
Nunca dejéis de creer, de veras. En algún momento de la larga noche de tres meses que ha durado la crisis blanca del comienzo de este 2022 yo mismo coqueteé con la desesperanza. No soy el único. Me reconoceréis que era lo sensato, pero es que el Madrid de Laso no es sensato ni predecible, y por eso le queremos, como concepto abstracto, como animal competitivo que resiste a la vejez y a la lógica. El equipo de los imposibles.
Si el Barca era de por sí favorito para esta semifinal, a alturas del descanso lo era todavía mucho más, 11 arriba sin necesidad de jugar bien ni dominar. Un arreón de 3-4 minutos en el segundo cuarto le valieron para la escapada. Así son los buenos equipos, y el Barca lo es, castigan sobremanera los errores. En casa de Frinchi lo veíamos negro y aceleramos el ritmo de botellines. Yo ya rumiaba el titular para mis adentros: «Llegamos como nunca y perdimos como siempre». Pesaban en la moral las cinco derrotas consecutivas en los clásicos previos, desde que se marchó Facu nos han mojado sistemáticamente la oreja.
La hora de los valientes
Pero este partido tenía algo distinto, en ninguno había tanto en juego, billete a partido único para la final continental, la hora de los valientes. Y al Barca se le agarrotaron las piernas en la segunda parte, a medida que el Madrid se reenganchó al duelo. ¿Quién dijo imposible?
Jasikevicius bramó después en rueda de prensa su cantinela ya habitual: «No somos killers». Le faltó añadir que «como sí lo es el Madrid». Esta era la Euroliga del Barca: con el bloque aún al completo que construyó Bertomeu al final de la escapada (Brandon se pira en verano a Milán), líderes de la fase regular, Mirotic MVP, los rusos fuera de juego y Madrid-Efes en teóricas horas bajas.
Era su año… pero se cruzaron con el Real en cuarto creciente, nueve victorias seguidas y muy poco que perder. Salieron los blancos fuerte en la segunda parte, ¿por qué no? Se acercaron primero, miedo, y se pusieron por delante después, cortocircuito. Laso jugó mejor sus cartas que en duelos previos, hizo valer el peso de la profundidad de plantilla, ese Madrid que no sabes por dónde te viene. Alberto Abalde, de base por la lesión de Goss en el primer minuto, prendió la chispa en la reanudación con siete puntos consecutivos. Y Causeur recogió la antorcha, agrandando su leyenda de especialista en las F4. Se fue a 18 puntos, incluidos cinco consecutivos clave a falta de dos minutos.
La reválida de yabusele
Fue un partido desaliñado, a ritmo del nuevo Madrid, 86 puntos anotados, 27 más que en la final de Copa… Pensad en la resiliencia de este grupo: de los tres teóricos bases puros con los que inició la temporada (Heurtel, Goss y Alocén) ninguno pudo jugar esta semifinal, el partido más importante del curso hasta la fecha.
Capital resultó también el step up de Yabusele en plaza grande. Han hecho falta seis clásicos para verle rendir por fin a su nivel y no apocarse ante Mirotic. Terminó con 18 puntos y 8 rebotes, 24 de valoración, graduándose como la estrella emergente del basket continental que suponíamos. Es de justicia reconocer que el montenegrino estuvo inmenso, aunque en su caso más solo. Notó el Barca el apagón de sus referencias anotadoras del arco, Higgins-Kuric, que sumaron 12 minutos y 0 puntos. Algo falla, y no solo la salud, si te juegas las castañas a estas alturas con Lapro de faro del backcourt.
Tavares cumplió pero el pívot decisivo fue Poirier, el teórico reserva, al que esta vez no le hace honor la estadística, 6 de valoración. Su adrenalina y velocidad resultaron capitales en el último cuarto, castigando el aro y llegando a algunas ayudas defensivas clave; para el recuerdo el tapón(azo) en transición a Lapro a 52 segundos por jugar. Seguramente la jugada del partido.
No se ha ganado ningún título aún, vale, pero se ha eliminado al gran favorito, el eterno rival y en el más grande de los escenarios. Una victoria clave para el balance de la temporada y una inyección de moral para una sección en horas turbulentas. Falta la guinda el sábado, pero ya se ha prendido la mecha y la noche todavía es joven. Disfrutad
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