Leo opiniones enfrentadas sobre el interés del ‘March Madness’. Para los menos ilustrados, apuntar que en el mes de marzo (loco) se disputa la fase final de la liga universitaria estadounidense (NCAA), cuyas eliminatorias se juegan a partido único.
Ramón Trecet se ha volcado en su blog y su twitter. Lo mismo que Jacobo Rivero (sputnik) y M. A. Paniagua. Por contra, Jesús Sánchez (Marca) apunta con sorna en twitter: «Queda muy in decir desde aquí que te gusta el march madness. Pero a mí me aburre soberanamente».
Todas las opiniones son respetables. Sin entrar a valorar, apunto algunos pro’s y contra’s.
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PROS
– No se compite por dinero, al menos directamente. Cierto que algunos jugadores son conscientes de que les espera un futuro en la NBA, es decir, la vida resuelta. Pero son los menos. La mayoría compite únicamente por los colores. Nunca se darían los esperpénticos y frecuentes casos de jugadores NBA lanzándose las zapatillas en el último año de contrato. O de equipos dejándose perder en busca de más bolas en el sorteo del Draft. En ese sentido, la NCAA es mucho más noble.
– El ambiente en los pabellones. El público se implica: acude uniformado, anima, canta y aplaude. Hay ruido, pasión. No hay mejor salsa para un partido de baloncesto que un pabellón con ambiente. En la NBA, en cambio, abunda el famoseo casposo, el concepto dejarse ver. «No me gusta el baloncesto, pero mi agente me ha recomendado sentarme en primera fila en el partido de los Lakers para ver si pesco algún papel». Llegan 5 minutos tarde y pasan en el bar el comienzo de la segunda parte. Tienen las manos demasiado ocupadas en comer y beber como para aplaudir. El resultado son babellones vacíos (NJ o Memphis) o silenciosos (Staples Center), con honrosas excepciones (Utah o Miami).
CONTRA

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Pregunta al aire
Uno que escribe siente cariño por la competición universitaria, por su nobleza y autenticidad. Pero no puede evitar lanzar esta pregunta al aire: ¿Por qué seguimos en España la NCAA y pasamos de partidos como Olympiakos-Panathinaikos o CSKA-Khimki en las respectivas ligas nacionales, encuentros con más nivel, tanto ambiente y disputados en usos horarios cercanos? ¿Por ia influencia de la cultura americana? ¿Por la morrinha de tiempos pasados?
Yo soy un seguidor aférrimo de la NCAA. Me parece que es lo más parecido a lo que se siente en las canchas europeas en cuanto a seguimiento y emoción. Un partido de cualquier ronda del torneo final es emoción, competitividad. Podemos ver a las futuras estrellas de la NBA, ahora más tras la «obligación» de pasar al menos 1 año allí.
A los que nos gusta el baloncesto clásico disfrutamos con universidades como Butler, notre Dame, Robert Morris, etc… sin estrellas pero con muchos fundamentos. Además, te permite conocer cómo juegan las estrellas de la NBA antes de que debuten (mucha gente aún no ha visto a Blake Griffin y otros cuando debute, sabremos si ha cambiado su juego o no por la lesión).
Tiene muchísimos alicientes. Te invito a ver un Duke-UNC en el Cameroon para que te enamores.
Saludos