
Hace algunos años mi amigo Domingo, al que mando un saludo, me recomendó el libro ‘Deshaciendo Errores’, de Michael Lewis, el mismo autor de Moneyball. Entre otros temas aborda los sesgos cognitivos, es decir, cómo los prejuicios condicionan nuestra percepción y en última instancia nuestra toma de decisiones. El primer capítulo se llama ‘Las tetas de Marc Gasol’ y explica cómo los general managers de la NBA dejaron caer al pívot español hasta el puesto 48 del draft por puro prejuicio: “es que tiene tetas”, se decía con sorna en los corrillos… Fue tres veces allstar.
Esto viene a colación de una idea que me ronda desde hace un par de semanas. ¿Puede que la fascinación estética por Hezonja esté distorsionando nuestra percepción sobre Yabusele, con quien comparte en buena medida puesto? ¿Puede que los árboles no nos estén dejando ver el bosque? En este caso, los árboles serían las medias vueltas en suspensión de Mario y su papel en la pasada Final Four, como ala pívot titular. Me consta que parte de la parroquia ha encontrado en el croata el sustituto emocional de Carroll como favorito de la plantilla. No es un calco táctico pero sí un anotador exterior ortodoxo, un perfil muy vistoso para el espectador medio.
Cada cual tiene sus fetiches, perfectamente respetables y que no atienden a razones lógicas. Yo soy el primero cuyo jugador favorito de la plantilla es Hezonja, aquel del que me compraría la camiseta. Pero si debatimos sobre el bosque, las renovaciones y la gestión de la masa salarial, es decir, sobre las decisiones directivas estratégicas que afronta la sección en los próximos meses, debería primar la lógica y no la predilección estética.
Y la lógica fría nos dice que la eventual pérdida de Mario en verano sería un golpe, no lo vamos a negar, un jugador top europeo y encima cupo nacional. Pero un golpe asumible dados los recursos de la plantilla. Deck habita los mismos puestos y tiene contrato hasta 2028. Y Musa, con un perfil diferente, ha jugado casi toda su carrera como alero.
Pico de forma
Aunque el puesto en el que Hezonja ha brillado particularmente en el último año es el de alapívot, y en ese Yabusele le está pasando por la derecha en las últimas semanas, tanto en minutos como en rendimiento. Por eso me detengo hoy en el galo, el jugador más en forma del roster, y cuyo pico de rendimiento creo que estamos pasando un poco por alto, y de paso el mensaje que envía de cara a la gestión de renovaciones. En los últimos cuatro partidos, incluidos semifinal y final de Copa más Panathinaikos, promedia 16.2 puntos, 71% en tiros de campo y 22 de valoración.
Lo de subestimar o minimizar la aportación de Yabusele tampoco es que sea nuevo. En los últimos diez meses se han escuchado críticas un poco injustas, algunas desde esta tribuna, lo reconozco. Críticas, por ejemplo, mezclando casualidad y causalidad, como que el equipo es mejor sin él, por aquello de que no participó del pico de forma colectivo de noviembre-diciembre (rotura parcial de ligamento). ¿Y qué? Poirier y Deck tampoco participaron del ‘mayo mágico’ de la Undécima y nadie pone en duda su valía.
¿Y por qué se le tiende a hacer de menos? Las tetas de Marc Gasol son la llave de judo a Exum en el caso de Yabusele. Quién quiere elogiar a un ‘exconvicto’, ¿verdad? Pero, oiga, es que aquello es pasado, manque pese a los anti. Ya se disculpó por esa acción y cumplió sanción, teniendo que ver de chándal a su equipo levantar la Undécima. Por cierto, tengo la impresión de que aquel episodio le hizo ver las orejas al lobo y crecer emocionalmente como jugador. La importancia de controlar impulsos y bajar pulsaciones, de centrarse en el juego y eludir batallas paralelas. En lo que va de temporada no le recuerdo el más mínimo gesto o acción fea, que alguna dejó en sus años previos
Lagunas atrás

Incidente Exum al margen, a los más cafeteros Yabusele ponía nervioso por sus lagunas atrás, por su escasa solidaridad en ayudas o su dejadez en el rebote defensivo. Un grupo en el que, de nuevo, me incluyo. O incluía, porque desde su regreso en enero, muy mejorado físicamente, todo sea dicho, ha pulido sensiblemente su desempeño en este segmento, hasta unos niveles perfectamente homologables. A los parciales del equipo en sus minutos en pista me remito: +16 de media en los últimos cuatro partidos.
Por último está el puro prejuicio estético, el más irracional. Esa relación inconsciente por la que tendemos a vincular el jugar bonito con jugar mejor. Yabusele, comparado con Hezonja, tiene un estilo aparentemente más tosco y una mecánica de tiro menos académica. Ahora bien, si volvemos a Moneyball y miramos los números en frío, resulta que acredita un 48.3% en triples este curso entre todas las competiciones (44/91) y promedia más valoración que Mario en Euroliga (13.6 a 12.7).
Este pico de forma debería abrirnos un poco los ojos para rebajar el nivel de drama y dejar de plantear la ecuación de Hezonja en términos de renovación o barbarie. No hay cinco alapívots en Europa mejores que un Yabusele medio en forma. Aparquemos prejuicios y valoremos un poco más lo que ya tenemos en casa.










Debe estar conectado para enviar un comentario.