
Al Real Madrid se le salió la cadena con la lesión de Llull y no parece haber vuelto todavía a su sitio, a solo tres días de la Copa del Rey, cogido con alfileres y las dudas de Garuba y Taylor.
En diciembre el regreso del balear al puesto de base, y encima a un nivel notable (sus mejores partidos desde la rotura de ligamentos), maquilló el socavón de la marcha de Campazzo, la clave de bóveda para sostener el precario andamiaje de esta plantilla desequilibrada y envejecida. Pero dieron las doce y la carroza se volvió a transformar en calabaza. Lesionado el balear, quedaron a la luz las costuras. Y su vuelta al equipo hace diez días, superados los enésimos problemas musculares, es por ahora testimonial, muy lejos del pico de forma física y confianza que alcanzó en diciembre, el que necesita el equipo para competir en la elite con garantías.
En esta versión de Llull el Madrid sencillamente hace aguas, como nos recordó el viernes Baskonia con todo dramatismo (+20 en Goya). Un baño a lomos precisamente de sus bases, Vildoza y Henry, que cualquiera de los dos sería titular hoy en el Madrid. Las recientes victorias en ACB contra Estudiantes, Granca y Murcia, equipos de otra liga, la de zona media o baja, fueron meros trámites de los que se podemos extraer pocas conclusiones. Me niego a analizar al detalle cada partido de Alocén, a cantar victoria por cada buen primer cuarto y a enterrarle en el tercero.
No soy futurólogo ni pretendo serlo, no tengo ni idea de si llegará o no a la élite algún día. Comento la actualidad en pijama desde casa, como todos en este año de mierda, y a día de hoy lo único que me parece evidente es que el chaval todavía no está ahí. Lo normal, por otra parte, para un jugador de su edad, llegado hace solo unos meses en rol de tercer base baratito. Está al nivel lógico, creciendo despacito, y el camino es largo. El precedente Doncic ha impregnado a la parroquia blanca de realismo mágico, como si todos fueran a echar la puerta abajo en vez de cocerse a fuego lento.

Piernas cansadas
El equipo está fundido físicamente, sobre todo Tavares y Thompkins, más solos que la una en la pintura. Tyus, por ejemplo, que llegó para darle resuello a Edy, parece ser que tras un mes y 11 partidos en el equipo todavía está solo para 5 minutos contra Estudiantes y 8 contra Murcia. Y eso que llegaba en forma, compitiendo en el Galatasaray. ¿Y qué decir de Felipe, convocado para 0 minutos? Quizá algún día alguien nos explique el por qué de esa renovación, yo todavía no me la explico. El más incomprensible de los gastos en este año de contracción económica, un cierre feo e innecesario a una gran carrera.
Entre el uno y el otro es como tener un primo en Graná y el resultado es que Laso no puede (o no se fía lo suficiente como para) rotar en los trámite ACB. Y esa acumulación se nota en Euroliga, cuando cuenta: Edy estuvo desconocido contra Baskonia, fallando bajo el aro en ataque y más lento que de costumbre en el desplazamiento defensivo, ese que marca la frontera entre llegar al tapón o conceder una canasta bajo el aro. Se llama cansancio.
El Madrid, al menos, recibe refuerzos para la Copa. Lapro estará en la cita, ya concluido el confinamiento por covid. Que le hayamos echado de menos habla de lo jodidos que debemos estar. También Jaycee llega a la Copa, una vez superado su feo esguince, de hecho subió ayer 17 puntos. Otro al que hemos echado de menos, el último recurso cuando el resto de luces se apaga, que últimamente pasa a menudo…