Es una victoria parcial, pero igual es una gran victoria, se asegura el Madrid el primer puesto de la fase regular Euroliga en este año uno del formato todos contra todos, además lo hace a falta de una jornada y con el último partido en casa. Lo logra tras un sufrido triunfo ante Fenerbahce, que por muy mal que llegase sigue siendo el rival de toda Europa que peor se le da, una visita al dentista (iban 4 derrotas seguidas). Lo es por su planteamiento, que juega poco pero deja jugar aún menos, una plantilla muy física y que defiende al borde de la falta, amparado en cierta connivencia arbitral, porque Zeljko está en la banda y porque no dejan de ser el equipo turco de referencia, el país que desde hace años más invierte en la competición y nunca la ha ganado.
Fue un encuentro feo de solemnidad, se quedó el Madrid en su anotación más baja del curso pese a la victoria, incluidos 9 minutos seguidos sin poder comprar una canasta, entre el segundo y el tercer cuarto. El partido era clave para Fenerbahce y se notó que lo prepararon a conciencia, cerrando todas las vías de producción blancas, las líneas de pase de Luka, las penetraciones de Llull, las continuaciones de Othello y Ayón, el carretón de Carroll y las esquinas de Trey. Apagón total. Siete abajo al minuto 24, hacía falta que alguien se saliese del guión y ese fue Rudy, tan desatinado en fechas recientes, que se redimió con un par de triples clave, como el que lanza un salvavidas, aliñados con intensidad defensiva contagiosa. Y una vez recuperó el Madrid constantes vitales el encuentro cayó por su propio peso, porque tiene más baloncesto que Fenerbahce, al que le faltaban Sloukas y Datome, que todo hay que decirlo, y firmó 7/15 tiros libres.
El resultado en el Palacio, unido a la derrota de CSKA en Atenas tuvo consecuencias sísimcas en la clasificación, confirma que blancos terminan primeros, moscovitas segundos y Olympiakos tercero. El rival del Madrid en cuartos, salvo enorme carambola (aquí todas las opciones), será el ganador del Dogus-Estrella Roja, que se juegan el octavo puesto en la última jornada a partido directo. Dada la dinámica de ambos equipos y jugándose el encuentro en Estambul, apostaría claramente por turcos, que ya ganaron en Belgrado en la ida y que suman 4 victorias seguidas como local.
Pero el verdadero terremoto clasificatorio ayer fue la caída de Fenerbahce hasta el séptimo puesto, con solo una jornada por jugar. Las combinaciones son muchas, pero hay una bien clara, si Baskonia, PAO y Efes ganan sus partidos, condenarían a Fenerbahce a una serie infernal contra CSKA sin ventaja campo. Uno de los dos principales rivales por el título quedaría fuera en cuartos de final, y si son los de Zeljko pues mejor, bestia negra del Madrid, además jugándose la F4 en su pabellón y con esa ‘deuda histórica’ de la competición con Turquía puedo imaginar el listón arbitral. Karate press autorizado.
Baskonia y PAO tienen encuentros cómodos, en casa ante Zalguiris y en pista de Maccabi, respectivamente. El partido más difícil lo tiene Efes, que visita nada menos que el Palacio de los Deportes, ante un Madrid que no se juega absolutamente nada. Tampoco hace falta dejarse perder, Laso bien podría dar descanso a Llull y minutos a los secundarios, ¿quién podría reprochárselo? Efes viene de ganar 8 de los últimos 9, no haría falta un milagro para que mojase en Goya.
Era un derbi Madrid-Barca pero el ambiente en el Palacio, lleno técnico, eso sí, no fue muy distinto al de cualquier partido de Euroliga en casa, solo despertó el respetable con algún rifirafe en la segunda parte protagonizado por Tomic y Navarro, los más ‘queridos’ en Goya. Es lo que tiene un calendario saturado, quinto derbi del curso, que por muy azulgrana que vista el Barca, no deja de ser un duelo del líder contra el decimosegundo, ya eliminado, un derbi del siglo XXI. Y como tal se desarrolló el encuentro, de los más plácidos del curso europeo, analgésico para un Madrid titubeante las últimas semanas, cuya anterior victoria, de hecho, fue también ante el Barca. Barztokas se autoexplusó y a renglón seguido Rice comenzó a meter triples, un resumen del ambiente en el vestuario del Barca.
Con virulencia se sacudió el Madrid el conato de crisis de tres derrotas seguidas, pendiente de corroborar tan pronto como mañana ante Barca. El damnificado fue Estrella Roja, al que le cayeron chuzos de punta en una primera mitad redonda de los blancos, 63 puntos fruto no solo de un acierto puntual sino de picos de excelencia colectiva, encontrando siempre al hombre liberado tras extra pass (19 asistencias en los primeros 20 minutos). Al final los jugadores a estos niveles enchufan en un porcentaje alto cuando lanzan abiertos, miren a Maciulis, 4/6 ayer, que sigue al frente de la Euroliga en % de triples (55). El mejor fue Ayón, dio una exhibición de librillo del pívot moderno, que ya no pasa (o no solo) por lanzar ganchos con ambas manos, sino por ser agresivo en aro propio, buscando los espacios en el ajeno, poniendo buenos bloqueos a los exteriores, cortando rápido a canasta y doblando el balón de primeras al jugador abierto si tiene mejor posición.
Levantar al espectador del asiento es muy sexy pero gana poquitos títulos. Llull es un pasador sobrio, en sus asistencias no hay floritura, nunca salen en las mejores jugadas, como las de Campazzo, Teodosic o Chacho. El aficionado irregular le conoce más por los tiros salvapatria, que sí aparecen en los highlights, pero que en la ecuación dan tanto como quitan al equipo, como las asistencias de sobaquillo. Que nadie se engañe, al final es el pase y no otra faceta de su juego la que ha elevado a Llull en los 2-3 últimos años a la categoría de estrella Euroliga.
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