1) Designaciones emotivas

– «¿Pero si no ha hecho otra cosa en la vida que jugar al baloncesto?»
– «Bueno, a todo se aprende».
.
A Plaza le han llovido palos por la euro-eliminación del Madrid… ¿quién se acordó Herreros y Antonio Martín? Ellos fueron los iluminados que cambiaron a Marko Tomas por Pelekanos y rompieron el cerdito para traer a Papadopoulos («para recuperar la grandeza en Europa»). A Ivanovic le largaron en el Barça… ¿y por qué no a Savic? Él, que llegó de Bolonia con credenciales, fue quien decidió dar el mayor sueldo de la ACB a Ersan Ilyasova, quien llenó los bolsillos a Kasun o quien consintió la cesión de Marc Gasol. Hay excepciones, claro (Villacampa), pero son las menos. En realidad hay un caso peor, el del hijo o el yerno del jefe que acaba de terminar la carrera (típico en la NBA)…
2) De oídas

Seguro que este Chris Wallace tiene un señor sueldo. Desayuna copos de avena, se enfunda un traje italiano y conduce su Lexus hasta la oficina, donde abre el correo con parsimonia. Los días de partido va al FedEx Forum, donde saca el ‘genlteman’ que lleva dentro y prefiere no enterarse de que el pabellón parece una biblioteca, vacío y en silencio. El pasado 1 de febrero, Wallace traspasó a su jugador franquicia a cambio de nada, más los derechos de Marc Gasol. Sí, el hermano grandullón fue supuestamente la clave oculta de la operación, el as bajo la manga, según nos desvelaron algunos periodistas muy entendidos. Dos meses después, preguntado por el pívot de Akasvayu, Wallace responde con naturalidad: «No le he visto jugar nunca, pero dicen que es muy bueno»…
(añadido. 10 días después de publicar este artículo, Chris Wallace viajó a Turín para ver en directo a Marc en la F8 de la ULEB. Allí afirmó que le vé «preparado». Se cumplían dos meses y medio del traspaso).