
«No nos chupemos las pollas todavía», que sigue sin estar el Madrid especialmente católico, a solo 12 días de la Copa. Enero se nos ha hecho eterno, notando ya en toda su dimensión el agujero sin cubrir que dejó Campazzo, tras aquella euforia inicial de «lo que nos echen». Pero el calendario nos ha concedido un respiro y cierra el equipo la semana con tres victorias en otros tantos partidos cómodos. Sin jugar especialmente bien, pero victorias al fin y al cabo, que curan antes las heridas. La receta es conocida: defensa. En 66 se quedó Panathinaikos y en 63 el Alba. Ganar así es más fácil, claro que también es más fácil dejar en sesentaytantos a las cenicientas de la Euroliga. Contra el Granca se levantó el pie y fueron 80, se sufrió pero igual se ganó.
Volvió Llull, cuya ausencia de dos semanas coincidió con el bajón del equipo. Seguramente no estaba todavía del todo listo, pero con Lapro de baja covid y el equipo haciendo aguas no había margen para indulgencias. En verdad no ha aportado casi nada (2 de 16 tiros esta semana), pero su mera presencia en la banda y los 15 minutos de subir el balón y ordenar sistemas son ya un pequeño balón de oxígeno en ese agujero negro de la plantilla que es el puesto de base este año. De que recupere el tono físico y el ritmo de competición dependen muchas de nuestras opciones en la Copa.
El mejor entre los tres encuentros de la semana ha sido seguramente Causeur, que atraviesa un sólido momento de forma, aprovechando el minutaje extra por las bajas de Rudy primero y Carroll después. Pero el nombre más mencionado ha sido el de Alocén, por la novedad de verle por primera vez rayar a buen nivel en la Euroliga. Hasta la fecha había jugado 12 partidos con una valoración media de 1.5 y parciales negativos del equipo casi siempre que asumía el timón.
Su temporada hasta la fecha, reconozcámoslo, estaba siendo discreta, por muchas ganas que tengamos de ver a un base joven nacional dirigir al Madrid. Que claro que es joven, que la camiseta pesa y que necesita un periodo de adaptación, pero recordemos que no llega del filial con 16 años sino ya con cierta mili, tras dos sólidas temporadas con minutos en un equipo playoff ACB. Particularmente, quizá era demasiado optimista, esperaba que tras 1-2 meses de aclimatación, hacia noviembre, empezase a jugar regularmente al nivel de esta semana, que al fin y al cabo es al que le vimos en Zaragoza.
Condiciones no le faltan: alto para el puesto (194cms) y con brazos largos, entiende el juego y tiene talento. Pero necesita entrenar todavía mucho, machacarse para asentar el tiro y ganar músculo que le conceda más explosividad para definir cuando penetra. Eso, y confianza, claro, horas de vuelo. Mi duda sigue siendo si lo mejor para su formación es cederle el año que viene y que regrese con galones (un plan de carrera estilo Facu en Murcia) o que crezca en Madrid, al amparo de Laso y como tercer base, el rol que debía desempeñar este año y que cambió a la marcha de Campazzo, asumiendo demasiada presión demasiado pronto. No hay que tomar la decisión ahora sino en junio, con más elementos de juicio, su evolución estos 5 meses. Hasta entonces, muy bienvenidas las actuaciones como las de Euroliga esta semana, que seguro que le darán confianza, el combustible de todo base en formación.
Si el Madrid está en crisis, dadme muchas crisis de estas. Victoria en Berlín y se pone con dos partidos más average ya de ventaja sobre el cuarto clasificado, CSKA, que volvió a palmar. El triunfo en Alemania, eso sí, fue de frenopático, un encuentro de plusmarcas y extremos como no recuerdo, un ejercicio de irregularidad, resiliencia e inconsistencia. Por resumir la montaña rusa lo más rápido posible, para los rezagados: exhibición colectiva histórica en el primer cuarto (41 puntos anotados, récord de la Euroliga), seguido de un descalabro bíblico en el segundo (-26, el peor parcial del Madrid en la historia de la competición). Tavares desactivó al Alba en el tercero y Campazzo igualó el récord de asistencias de la competición en un partido (19). Randolph las metió de colores (27 puntos), Taylor hizo su partido más completo del curso y Carroll se reencontró con el baloncesto (27 puntos). Dejo a Jaycee para el final porque es la mejor noticia: no hace falta que enchufe 27 cada partido, con que recupere su nivel de acierto habitual será el mejor fichaje del equipo para la Copa, pues alivia el problema más acuciante a día de hoy, que es la falta de puntos de las alas.
No mimó al chaval, no le regaló minutos ni tampoco los oídos cuando afición y prensa ya babeábamos por él. Es más, fue el blanco de sus broncas más aparatosas durante los partidos. Todo tenía un sentido, aunque en aquel momento no siempre lo viésemos. Me refiero al magnífico trabajo de Laso con Doncic, que obligó al chaval a ganarse el pan, miga a miga, transitando esa delgada línea entre la humildad y la ambición. Hay algo de esa gestión con Garuba, que no dispuso de ninguna oportunidad en ACB el pasado curso, para sorpresa de muchos, tras
Debe estar conectado para enviar un comentario.