– Phoenix Suns. Hace ya un par de cursos que las bases están puestas. Pequeños detalles en los Playoffs les han impedido comparecer en las finales, pero ya les toca. Nash, Marion, Stoudemire, Bell, Diaw, Barbosa, siguen todos los importantes. La marcha de Kurt Thomas es menor. Además, se suma Grant Hill, al que infravaloraron en Orlando a la vuelta de sus mil y una lesiones. Engrasará una ya de por sí fluida circulación de balón, se creará sus propios tiros cuando Nash no esté en cancha (cosa que otros del equipo no pueden decir), e incluso puede ayudar en labores de dirección (con 2,05 m. es más base que Barbosa). Con su llegada, Boris Diaw perderá algunos minutos, que además pasarán a ser casi siempre en puesto de 4. Pero éstos son sólo detalles tácticos, al fin y al cabo, el equipo de juega memoria, un regalo para los sentidos. Diagnóstico: Este año sí, campeones.
– Los Angeles Lakers. Mismos condimentos, mismo resultado. La plantilla tiene talento y juventud, pero son tiernos como el pan Bimbo. Kobe Bryant y Phil Jackson son los mejores en cancha y banquillo, respectivamente, pero sólo con eso no llega para grandes gestas. Se necesita que alguna promesa de un paso al frente para salir de la clase media y convertirse en superguerrero. Andrew Bynum, Kwame Brown, Ronnie Turiaf, Shasha Vujacic o Luke Walton. Sólo parece factible en el caso del primero, pero hay que gatear antes de echar a andar. Lamar Odom es un mariscal notable para Kobe y la llegada de Fisher aportará experiencia y profesionalidad, de lo que carecen tanto Chris Mihm como Vlado Radmanovic. Más de lo mismo, y en el caso de Lakers se repite ya unos cuantos años: juego alegre, mala defensa, Playoffs por los pelos y adiós en primera ronda.
– Golden State Warriors. Es difícil pronosticar con un equipo cuyos resultados responden sólo a la teoría del caos, cuando cada noche dependen del acierto desde el arco y de un sistema con tendencia al desorden. Esta temporada es una reválida para conocer cuan real fue la campanada del curso pasado, aunque es probable que las pinturas de guerra no se desempolven hasta Playoffs, si es que se clasifican. La novedad de este año es la marcha de uno de los estandartes de la plantilla, Jason Richardson, incomprensiblemente regalado a Charlote. Sin embargo, su baja está bien cubierta. El italiano Belinelli es el rookie que más ha deslumbrado en pretemporada, apunta maneras de francotirador. Llega al lugar idóneo. Además, Azubuike, que ya asomase en su primer curso, podrá crecer sin el freno de minutos que suponía Richardson. Llega Austin Croshere, en plena cuesta abajo, pero sus características casan con el estilo de juego de los de Oakland. No sería el primero que se rehabilita en los Warriors. Diagnóstico: Lo pasarán muy mal para entrar en Playoffs, pero si llegan pongan el vídeo a grabar.
– L A Clippers. Es difícil explicar su batacazo de la campaña pasada con una plantilla veterana y de garantías, tras alcanzar segunda ronda en postemporada el curso anterior.
