De Shawn Kemp quedan para el recuerdo sus temporadas en Seattle, donde alcanzó a verse con los Bulls del 72/10 en las finales del 96. Un ala-pívot de tremendo físico, un dominador de las zonas. Haciendo limpieza en mi cuarto encuentro una longaniza de cromos de la NBA de mediados de los 90. Ahí está Kemp, cuando era una estrella. ¿Qué fue de él? Lo último que se supo fue de sus escarceos con la droga, por los que rindió cuentas a la justicia en 2005. El alcohol, el sobrepeso y cerca de una decena de hijos ilegítimos desperdigados por la geografía estadounidense completan su “otro currículo”. Fue ejemplo de la cara B del cuento de hadas de los prodigios de instituto que saltaron a la Liga sin escala universitaria (en pasado, porque hoy la ley impide reclutar por debajo de 20 años). Los últimos veranos, Kemp ha intentado ponerse en forma y recorre los campus de las franquicias “mendigando” empleo con poco éxito. Una estampa patética para una antigua estrella de la competición. La NBA es tierra de oportunidades, pero también es cruel parada cuando se pierde el paso. Recordamos en esta clasificación a algunos de los que se quedaron en el camino, casi todos son ya sólo reliquias de cromos.
– Efecto gaseosa: promesas universitarias o de primeros años de carrera profesional, jugadores de gran talento cuya relevancia se evaporó (causa mezcla de lesiones e indolencia) hasta caer en la mediocridad e indiferencia, aunque en todos los casos con una generosa pensión asegurada. Tom Gugliotta, Juwan Howard, Steve Francis, Penny Hardaway, Christian Laettner, Shareef Abdur-Rahim y Jason “Chocolate Blanco” Williams.
– Mala vida: “Nunca jugué un partido de NBA sobrio. Llegué a beber ginebra hasta en los descansos”, Keon Clark, espigado ala-pívot que pasase por Denver, Sacramento o Utah. Fuera del parquet, los jugadores de la Liga tienen algo en común con las estrellas de rock. Fama y dinero a mares llama a drogas, a alcohol y a mujeres de dudosa reputación. Ahora se imparten cursos de orientación a los novatos para lidiar con la tentación del mal camino. Para Vin Baker, Shawn Kemp, Eddie Griffith y Keon Clark llegan demasiado tarde.
– Les miró un tuerto: trayectorias notables lastradas o cortadas de raíz por lesiones, ya sea una grave o muchas repetidas. Bryant “Big Country” Reeves, Jayson Williams (reboteador de Nueva Jersey que llegó a All-Star), Michael Dickerson y Terrell Brandon. Caso dramático fue el del base Jayson Williams (nº2 del draft de 2002 por Chicago Bulls). Llamado a ser estrella, un accidente de moto casi le costó la vida en 2003. La rehabilitación llevó un año, para entonces ya no tenía hueco, ni en los Bulls ni en ningún otro equipo de la NBA. Muchas veces intentó reengancharse, pero sólo logró jugar 5 encuentros de la pretemporada de 2005 para Nueva Jersey. Su trayectoria profesional terminó con 25 años, cuando los Austin Toros de la Liga de Desarrollo le cortaron en diciembre de 2006.
– RIP: perdieron la vida en dramáticas circunstancias durante el cenit de sus carreras en la NBA. Malik Sealy (Minesotta Timberwolves) y Bobby Phills (Charlotte Hornets) contaban 31 primaveras cuando murieron en sendos accidentes de tráfico en el año 2000.
– “Que fue de”: ocuparon páginas de sucesos por hechos rocambolescos acontecidos durante y después de su paso por la NBA. Junto a la definición de “bala perdida” en el diccionario aparece una fotografía de Isaiah Rider, escolta portentoso e imán de conflictos. Ya en sus años universitarios en Nevada Las Vegas, J. R. pasó un par de días entre rejas. Su andadura NBA hizo escala en Minesotta, Portland, Atlanta y Lakers, entre otros. “Tiene problemas con la autoridad”, fue la explicación de psicoanalista de película de Woody Allen que se daba a su comportamiento deportivo: indisciplina reiterada y agresividad en la cancha en forma de violentas faltas y airadas protestas (que acostumbraban a costarle sanciones de partidos y dinero). Fuera de las canchas, su dilatada relación con la justicia culminó en febrero de 2007, cuando fue declarado culpable de intento de violación, asalto a un coche y posesión de cocaína. Durante el juicio reconoció su larga adicción a la marihuana y a la cocaína, ya desde tiempos en la NBA. Esta noche, J. R. Rider duerme en la cárcel.
Byron “Animal” Houston fue elegido en primera ronda del draft de 1992 tras un prometedor ciclo universitario (máximo anotador de la historia de Oklahoma). En la NBA, jugó en Golden State y en Seattle, con poco éxito, aunque los aficionados españoles le conocemos por sus temporadas en el León y el Joventut a finales de los 90. El pasado septiembre (2007), una mujer lo denunció al verle dentro de su coche (aparcado en una calle de tránsito), con los pantalones bajados y masturbándose. Cuando llegó la policía, le pilló con “las manos en la masa”. Los vecinos relataron que no era la primera vez. Por entonces, Houston estaba en libertad provisional, pues un par de años antes había sido procesado por exhibicionismo en un campus de niños.
Durante el juicio, la defensa argumentó que el comportamiento del ex-jugador era producto del trastorno causado por los abusos que sufrió en su niñez. A pesar de lo cual, Houston pasará los próximos cuatro años en prisión. Bison Dele (antiguo Brian Williams, hijo de un componente de “The Platters”) se retiró con sólo 31 años, rechazando un contrato de 30 millones de $ con los Pistons (curso del 2000). En el 2002, el ex-jugador, su pareja y su hermano (Dabord) alquilaron en Nueva Zelanda un catamarán (Hakuna Matata) para un crucero privado. Cuando la embarcación atracó en Tahiti (Polinesia francesa), Dele y su acompañante habían desaparecido. Supuestamente, su hermano les había asesinado y lanzado por la borda para quedarse con el dinero de la herencia. Pero nunca se llegó a conocer en detalle lo que sucedió en Hakuna Matata, pues Dabord no llegó a ser juzgado, al morir antes (supuestamente suicidado) de una sobredosis de insulina. El cuerpo de Bison Dele nunca fue encontrado.