Laso y los ajustes de cuentas

decimaaa.pngNo hay figura en el aficionado español que aborrezca tanto como la del ‘yo-ya-lo-dije’. Es el tertuliano que tiene una opinión absoluta e inamovible, por la que augura que este jugador o aquel entrenador es buenísimo o va a fracasar, a pelo, sin matices, le encanta porque “le echa huevos” o le lapida porque “es un chulo”. No me refiero a apuestas, quinielas o porras, que son harina de otro costal.

El tertuliano amolda los hechos a su opinión, no vaya la realidad a desmentir su teoría, no vaya a quedar mal y a parecer que la tiene corta en la tertulia del bar después del pádel. Es magnífico, siempre aciertan. Profecías que se autocumplen, aficionados que dicen ser de un equipo pero lo que son es de su teoría, que prefieren que el Madrid empate antes que ganar con gol de Benzemá, al que han sentenciado como paquete en plaza pública. Más que la victoria de su equipo lo que les alegra es la corroboración de su teoría.

Como mal menor se conforman con el fracaso de la teoría opuesta, el escarnio de la hemeroteca. Porque, sí, claro, este es también el aficionado inquisidor, el tribunal de profetas, el que aguarda pacientemente con la libreta pasando examen a comentarios pretéritos para encontrar el error que echar en cara, como si las opiniones fuesen erróneas o acertadas, como si los hechos sobre los que se opina fuesen estáticos. El mismo Campazzo que no pasaba el corte para un Madrid cuando llegó en 2014 claro que sirve ahora, y con creces, tras una tremenda mejora durante dos años cedido. Da igual, si fue un renacuajo zumbón siempre lo será.

Para ellos no pasa el tiempo, los cabrones se conservan en formol, es el tuitero anónimo que te persigue por un comentario previo a la última glaciación, un tribunal que ni olvida ni perdona. No han pasado ni 48 horas de la final y ya leo ajustes de cuentas entre madridistas: ‘Tú dudaste de Laso hace cinco años‘. Claro que dudamos, coño, porque este Laso, artífice indiscutible de la Décima, una ‘Euroliga de autor’, es el mismo que a su llegada a la capital hace ya siete años, anteayer, con un currículum como un solar, tartamudeaba en los tiempos muertos y pedía a Rudy que se hiciese “el despistado”. El primer Madrid de Laso atacaba pero no defendía, caía en el top16 de Euroliga superado por Bilbao basket, lo insensato hubiese sido no dudar.

Pero igual que Facu, Laso ha evolucionado con los años, ha mejorado con la experiencia, entrena ambos lados de la pista, es mejor gestor de partidos, se ha adaptado a las circunstancias y encontrado la tecla. Diría lo mismo aunque no se hubiese ganado la Euroliga, porque lo más meritorio no es el título en sí, que se decide en dos partidos a cara o cruz, sino cómo se agarró el coach a la temporada y se adaptó a unas circunstancias complejísimas, sacando lo mejor de cada jugador disponible del roster, incluidos algunos sin mucho empaque. No lloriqueó pidiendo fichajes ni echó la culpa al empedrado, sacó el paraguas y aguantó el aguacero.

No, no hay tertulianos vencedores ni vencidos, dejad esa pelea, lo que hay es otra Copa de Europa en la vitrina y un gran entrenador, con sus virtudes y defectos.

La Décima a 40 minutos

DdgkoMJX4AAX7ZNDurante muchos tramos, hablo como aficionado, no me quiero imaginar vivirlo desde dentro, la temporada del Madrid en Euroliga ha sido un jodido potro de tortura, luchando cada jueves por la supervivencia, siempre en el alambre, conteniendo el aliento con cada mala caída, ¿quién se ha lesionado esta vez? Se abonó el equipo a la épica, a la revolución de los actores secundarios, a sacar los partidos con lo justo, a ganar sólo los imprescindibles, a la calculadora, metas volantes de una prueba de supervivencia con la esperanza de que los ‘refuerzos’ llegasen a tiempo para Belgrado, para clasificarse e incluso darse una opción de título en el último año de Doncic.

¿Y sabéis qué? Que esos meses de sufrimiento merecieron la pena, los refuerzos han llegado a tiempo, Llull como estado de ánimo, y sí, la Décima asoma en el horizonte, a sólo 40 minutos de baloncesto. Eso sí, contra el rival más duro, el que peor se nos da, el campeón vigente, Fenerbahce, que Datome y Dixon mediante tumbó a Zalguiris en semis en un bodrio previsible tanto en forma como resultado.

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El Madrid dejó atrás los días de mínimos y llega en inercia ganadora, igual que Fenerbahce hace ahora un año, también tras un infierno de lesiones. Los blancos acuden revestidos por la autoridad de 16 victorias en los últimos 17 partidos, la última la más valiosa, la semifinal, un triunfo de quilates ante todo un CSKA, campeón de la fase regular. Los rusos abrieron brecha de inicio con Higgins en vena y apabullando en el rebote (30-20, min 10), pero Laso, ya con la plantilla al completo, tiene una baraja de muchas cartas, más incluso que el CSKA, tan reverenciado por la crítica, suficientes para remontar sin apelar a la heróica.

La segunda unidad blanca dio la vuelta al marcador ya en el segundo cuarto, con Carroll al frente, tres triples descomunales, y van unos cuantos partidos clave este curso en que ha resultado determinante. Llull, entre los mejores, jugó grandes minutos en ese tramo, sus triples en transición son tanto una temeridad táctica como purito amor, aunque la novedad fue Randolph, que esta vez sí sumó, aunque sea desde un rol secundario, implicado en defensa pese a no gozar apenas de tiros, que suele ser la ecuación por la que se rige.

Banquillazo en la 2ª parte

Sin embargo, el americano ni saltó a pista en la segunda parte, no era escenario para experimentos y Laso parece haberse decidido, su ala-pívot de confianza es Thompkins, con el que se juega las castañas, con las implicaciones que esto pueda tener de cara al verano. Una elección, por otra parte, totalmente justificada, pues Trey es tácticamente más disciplinado y su temporada es intachable, lejos de la fragilidad mental de antaño. Ahora, al contrario, se crece cuando se empina la carretera: dio un step ahead durante los meses más aciagos de lesiones, contribuyendo a mantener a flote al equipo, y alcanzó un nivelazo que ha ratificado en los duelos más exigentes, en cuartos y semis de Euroliga. A CSKA le endosó 12 puntos y 6 rebotes para valoración 18, incluido ese momentazo de triple desde su chaflán en la esquina derecha con dedicatoria al banquillo rival.

Ayón, desafortunado de inicio, perdió 5 balones y marró 4 tiros libres, fue de menos a más hasta convertirse en el monstruo de las galletas en la zona en la segunda mitad. Terminó con 12 puntos y 11 rebotes, lo que se espera de un center de su categoría y rango salarial. Doncic, que tanto sufriese con la tela de araña de Xavi Pascual en cuartos, encontró pronto el ritmo ante los rusos, cómodo en el emparejamiento con Kurbanov, además con menos responsabilidad dado el regreso de Llull. Jugando la mayoría de sus minutos como alero, ayudó a equilibrar el rebote (7), supo forzar personales cuando el ataque estaba espeso y encontró caminos al aro, en resumen, brilló a un nivel suficiente para justificar el galardón de MVP que seguramente reciba este sábado.

El partido de Causeur pasará por debajo del radar de los grandes titulares, pero su contribución fue crucial, no por ese 2/2 triples, muy bienvenidos también, sino porque fue en mi opinión el mejor activo blanco en defensa, que al final es donde se ganó el duelo, en esos 26 puntos en que se dejó a los rusos entre el segundo y el tercer cuarto. Justo los dos que jugó Causeur, que secó a Higgins, lo que no consiguió Taylor, mejor en el emparejamiento con Chacho. Mérito también el de Laso, que acertó de pleno tras el descanso apostando por un quinteto cerrojo, de poco talento pero mucha brega, para ralentizar el ritmo, que es como se le bate a CSKA, como habíamos avisado.

Itoudis, con un pie fuera

Todas las casas de apuestas daban favorito a CSKA, suponemos basándose en que ganó con relativa suficiencia la fase regular, un resultado algo engañoso, pues todo le vino de cara, ni una sola lesión, a diferencia de rivales directos. Al llegar las primeras rampas no ha dado la talla, una plantilla de gran talento, faltaría más, pero con menos recursos que años previos. Clyburn, un asidero todo el curso, quedó desactivado mediante ayudas defensivas (2/12 tiros de 2, incluyendo un par de boinas recibidas).

Aunque lo más sangrante fue la desaparición en combate de los dos exmadridistas, Chacho y Othello, protagonistas de la matraca de los medios españoles en la previa, que si ‘la batalla del morbo’, que si ‘la revolución chachista’, que si llegan como una moto. Se ha demostrado que las minutadas debido a las bajas tuvieron mucho que ver en esas espectaculares estadísticas en la serie ante Jimki y, una vez regresaron De Colo y Hines, los roles volvieron a su lugar natural. Esta semifinal seguramente haya sido el último partido europeo de Itoudis al frente de CSKA, sobre todo viendo el rol testimonial de los rusos de la plantilla, que pesan mucho en el vestuario, y puedo imaginar que le harán la cama al griego. ¿Jasikevicius?

La «venganza» de Chacho y otros tópicos de esta F4

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Estamos en días de previas, media day y entrevistas insustanciales. Se escuchan en los corrillos mogollón de lugares comunes, algunos más fundados que otros. A saber…

«Chacho se va a vengar». Y dale con que si la abuela fuma… Se fue voluntariamente a la NBA, pagando religiosamente su cláusula y, de regreso a Europa, hizo lo más lógico, fichar por el club que mejor proyecto y salario le ofreció. ¿Dónde está la cuenta pendiente que justifique el verbo ‘venganza’ por ninguna de las partes? Más allá de eso, es lógico esperar que Chacho firme números potentes en semifinales, no deja de ser junto a De Colo el catalizador de un equipo que juega a muchas posesiones, o sea, a valoración alta. Resulta por tanto previsible que se vaya a unos 15 puntos y 5 asistencias, lo digo por si queréis apostar en Bwin y por tener un baremo sobre el que valorar su actuación. Tan previsible como que en sus minutos en pista aumente la producción de los bases del Madrid. Baloncesto, ya sabéis, ese deporte que se juega a dos canastas… En realidad, lo que más temo de Chacho son los minutos finales, en que predominan ataques en 1×1, en los que brilla su calidad para anotar porcentajes razonables de tiros forzados tras bote.

«Zeljko es un amuleto en las F4». Lleva toda la vida en este negocio y ha tenido que agrandar dos veces ya el garaje para guardar los trofeos, pero vamos, que el único novato al que tendrá enfrente será Jasikevicius. Tanto Laso como Itoudis saben lo que es ganar la F4 y esta será su quinta participación. Se tienen muy vistos.

«Othello está que se sale». Su estilo casa como anillo al dedo con el sistema Itoudis y su temporada es buena, cierto, está centrado en el basket y no se le ha salido la cadena a mitad de año como en Madrid. Parece que la noche moscovita no le confunde todavía. Ahora bien, tampoco juzguemos un curso completo por los números en cuartos, en que se cascó una minutada por la ausencia por lesión del pívot titular, un tal Kyle Hines, mejor defensor de la temporada en la Euroliga y que, me vais a disculpar, me despierta bastante más respeto que Othello.

«Con el regreso de Llull el Madrid es favorito». No nos chupemos las pollas todavía. La vuelta de Sergio es un chute de basket en el puesto de base y una inyección de moral para la tropa, pero las pachangas ACB pueden ser un termómetro engañoso. El favorito, por lógica y respeto, es el campeón vigente, Fenerbahce, que además tiene una semifinal a priori asequible. Por otra parte, los pronósticos a partido único y entre rivales que se conocen tan bien son papel mojado. Los duelos directos de la temporada entre los tres candidatos (excluyo a Zalgiris) hablan sobre todo de igualdad. Cada equipo ha ganado dos partidos y perdido dos, en casi todos los casos con marcadores apretadísimos, salvo la visita de CSKA a Goya allá por la segunda jornada.

– Fenerbahce-CSKA 79-81
– CSKA-Fenerbahce 93-95 (prórroga)
– Madrid-Fenerbahce 83-86
– Fenerbahce-Madrid 77-79
– Madrid-CSKA 82-69
– CSKA-Madrid 93-87

Toko ‘El Deseado’, por Goya sin pena ni gloria

065A6246-1024x682Hay en la parroquia cierto hartazgo con la inconsistencia de rendimiento y con el lenguaje no verbal de Randolph. Nadie duda de sus aptitudes, pero no ha enganchado dos partidos seguidos buenos de blanco en 14 meses (con Eslovenia sí). Y el nombre que se repite en los corrillos madridistas como sustituto deseado es el mismo: ¿Y si rompemos el cerdito por Shengelia? Números en mano está siendo el mejor cuatro en Europa esta temporada, claro candidato junto a Luka al MVP de la ACB.

Como punto de partida, recuerdo que el georgiano es el jugador franquicia de un rival directo, licencia A Euroliga, y le quedan dos años de contrato en vigor. Baskonia no tiene necesidad alguna de vender, así que la única forma de sacarlo de Vitoria sería con una oferta económica mareante. Aquello de «todos tenemos un precio», que es canción de Victor Manuel y máxima de Querejeta… El Madrid ya dejó claro que no asumirá el (pufo)contrato de Granger, así que hablaríamos de compensación a pelo, rompiendo la norma no escrita de que Florentino no paga transfers altos en basket. Pongamos que el club blanco ofrece los dos millones de la cláusula de salida de Doncic. Es aquí donde me surge la duda: ¿realmente Toko lo vale?

Trey le enseñó matrícula

Desde luego ayer no enamoró a los cuatro valientes que se acercaron a Goya al encuentro aplazado, por cierto, el duelo entre los dos primeros clasificados más descafeinado de la historia de la ACB, que sirvió para el lucimiento de Rudy y sellar el Madrid el primer puesto de la regular. Se jugó a una mierda de hora, las 18h en día laborable, al parecer para dar tiempo a montar en el Wizink el concierto del día siguiente. Hasta salieron Melvin Pantzar y Malmanis de titulares. Shengelia, que venía de ser MVP la anterior jornada, se quedó en valoración 5 y, sobre todo, presentó la peor estadística +/- de los 23 jugadores que pisaron el parquet: -17 Baskonia en sus minutos en pista. Thompkins se le comió literalmente con patatas, 18 puntos con 8/10 de campo. El americano está de dulce, firmó una eliminatoria muy seria ante PAO y a Estudiantes hace cinco días le hizo valoración 24.

Shengelia pasó también sin pena ni gloria por los cuartos de final de la Euroliga, la defensa del tío Zeljko es la prueba del algodón de las estrellas. Cierto que jugó algo mermado el tercer partido y que sus estadísticas son homologables, pero nunca transmitió sensación de dominio, algo que en algunos momentos sí hicieron Beaubois o Poirier. Igual que Doncic, Toko rebotea y fuerza personales, así que suma estadística fácil, lo cual no siempre es termómetro de una buena actuación, como fue el caso en cuartos.

«Es un ala-pívot a la antigua usanza», leí ayer en Twitter, una reflexión con miga. Y es que su mejor virtud es el 1×1 en ataque, tanto al poste de espaldas como fuera a dentro, echando el balón al suelo, atacando el aro con fuerza y velocidad. Virtudes muy valiosas y escasas en el mercado… pero con poco margen de lucimiento en el sistema blanco (salvo que te llames Felipe). Laso premia otras facetas en el ala-pívot, como el pick and pop, el juego sin balón (cortar por línea de fondo), ocupar las esquinas y garantizar un sólido porcentaje de tres. Aquello del ‘Cuatro moderno’. Sirva de ejemplo Trey, que jugaba mucho 1×1 en Nizhny y tuvo que adaptar su juego para asentarse en la rotación de Laso. El mismo rol ‘limitado’ que sacó a Mirotic de sus casillas y deja en Randolph esa jeta de prima donna de morros. Dado el caso, no dudo que Shengelia podría adaptarse y cumplir el rol, pero ¿no sería comprarse un Ferrari para conducirlo a 50 por hora?

OAKA engulle al Madrid

panaNo había pasado ni un minuto de serie y todos los sesudos análisis de los días previos se habían perdido ya por el retrete. El primer partido fue una bofetada con la mano abierta, sonora y humillante, es el mejor símil que se me ocurre a esta hora de la noche y sin gintonic, que un martes no ha lugar. El marcador de la eliminatoria marca sólo 1-0, pero mentalmente pareciera una montaña, porque no es una derrota corriente sino un repaso bíblico, por 28 nada menos, alcanzándose picos de hasta 35. De estos partidos que como aficionado pasas momentos de vergüenza ajena. Supongo que muchos, como yo, apagaríais la tele antes del final.

Antes de eso, se me vinieron a la mente flashes de la serie ante Fenerbahce de hace dos años, un déjà vu: plaga de lesiones, toda la temporada haciendo la goma y baño en cuartos como epitafio, «aquí yace el campeón».

Sin bases

Parece también más de 1-0 porque la forma redunda en un Madrid que ya de por sí acudía de bajón a la serie, moral y deportivamente mermado por la costosísima baja de los dos únicos bases puros de la plantilla. Randle, aparte de que es más escolta tirador que base, no tiene nivel para la élite Euroliga, por si quedaban dudas, y Doncic… pues no deja de tener 19 años y le superan todavía estos ambientes que, por cierto, no se encontrará en la NBA. Además, mide 203cms y, aunque puede generar en estático desde bote (que tampoco fue el caso, 0 asistencias en 21 minutos), base puro como que no es. Con esa altura es lógico que le cueste subir el balón ante un rival que presiona toda la pista al borde de la falta.

El resto del juego exterior tampoco estuvo mejor: entre Rudy, Causeur y Carroll metieron una sola canasta en 61 minutos en pista. Una, que se dice pronto, por no mencionar el -9 de valoración de Taylor.

Randolph y su «cara de museo de cera»

El naufragio en OAKA se hizo extensible a la pareja interior titular, no en vano el partido duró tanto como 5 minutos, los de ese parcial 20-0 de inicio con ellos en pista. En una serie clave para el futuro de Randolph en el Madrid (termina contrato), salió al primero con su ya icónico gepeto de museo de cera, a años luz de la intensidad y concentración que requería la ocasión. No se enteró de nada, en el arranque del duelo le quitaban literalmente los balones de las manos, que terminaban en puntos fáciles para los verdes. Se fue a 5 pérdidas siendo ala-pívot, un esperpento. Parental advisory, el vídeo a continuación es de «contenido explícito»…

Tavares cumplió nuestros peores pronósticos y no supo protegerse de faltas en un contexto arbitral adverso, lo mismo que en el encuentro de ida. Sí dieron al menos la cara los suplentes, Ayón y Thompkins, en cuyos minutos en la recta final del primer cuarto y el inicio del segundo mostró el Madrid los únicos signos vitales de la velada. Lo mismo habría que plantearse darles la titularidad en el segundo.

Imagino que la moral del aficionado estará por los suelos esta noche, el margen de error ya es casi nulo. El jueves el ambiente no pillará de nuevas, ni el karate press a toda pista en el inicio de partido. Se trata de al menos probar suerte, esta vez sí, en un partido de baloncesto.

La continuidad de Thompkins y el sentido común

1512912817_102783_1512922481_noticia_normalEscucho en las últimas horas preocupantes rumores de diversa fiabilidad que apuntan a la salida de Trey Thompkins, que termina contrato en verano y al que el Madrid, cito textual, «sacrificaría». La fábula no termina aquí, según la misma línea argumental, saldría «para hacer sitio a Shengelia», que vendría en pack de dos, como los yogures, junto a Jayson Granger y su millón de euros NETO anual de salario garantizado para los dos próximos años (1.5 brutos en fiscalidad madrileña), del que Querejeta lógicamente está como loco por deshacerse. De entrada, la operación contradice los preceptos de la dirección deportiva de basket blanca de los últimos años: sentido común, continuismo en la confección de plantilla y contención financiera en fichajes (no cuento renovaciones).

Segundo, el rendimiento deportivo de Thompkins (medias de 10 puntos y 5 rebotes en Euroliga) justifica más que de sobra su renovación como ala-pívot RESERVA del roster. El paso al frente en su juego, junto al de Campazzo y Tavares, tres teóricos suplentes, ha mantenido a flote al Madrid durante los largos meses de ausencia de las estrellas. De su talento ofensivo nunca hubo dudas, su mejora este curso ha venido por la defensa y el rebote, ni rastro quedan de sus errores de concentración y fallos infantiles. Tanto así, que se ha convertido para Laso en un fijo en los finales de partido, incluso por delante de Randolph, una vez éste ha regresado de su lesión.

El factor humano

Luego están los factores personales y deportivos, también a tener en cuenta. Thompkins está totalmente integrado en el grupo, algo evidente en el lenguaje no verbal de la plantilla para cualquiera que frecuente el Palacio. Un aprecio del resto de compañeros, por cierto, que no se percibe de la misma forma en el caso de Randolph, más solitario e inexpresivo. Me cuentan que Trey se despidió entre lágrimas de emoción y agradecimiento a Laso cuando partió en octubre a EEUU a cuidar de su madre enferma, con un permiso sine edie del club.

Son el tipo de cosas que uno después tiene en cuenta a la hora de negociar una renovación, el dinero no lo es todo, y Thompkins aceptaría cualquier cantidad medianamente justa que le ofreciese el Madrid para renovar. Una cantidad que, a ojo de buen cubero, cifraría en unos números similares a los de su contrato actual, es decir, justo por debajo del millón de euros brutos anuales. Miro el mercado y no veo ala-pívots por un precio parecido que mejoren las prestaciones de Thompkins. ¿Acaso Anthony Gill podría salir de Jimki si los rusos no jugasen la próxima Euroliga? Ryan Kelly del Betis también tiene buena pinta. Nombres interesantes, sí, pero que no suponen una verdadera mejora en el puesto de 4 reserva.

Insisto en lo de reserva porque hay un condicionante en la confección de toda plantilla deportiva que se llama equilibrio salarial y que convertiría en disparate financiero aquello de romper el cerdito para fichar a Shengelia, al que aún le quedan dos años de contrato garantizados en Vitoria. Ya no sólo por el paquete Granger que viene con él, sino por la conveniencia de juntar dos gallos en un mismo corral. ¿Acaso piensa gastar el Madrid 6 millones de euros de masa salarial en el puesto de cuatro? El titular a día de hoy se llama Anthony Randolph, como tal cobra, hasta donde sabemos algo más de dos millones brutos anuales, y termina contrato este verano, pues finalmente el curso pasado renovó sólo por un año, de nuevo, hasta donde sabemos ¿Alguien se imagina a Randolph asumiendo un rol secundario con resignación y buena cara, como Thompkins estos dos años?

Para plantearse una operación de tantísimo dinero y repercusión como la de Shengelia, un movimiento tectónico, antes habría que decidir sobre Randolph. Y ese es un tema espinoso, techo altísimo, ciclotímico, aparece y desaparece como el Guadiana. Su rendimiento genera dudas razonables desde su mal final de temporada el curso pasado, pero su inmenso talento es indudable, diferencial en Europa, y bien merece la pena esperar a ver su final de campaña este año antes de tomar una decisión sobre su continuidad.