Como Turpin hubiese querido

Dick Turpin fue un bandolero inglés del siglo XVIII, robaba caballos y asaltaba carruajes, aunque para los que frecuentamos esta plaza quedará sencillamente como el apodo que utilizó durante años Juanan (@van_palomaain), al que perdimos el miércoles en un tren a Santiago. Quiero agradecer todas las muestras de apoyo que he recibido de la hermandad digital (twitter y el blog) por la pérdida de un amigo tan querido y cercano tanto para mí como para toda mi familia.

Turpin era el alma de este blog desde sus comentarios frecuentes y sus entradas ocasionales, un compañero de debate, una pluma original, polémica y vehemente. Lo que bastantes quizá no sepan es que tras ese avatar virtual casi incendiario (una «Twitter star» me dijo el martes en tono jocoso), se escondía un amigo fiel en la vida real, un tipo bastante tímido, por cierto, especialmente con las chicas y los familiares de amigos. Fue compañero de instituto, mío y de varios lectores de este blog. Nuestros caminos se bifurcaron en la universidad para reecontrarse después con fuerza a través del baloncesto. Disfrutaba los gintonic de Martin Miller en el Patatus de la calle Fuencarral, la música pop inglesa y el sonido Motown. Vivió con pasión y no tuvo por suya más religión que el madridismo. «Lo que nos hace mejores es la crítica y la resistencia al fracaso, Víctor, mearnos en las circunstancias», me solía decir, que igual aplicaba a un amigo que había perdido el trabajo o al Madrid, eliminado en Euroliga de nuevo antes de tiempo. El lunes nos levantaremos y este volverá a ser un blog del Madrid de baloncesto, tal y como Turpin hubiese querido.