En fin, habrá tiempo para análisis y pormenores, además aún queda la ACB para redondear una temporada de ensueño. La gloria es efímera y 20 años nos ha llevado recuperarla. Hoy es noche para celebrar, que el Madrid vuelve a reinar Europa.
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