Detroit. Fin de ciclo.
Los ingredientes para llevarse la floja conferencia Este eran inmejorables: experiencia de campeones, un quinteto brillante y solvente, y dos buenos pivots reservas (McDyess y Maxiell). Su defensa no es lo que era y el banquillo en los puestos exteriores es casi nulo; pero lo que les faltó en la final de conferencia ante Cleveland fue ambición y frescura. Billups es agente libre este verano, querrá firmar el último gran contrato de su carrera y todo apunta a que cambiará de aires. A Webber le quedan dos telediarios de baloncesto y Wallace está de vuelta. Quizá intenten exprimir el modelo una temporada más y mantenerse entre los notables, pero con estas piezas ya no da para asaltar el título. Se avecinan tiempos de cambio en la Motown.
Chicago. En el cruce de caminos.

Dos jugadores prometedores han eclosionado definitivamente en la ciudad del viento para colarse en el estrellato de la liga: Ben Gordon y Luol Deng. Se merendaron a los campeones y pasaron a segunda ronda en la postemporada por primera vez desde los tiempos de Jordan. Pagaron la novatada contra Detroit: se estrellaron con la experimentada defensa de los Pistons y contra el desequilibrio de su propia ofensiva. Los Bulls sólo atacan por un frente, el juego exterior, donde suman el 80% de sus puntos (Gordon, Deng, Hinrich, Nocioni). En la pintura hay atletas, buenos defensores y reboteadores (Ben Wallace, PJ Brown y Tyrus Thomas), pero falta talento, recursos. El desequilibrio de su ataque les limita, y difícilmente crecerán más allá de la segunda ronda sin anotar en la zona. Seguirán entre los notables, pero para pensar a lo grande tendrán que arriesgar y apostar a lo grande. Empezando por rascarse el bolsillo y renovar a Nocioni, y continuando por romper el cerdito (soltar a alguna de sus dos estrellas) para llevar a Pau.
Toronto. Bases puestas.

La campaña de los Raptors ha sido magnífica. Se clasificaron brillantemente para la postemporada con un proyecto completamente renovado, haciendo un buen baloncesto y con jugadores jóvenes. Las bases están puestas. Su derrota en primera ronda contra los Nets duele (a Bosh le deslumbraron los focos de los playoffs), pero para empezar está bien lo conseguido. Les sirvió para aprender a competir, el año que viene serán más duros. Cuentan con una potente dupla en la dirección (Calderón y TJ Ford), aleros solventes no exentos de calidad (Anthony Parker, Jorge Garbajosa, Carlos Delfino, Morris Peterson y Juan Dixon) y, sobre todo, dos pívots llamados a marcar época (Bargnani y Bosh).
New Jersey. Señales contradictorias.

Con la sensible baja de Nenad Krstic, que les privaba de referencia ofensiva en la zona, consiguieron eliminar a Toronto sin ventaja de campo y complicarle la vida a los Cavaliers finalistas en segunda ronda. Suena a buen balance. Jasón Kidd estuvo sublime en Playoffs, Carter irregular pero desequilibrante y Jefferson notable, sobrio. Además, Nachbar se ha confirmado como una cuarta vía. La recuperación de Krstic debiera esperanzarles para competir por llegar muy lejos la próxima campaña, pero la sensación que transmite el equipo es de estar de vuelta. Carter y Kidd copan a diario rumores de traspaso, y el 2 del pasado draft (Marcus Williams) ha resultado una decepción. El quinteto Kidd, Carter, Jefferson, Nachbar y Krstic suena a dinamita en la conferencia Este. Con los roles bien asignados y todos remando del mismo barco podrían apuntar lejos.
Cleveland. Los réditos del cuponazo.

El gordo de navidad de hace cuatro años no cayó el Sort, sino en Cleveland. Ciudad históricamente dejada de la mano de dios, en general, y del baloncesto, en particular. Los millones llegaron de manera indirecta, adosados a la nueva imagen de su franquicia: Lebron James. Pero este año han llegado también victorias, y de que manera. Con la inestimable colaboración de una plantilla completa y de calidad, repleta de burgueses en papel proletario (Illgauskas, Larry Hughes, Drew Gooden, Donyell Marshall y Damon Jones), a la que se han sumado dos agradables revelaciones en los puestos exteriores (Daniel Gibson y Shasha Pavlovic), James ha guiado a los Cavaliers a las finales. Fueron barridos por los Spurs porque sencillamente son peores. Pero su primera incursión en la elite les llevó muy lejos. La evolución de Lebron, de manera que aprenda a brillar sin eclipsar a sus propios compañeros, marcará el futuro del equipo.