
Gustavo Ayón se dejó querer anoche en Tirando a Fallar, solo le faltó ponerse un letrero luminoso: «Me encantaría volver (al Madrid) y tener una oportunidad, allí fui muy feliz». Sobre su estado de forma, explicó que tiene un gimnasio y una pista de basket en su rancho, donde entrena cada mañana. «Físicamente estoy muy bien, me falta ritmo de competición, pero se coge en un par de semanas».
Horas después de que Florentino advirtiese en la asamblea que «es momento para la austeridad», Machete aclaró que el dinero no sería un problema: «Lejos de lo que sea económicamente, si algún equipo apostara por mí, tengo total disposición. Me gustaría tener una oferta en enero y cogerla». Evidentemente no jugaría gratis, nada es gratis en esta vida, pero podéis dar por seguro que cualquier NAF con pasaporte cotonou cortado en el mercado NBA (¿Labissiere?) te va a pedir ciertamente más sueldo. Y si hablamos del mercado europeo (¿Birutis?), los jugadores tienen contrato en vigor y tocaría pagar transfer, con lo que ni os cuento.
Así visto, Machete puede ser una oportunidad interesante para añadir un pívot reserva hasta final de curso, alguien que ofrezca digamos 13 minutos solventes de relevo a Tavares desde el banquillo, los que no creo que estén en condiciones de dar ni Felipe ni Vukcevic. En fin, un parche low-cost ante la situación excepcional sobrevenida con la gravísima lesión de Randolph.
Ayón es pívot, conoce el vestuario y los sistemas, tiene pasaporte español y se está ofreciendo por poco más que un par de bocadillos de calamares de El Brillante. Es mayor, sí, pero ni le necesitamos a largo plazo ni va por los 40 palos de Felipe. Tiene 35 años, la misma edad que Rudy, y la pasada temporada (o sea, hace solo 9 meses) promedió 13 puntos y 5 rebotes en la Euroliga. Y no es que hablemos de un Salah Mejri de la vida, con todos los respetos, Machete fue titular en las dos únicas Euroligas que ha ganado el Madrid en lo que va de siglo.
Las circunstancias de su salida
Para los ofendiditos y los dignos, aquellos que nunca perdonan a un jugador que se marcha voluntariamente del Madrid, porque es el centro mismo del universo, recordemos que la salida de Ayón no fue sino un ejercicio de honradez hacia el club. El Madrid quería que siguiese, Laso el primero, pero el jugador en ese momento dio prioridad a intentar pescar un contrato en la NBA, para estar más cerca de México y por ende de su hijo. Una motivación no solo respetable, sino entrañable. Podría haber renovado con el Madrid para asegurarse pájaro en mano y después, si salía una oferta en América, dejar al club compuesto y sin novia a mitad de verano, sin margen de maniobra. O sea, como Chacho. Pero no, Ayón consideró que no era honesto aceptar esa propuesta de renovación si su prioridad era probar suerte en el mercado NBA. Así que avisó al Madrid, que fichó a Jordan Mickey como sustituto. Al mexicano le salió cruz en el mercado NBA y tuvo que acabar cogiendo la mejor oferta que le llegó, a este lado del charco, en San Petersburgo.
Por si os lo estáis preguntando: no, no tengo acciones de Machete S.A., el mexicano no es la única opción disponible en caso de que el club decida salir al mercado (lo cual no tengo claro), de hecho hay alternativas que por edad tienen más recorrido a medio-largo plazo, si esa es la prioridad. Ahora bien, si las prioridades son el rendimiento a corto plazo, un precio bajo y un pasaporte no extracomunitario, la opción de Ayón me parece difícilmente mejorable. Además, no me negaréis que no sería un guiño del karma poder ver a Jaycee, Felipe y Machete retirarse juntos de blanco en junio.
Se nos va el Titán, amigos. Se marcha con los deberes hechos y un palmarés escandaloso: en sus 5 años de blanco, casi siempre como titular, ha ganado 2 Euroligas, 4 ligas ACB y 3 Copas del Rey. No es el más carismático, ni un portento técnico, pero tampoco me tiro a ninguna piscina si digo que es uno de los mejores centers que ha vestido esta camiseta, así lo avalan los resultados colectivos y la estadística individual. Es el prototipo de pívot moderno: dinámico, con buenas manos, criterio pasador y más recursos en 2×2 que en 1×1. Llegó al Madrid por la insistencia de Laso, en cuyo sistema encajó como un guante, y también, recordemos, gracias al Barca que, en uno de esos errores estratégicos que han marcado la historia reciente del Basket español, malvendió sus derechos al rival directo.
Cae el telón de la temporada con el Madrid de vuelta al trono nacional, el que cediese el curso pasado y casi exigible a un campeón de Europa. Un título incontestable esta vez, con un estratosférico balance de 38-5 entre fase regular y playoffs, 8 derrotas menos que Baskonia, con mucho el segundo mejor del curso ACB. Es el premio a un grupo que no perdió la paciencia ni la compostura en la adversidad, empezando por el entrenador, un doblete de mucho más mérito que el de 2015, con plaga de lesiones y 

Recobra el Madrid el pulso a la final con una victoria cómoda en el segundo, en el que no perdió la cara al duelo pese a un arranque de enorme acierto exterior visitante (9/13 triples al descanso). Clave resultó el ajuste de Laso, superado por Pedromar en el primer duelo y que, en vista de que Rudy y Lull siguen con la pólvora mojada (3/21 triples en la serie), sí recurrió esta vez a alternativas de ataque en la pintura. Se buscaron con paciencia los desequilibrios y se castigaron sin miramientos, especialmente tras el esguince de Voigtmann, que obligó a Timma a jugar minutos de 4. Así las cosas, los interiores blancos se fueron a 47 puntos, 27 más que en el primer encuentro, con Ayón y Thompkins como referentes.
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