No nos coge por sorpresa la explosión de Carroll el domingo, con esos 19 puntos (sin tiros libres) en el último cuarto, por 15 del equipo rival. Más bien ratifica lo que se percibe y comentamos desde hace ya un par de meses, que está que se sale, en un estado físico y de confianza exuberante, como el de sus primeros meses en el Madrid, en mi opinión mejor, pues entonces las defensas rivales (de los equipos top Euroliga) desconocían y subestimaban su limitado pero efectivo repertorio. El domingo se salió ante los Oleson, Abrines y Navarro, que le conocen como si le hubiesen parido.
Dos días antes, frente Zalguiris, en un partido importante y que se puso feo por momentos, se cascó otros 16 puntos con 6/10tc. Selecciona bien sus tiros, elige cuándo poner el balón en el suelo y lanzar su bombita, si hasta parece por momentos que ha aprendido a botar (menuda verónica le dejó a Satoransky). Este resurgir de Carroll es un refuerzo inesperado y muy bienvenido en puertas del desenlace del curso.
Noticia esta semana fueron los fogonazos de dos actores muy secundarios. El mejor ante los lituanos resultó ni más ni menos que KC Rivers, con una estadística ‘modo Rudy’, de 12 puntos y 9 rebotes (y 0 pérdidas) para 21 de valoración. Y hablando de Zalguiris, no le perdería la pista a Arturas Gudaitis (2.08m, 22 años). Le faltan un año o dos de cocción antes de desembarcar en un candidato a Euroliga, pero tiene hechuras de crack, como demostró en el Palacio con varios 1×1 de quilates al poste. El otro actor secundario que destacó fue Mejri, al que la no convocatoria de Bourousis (¿?) unida a la lesión de Slaughter le regaló 21 minutos de gracia ante el Barca, que aprovechó con 11 puntos, 4 rebotes, 2 asistencias y las emociones un poco más controladas que de costumbre.
Dicho lo cual… no nos despistemos, que el miércoles empieza el verdadero chocolate, con los cuartos de la Euroliga. Espera Efes, errático pese a contar con Krstic por fin recuperado y en forma: promedia valoración 18 en los últimos 6 partidos. Pendientes estamos de la espalda de Rodolfo, con cuyo concurso no debería correr peligro la serie.
