Tampoco nos engañemos, no pintaba especialmente bien esta Copa para el Madrid antes de empezar, mucho más irregular que el Barca las últimas semanas, con el juego exterior bajo mínimos y el hándicap del descarte de un extracomunitario. Pues solo ha hecho falta una tarde-noche de baloncesto en Málaga para saltar por los aires los análisis previos. ¿A cómo se pagaba en las casas de apuestas que el Barca, vigente campeón y favorito, caería en cuartos de final y Llull sería el máximo anotador de la victoria blanca? Así es la Copa del Rey.
El Madrid batió al Bilbao en la mejor actuación colectiva en competición doméstica de lo que va de 2020. Si el resultado no fue más amplio fue porque el rival también juega, y el de ayer tenía más vidas que un gato. Respondió a cada intento de demarraje de los blancos, hasta el que lideró Llull en el último cuarto. Habían corrido ríos de tinta sobre el menorquín las últimas semanas, por su evidente crisis de juego al regreso de la lesión, opiniones opuestas y en muchos casos radicales. Ni estaba «acabado», como decían desde la bancada apocalíptica, ni tiene sentido esperar el regreso de «el mejor Llull», aquel MVP de todo en 2017, como defendía la otra. El propio jugador había dado muestras de nerviosismo, entrando al trapo de los agoreros en Twitter y en zona mixta.
El coco de Llull
Como habíamos comentado, su problema de juego tenía su origen principalmente en el coco, una cuestión de confianza. Igual que cada pérdida y tiro fallado le hundían un poco más en el fango, cada triple le devuelve a la dinámica. Creo que para cualquier madridista de bien fue una alegría verle disfrutar en la pista y volver a sumar al equipo. Fue una aparición, cual Gandalf con los Rohirrim al amanecer del 5º día. Hizo un partidazo en su versión selección o Madrid noviembre’19, la de puñal desde la banca, más ejecutor que director, que es la vara de medir realista y lo que necesita el equipo de él para aspirar a todo. Acertó un par de triples de teórico bajo porcentaje que no siempre van a entrar, pero también limitó errores (0 pérdidas) y en general su selección de tiro fue mucho más cabal que en fechas previas, lanzando equilibrado y con los pies mirando a canasta. En definitiva, brotes verdes y un chute de confianza para el grupo.
A Carroll le defendieron bien, Causeur hizo daño por momentos y Rudy resultaba evidente que está lesionado, o muy tocado (arrastra problemas de aductores). Ha forzado para estar en la cita, un detalle, pero no contaría demasiado con su concurso el fin de semana. A Bouteille, ‘el deseado’, le secaron entre Deck y Taylor. Si el casting para sustituir a Carroll está entre el francés y Prepelic, la final está reñida, ambos son magníficos jugadores y tiradores, de un nivel similar. De entrada Bouteille es alero y no escolta. Posee un enorme talento para sacar porcentajes altos de lanzamientos forzados de media y larga distancia, con el defensor encima, preciosos para el aficionado, un poco old school. Sin embargo, es menos dinámico que Prepelic, va justo de físico, genera poquito desde bote y no llega hasta el aro. El esloveno quizá no sea tan consistente en el tiro, pero tiene la ventaja de que ya pertenece al club, conoce el vestuario, sí es escolta y puede generar algo desde bote = puntos baratos desde el tiro libre. En fin, queda todavía tiempo para debatir del tema, homenajear a Carroll como merece y cerrar el capítulo sustituto. Patxi, ahora estamos a setas.
Campazzo, favorito a MVP
Laso descartó a Thompkins como extracomunitario en beneficio de Mickey, la opción tácticamente más lógica. El americano, sin embargo, fue de lo más flojito del equipo y, dado que se pueden hacer cambios en la convocatoria a lo largo del torneo, no sorprendería ver a Trey de corto más adelante.
Si Llull fue quien clavó la daga a Bilbao, el sostén del Madrid fueron Campazzo, Tavares y Deck. Facu continúa en pico de forma, impartiendo cátedras de dirección cada velada: acumula 51 asistencias en sus últimos cuatro encuentros (9 ayer) y, si sois de apostar, me parece claro candidato a MVP. Tavares volvió a ser un valladar, y lo fue ante una de las mejores parejas de centers de la competición, el puesto estrella de este Bilbao. Subió 14 rebotes y 26 de valoración, candidato también a MVP, menos que Facu solo por el hecho de que lo decide la prensa y suele decantarse por los bajitos, más vistosos al aficionado. El tercer sostén del grupo fue Gabi Deck, aliado con Campazzo, que le asistió en no pocas de sus 8 canastas (de 9 intentos). El alero argentino parece estar recuperando la estela de su gran arranque de temporada, promedia valoración 20.2 en las últimas cinco citas de competición doméstica. Tiene un IQ altísimo en pista y buenas manos, un verdadero pichichi cerca del aro. Venderá pocas camisetas, pero es el ‘fichaje’ del año de la sección, y lo sabéis.
Adiós, Barca
Antes de todo esto, el Valencia había tumbado al Barca, al que parece haber tomado la medida, pues ya dominó y bien mereció a los puntos haber ganado el duelo de Euroliga del martes pasado. La de ayer fue una victoria de ley, un repaso épico de Ponsarnau a Pesic. A falta de juego colectivo o ideas en ataque, el Barca recurrió al triple, muchos de ellos forzados, lo que lastró el porcentaje. Lanzó 43, por solo 27 tiros de dos: si lo hace el Madrid y cae en cuartos de final ya estaríamos pidiendo la cabeza de Laso por jugar «como un pequeño». Al final, este Barca saca adelante la mayoría de los partidos gracias a la suma de arrebatos puntuales de acierto ofensivo individual, por al enorme talento de la carísima plantilla que le han comprado a Pesic. Pero colectivamente es un estilo algo pobre, con sistemas del siglo pasado y sucesión de aclarados 1×1, que empequeñece a teóricas estrellas como Cory Higgins y Brandon Davies, claramente venidas a menos y sin cuyo concurso a un nivel más homologable este Barca está limitado para optar a títulos. Ya se le han escapado los dos primeros…
Dicho lo cual, tampoco hay lugar para la relajación en las filas blancas pese a la eliminación del rival a batir. El sábado espera Valencia, séptimo clasificado de la Euroliga y en pleno pico de forma, de facto el tercer mejor equipo del basket español a febrero de 2020. Viendo el nivel del otro lado del cuadro, bien puede ser una final adelantada. A disfrutar.
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