
Este sábado, con la Supercopa, arranca el curso 2020-21, el más incierto de la historia por la pandemia, y el Madrid lo hace tras pleno de victorias en pretemporada (4/0), que en realidad es lo de menos. Me quedo con la imagen: correcta, de menos a más. Es lógicamente pronto para sacar conclusiones al uso, pero sí podemos adivinar tendencias de lo que puede deparar el curso…
Abalde, impacto inmediato
Por edad, hechuras y pasaporte, la del gallego es una incorporación estratégica, más pensando en el medio plazo. Pero al ser el único fichaje de la temporada y hacer mucho tiempo que el Madrid no se gastaba tanto dinero en uno, se enfrenta también a ciertas expectativas de rendimiento a corto plazo, aunque sean de prensa y grada.

Pues bien, ha caído de pie, de lo mejor si no lo mejor de la pretemporada. Credenciales presentadas: sólido defensor (de físico va sobrado), tiene puntos, más consistente en penetración que en tiro, ayuda al rebote y a la generación desde bote, o sea, una navaja suiza, un ‘Hanga’ del sistema Laso. Esa versatilidad, que le permite jugar en varios puestos, le asegurará este curso mucho tiempo en pista. Es más, viendo la edad media de sus compañeros en las alas, apostaría a que acabará el curso como el exterior blanco con más minutos jugados.
Colgados de Facu

Mientras siga, Campazzo es diferencial. La pretemporada ha despejado cualquier duda sobre su estado físico y su compromiso con el equipo. El Madrid con él es firme candidato a todo, el problema es que no sabemos hasta cuándo seguirá: dependerá del timming de la free agency y las ofertas que pueda recibir, de si le compensan para pagar su cláusula, pero hay que contemplar muy seriamente el escenario de su marcha a mitad de curso. Y, dado el caso, no hay descarte NBA que compensase mínimamente su salida.
Tampoco la plantilla parece contar con recursos como para enjuagar el agujero que dejaría. Llull no logra frenar su decadencia: discretísimo en los amistosos, jugando más minutos como escolta que como base, sin ideas en la creación desde bote y limitado a tiros de dudosa selección. Aportará puntualmente pero mejor no echar cuentas con él como timón. Laprovittola puso el listón tan bajo que cualquier pincelada (y las ha tenido) nos puede parecer un brote verde, pero solo de pensarle como titular del Madrid me entran sudores fríos. No en vano se le fichó el verano pasado con la idea de que fuese tercer base, y entre medias no ha demostrado nada.
Alocén ha apuntado maneras en pretemporada, sobre todo en lo que a dirección de juego se refiere, pero aún le faltan aplomo y puntos para dirigir con solvencia a un top Euroliga cuando la carretera se empine. Mejorará durante el año, no tengo dudas, pero necesitaría hacerlo a pasos agigantados para asumir el timón a la hipotética marcha de Campazzo.
El ¿problema? del pívot reserva

La salida de Jordan Mickey y el fichaje frustrado de Zizic dejaron un agujero en la rotación interior, al menos en la teoría. La práctica es que todos los rivales directos del Madrid andan parecido, con la plantilla a medias por estrecheces económicas sobrevenidas: a Baskonia le falta un escolta y al Barca un pívot. Podemos filosofar durante días sobre las necesidades tácticas del roster, y seguramente tengamos razón, pero la realidad financiera manda sobre cualquier otra consideración. Y a falta de pan, el Madrid tiene buenas tortas con Garuba y Thompkins como reservas de Tavares, al menos a tenor de lo visto en los amistosos.
Altura al margen, Garuba tiene el perfil táctico ideal para jugar de pívot en el sistema Laso, con sus buenas manos y esa energía, intuición y solidaridad atrás. No seamos tan carcas, que hay formatos alternativos al pívot de siete pies. ¿O es que ya se nos ha olvidado que Laso hizo campeón de Europa al Madrid con Slaughter (204cms) de falso center?
Por si acaso, Thompkins tiene los kilos y los centímetros para emparejarse 1×1 con centers natos cuando Tavares se siente y la inferioridad física de Garuba con su par sea insalvable. Este verano ha tenido Trey el ‘detalle’ de cuidarse y llegar en buena forma física a la pretemporada. Además no tendrá que andar entrando y saliendo de las convocatorias ACB por el overbooking de cupos, así que cuento con ver su mejor temporada de blanco.
Overbooking en las alas
La profundidad de plantilla es una virtud cuando es pretendida y se distribuye con lógica, pero lo del juego exterior blanco más que profundidad se antoja overbooking (11 jugadores para 3 puestos), resultado de una planificación deportiva interruptus por el cierre de grifo decretado por el presi a mitad de verano.

Asumiendo que los 12 de referencia de Laso serán Facu (o sustituto), Llull, Lapro, Carroll, Rudy, Abalde, Deck, Taylor, Randolph, Trey, Garuba y Tavares, significaría que un jugador que cobra alrededor de un millón (bruto) anual no tendrá hueco en las convocatorias de partidos importantes, salvo lesión de un compañero. Me refiero a Causeur, que ha dado buenos años, nadie lo pone en duda, pero cuya presencia en el roster tiene escaso sentido en la actual coyuntura económica, tras la renovación de Carroll y el fichaje de Abalde, y dada la preferencia de Laso por Taylor. Buena pretemporada la del sueco, por cierto.
Causeur viene de una campaña discretita y tiene ya 33 años, hubiese sido un verano propicio para replantearse su continuidad, pero se le garantizó contrato hasta junio 2022. ‘La hipoteca de Belgrado’, y esa no es culpa del covid ni del volantazo de Florentino. Tampoco tiene mucha lógica, más allá de que entrene con los senior, la ficha de primer equipo concedida a Boris Tisma, por mejor pinta que tenga el canterano croata. En fin.

Alberto Abalde habría comunicado al Valencia que pagará su cláusula (1.5 millones) para poner rumbo a Madrid, según adelanta
Nunca he compartido ni entendido la inquina de buena parte de la afición blanca hacia Ante Tomic, a quien en ocho años en el ‘eterno rival’ no se le ha escuchado una mala palabra o exabrupto hacia el Madrid, y mira que le han puesto como un trapo. Una inquina, por cierto, construida en buena parte sobre un chascarrillo intencionadamente malinterpretado, aquello de «me voy para ganar títulos», frase que llevan años echándole en cara y que en realidad nunca dijo así. Me explico…

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