Reconexión desde la defensa

Hace falta defender muy bien (y avasallar en el rebote: +16) para ganar un partido de Euroliga, encima de forma holgada, pese a 22 pérdidas de balón y a no lanzar ni un solo tiro libre (¡!). Fue el caso del Real Madrid anoche, que sacó adelante un duelo contra Zalgiris clave para frenar la sangría, recuperar la cara a la temporada y hacerse un mínimo colchón en la lucha por un puesto en el top8.

Pero al partido volveremos después, porque la noticia no sucedía en pista sino en la enfermería: la nueva lesión de Llull, que ha pasado por quirófano para someterse a una artroscopia en la rodilla derecha. El tiempo de baja no es muy preciso, pero estaríamos seguramente hablando de 6-8 semanas. Si sumamos una o dos más para recuperar el ritmo, significa que no echaríamos cuentas con Llull sano hasta mayo. Un crochet en la línea de flotación del Madrid que, ni qué decir tiene, no saldrá al mercado a buscar sustituto. No lo hizo a la marcha de Facu, lo va a hacer por una lesión del menorquín…

Puede que Llull de base no fuese la idea original de Laso para este curso, desde luego no debería serlo para el que viene, pero dados los recursos de la plantilla actual, sí que era la mejor baza del Madrid para lo que resta de temporada. La esperanza de que mantuviese esa versión de las semanas inmediatamente posteriores a la marcha de Campazzo. Quizá esa media docena de partidos fue solo un espejismo, fruto de nuestro «optimismo jaranoso«, pero al menos era algo a lo que agarrarnos ante el socavón que dejó el argentino. Bien, pues esa esperanza se la están llevando las lesiones. Las mismas continuas lesiones que han impedido a Llull un nivel homologable sostenido en el tiempo desde que regresase de aquella rotura de ligamentos hace ya 3 años. Da muchísima pena: es uno de los más grandes que ha vestido la camiseta blanca, para mí el mejor jugador de la ACB en la década 2011-2020. Una leyendaza y un tipo cojonudo.

Sin embargo, y en estos días que tanto hablamos de los movimientos de plantilla para la próxima campaña, creo que el club debería pensarse muy bien el rol y los términos (salario, duración) de la renovación, en vista de la fragilidad física y rendimiento del menorquín, camino ya de 34 años. Porque doy por sentado que seguirá, incluso que se retirará de blanco, pero el Madrid debe curarse en salud para competir en la élite, y eso pasa por tomar medidas a veces dolorosas, impopulares entre la afición, como relegar a Llull a un rol bastante secundario. En otras palabras: que si la idea es recuperar el terreno perdido con el Barca de la mano de Llull y Heurtel de bases estamos apañados. Sé que seguramente me caigan palos por escribir esto, de los aferrados a la vieja guardia, que no son pocos, de los que confunden la fidelidad con la ausencia de crítica constructiva. Pero ahí no me encontraréis.

Regresemos a Goya, al partido de anoche, amarrado desde la defensa, y me parece de ley destacar a dos de los que peor venían jugando: Garuba y Tyus, esta vez sí, implicados y muy activos, que es ni más ni menos lo que se espera de ellos. Puede que este año no vayamos a ganar la Euroliga, pero se puede (y se debe) dar guerra y caer con dignidad. Dadas las limitaciones de la plantilla y el lastre de las lesiones, eso pasa impepinablemente por elevar el nivel defensivo. No hay otra receta. Anoche fue un recordatorio.

En Zalgiris juegan dos piezas teóricamente cotizadas de mercado, Grigonis y Walkup, que pasaron por Goya con mucha más pena que gloria. Grigonis, de hecho, va camino de convertirse en una de las atracciones del verano: Zenit tiene su nombre marcado en rojo en la agenda. Le he visto ya unos cuantos partidos este curso: tiene IQ y talento, pero también va un poco justo de físico y velocidad de ejecución para la mega élite europea, que sería el siguiente paso. Desde luego no le veo una opción para el Madrid, dado el overbooking exterior, con Causeur, Rudy, Taylor y Abalde bajo contrato garantizado, y Llull y Carroll camino de renovar. No, el salto de calidad del Madrid este verano pasa por el puesto de base, por el nombre que acompañe a Heurtel y a Alocén.

Por cierto, que el maño volvió a jugar anoche un partido consistente, acertado en defensa y dirección. No estelar, desde luego, pero sí apañado, igual que el vilipendiado Lapro. En vista de que Abalde cortocircuita un poco en el puesto de base, el periodo de baja de Llull puede ser el momento para plantearse ir metiendo a Matteo Spagnolo en convocatorias ACB, por aquello de rotar un poco. Ahora bien, eso debe decidirlo Laso, en función de cómo le vea en los entrenamientos. Que no se trata de regalar minutos a canteranos por postureo y castigo a Lapro, sino porque sea lo mejor para el equipo y la sección.

Por cierto, y ya para terminar, Laso se puso como una furia en la entrevista posterior al partido, blandiendo la hoja de estadísticas y lanzando una puya al arbitraje en forma de pregunta, ¿cómo es posible acabar sin un solo tiro libre lanzado? Cierto es que el Madrid a día de hoy carece del respeto o incluso protección de que gozan otros, digamos CSKA o Barca. Me remito a la cifra de técnicas por protestar o a algunas de las faltas que le pitan a nuestra estrella (Edy). Pero concretamente los tiros libres lanzados tienen más que ver con las situaciones de juego y las virtudes de los jugadores. Al final, los tiros libres no son sino el fruto de las faltas, que normalmente sacan los generadores desde bote cuando atacan el aro.

Y ahí es donde cojea el Madrid dramáticamente desde la marcha de Campazzo: raramente vemos a Laprovittola o Alocén romper a su defensor. Y pidiendo bloqueo tras bloqueo en cabecera no se sacan faltas. Causeur podría entrar en la categoría de generador desde bote, pero su juego unidireccional resulta un poco previsible, mientras que Abalde ha perdido la mordiente de unas semanas a esta parte. Al final, solo Deck juega con la agresividad suficiente como para acudir regularmente al 4.60. Otro punto a tener en cuenta en la configuración de plantilla de la próxima temporada…

La hora del Gigante Verde

De muchos quilates la victoria del Madrid en Kaunas, que apuntala su mejoría tras el bache de juego en el arranque Euroliga. Porque una cosa es batir a los juveniles de Jimki, incluso a un buen Bayern en el Wizink, y otra tomar la pista del líder, en un partido de poder a poder, con oficio y templanza, sabiendo sufrir. No era normal la diferencia de rendimiento entre la ACB (9-0) y la Euroliga (1-4), y el cambio de tendencia ha acabado decantándose en la dirección lógica: hacia arriba en Europa.

¿Artífices? Pues también los lógicos, los dos faros del proyecto, Tavares y Campazzo, que brillaron con luz propia en Lituania. Facu fue el de las grandes veladas: canchero, generador (10 asistencias) y ejecutor (5/8 triples), metidísimo en partido, rebozándose por el parquet por los balones sueltos. Cualquiera diría que tiene pie y medio fuera.

Y sí, lo tiene, porque ya sabemos que la NBA arranca el 22 de diciembre, así que nos quedan solo 2-3 semanas del cordobés, que Laso, eso sí, va a exprimir hasta la última gota. 33 minutazos contra Zalgiris, a lo que contribuyó el nivel discretito de Laprovittola en el segundo cuarto, que tampoco es que estuviese calamitoso, como otras veces, pero no era partido para experimentos ni rotaciones piadosas. El duelo estaba en el alambre y era clave para la dinámica de la temporada en Europa

Pero el hombre fue Tavares, con la chorra fuerísima. Muy concentrado pese a recibir más palos que una estera, dominado el rebote ofensivo como si jugase con niños y finísimo interpretando y definiendo en las continuaciones tras bloqueo directo. Tanto como 9 de 9 tiros de campo, algunos pese a mucho contacto rival, que el arbitraje en el tercer cuarto fue de casero alto.

Edy vale cada céntimo que cuesta, que son muchos, porque marca diferencias, y esos escasean. El partido nos ha abierto un poco los ojos: estamos tan ofuscados con lo que vamos a perder (Facu) que nos olvidamos de valorar en su justa medida y disfrutar lo que tenemos. Y Tavares es el center más dominante de la Euroliga, cada vez con más diferencia, porque cada año es mejor, con más repertorio, y éste no se va a ningún lado. Ya probó suerte en América y se le quitaron los aires de grandeza: es merengón y está feliz con su Chuchi en la capital.

Como dijo recientemente: «Si no fuera a estar aquí mucho tiempo no habría firmado por 5 años. Que (los aficionados) estén tranquilos, voy a cumplir mi contrato hasta el final». Qué queréis que os diga, uno se acuesta un poco más tranquilo sabiendo que Tavares seguirá en la zona al amanecer. ¿Que se va Facu? Es la hora del Gigante Verde.

Naufragio total en Kaunas

Laprovittola Tavares Zalgiris Real Madrid EuroligaDe crucero por el Báltico. En ese plan viajó el Madrid a Kaunas y, claro, así le lució el pelo: naufragio total. Zalgiris, que había comenzado la temporada haciendo amigos, le pintó la cara, quizá no en lo holgado del marcador, pero sí en intensidad, concentración y sensaciones, sobre todo en un último cuarto (+16). Mención especial a Zach Leday, que había sumado 4 de valoración en las dos primeras jornadas y subió 35 emparejado con Tavares y Mickey. Y aquí me detengo, porque el arranque de curso del caboverdiano (pretemporada incluida) empieza a ser de mear y no echar gota, sangrante tras su mega renovación en verano.

No es un problema de estado físico, como Ayón en su día tras el pelotazo de 2016, que apareció empachado a tacos y enchiladas. Tavares se ha machacado este verano, nos lo ha narrado por Instagram, su problema es que parece haber retrocedido dos años en conocimiento del juego, con la única diferencia de que ahora se sabe cuidar de faltas innecesarias. Está torpe, desafortunado en sus decisiones en pista, hace las cosas medio segundo tarde. Y si el jugador que más diferencias debe marcar de la plantilla no está, cuesta bastante más sacar los partidos con holgura, por mucho Madrid que seas, y a domicilio en Euroliga jugar al cara o cruz es jugar con fuego.

Pasa también factura la ausencia de Thompkins, ya independientemente del motivo, porque no hay reserva fiable en el puesto de alapívot para partidos exigentes. Felipe no está ni de lejos para estos trotes, salió 3 minutos y medio y ya se hicieron largos. Randolph fue junto a Causeur el mejor en Kaunas, pero se tuvo que ir a 30 minutos y, sobre todo, jugar el final del encuentro. Y ahí no es de fiar, de hecho, debe ser el jugador de menor IQ de la plantilla, en dura competencia con la versión 2019/20 de Tavares. Con 3 minutos por jugar y 4 abajo, sin apenas margen de error, Randolph regala a Zalgiris un balón y comete a renglón seguido una falta estando en bonus, al base rival a 7 metros y sin la menor ventaja.

Sin Facu cuesta el doble

Otro hándicap resultó la ausencia de Campazzo en la primera parte por sus 2 faltas en los primeros 50 segundos. Sin su metrónomo el equipo fluye la mitad, y ya fue a remolque todo el duelo, eso que Laprovittola cumplió el expediente, que no es poco decir en su caso en Euroliga. Se quedó, de hecho, un día propicio para que se reivindicase en Europa: rival de zona media y con el base titular fuera de juego por faltas desde el inicio. Pero de donde no hay no se puede sacar y Lapro no deja de ser un fichaje de andar por casa a efectos continentales, para echar una mano. En verdad, casi nada funcionó en Kaunas: solo 73 puntos anotados y -9 el rebote, aunque esto último cada sea menos noticia. Rudy acumula 2/12 tiros en los dos últimos encuentros europeos, se echaron en falta minutos de Carroll en la segunda mitad y Llull se quedó en aprobado raspado lo que, de nuevo, cada vez es menos noticia. No siempre van a estar los viejos rockeros para apagar los fuegos…

No es grave la derrota, el balance de la temporada se queda 8-1, que muchos ya quisieran, pero en Euroliga las sensaciones no son óptimas, en puertas de visitar Estambul la semana que viene. Costó un mundo sacar la semana pasada el partido en casa contra Maccabi y esta se pincha en Kaunas, la salida más propicia del calendario las últimas temporadas. La inercia del Mundial ya se está perdiendo, sabíamos que este momento llegaría, y es ahora cuando empieza la temporada de verdad.

Davies por Ayón: buen movimiento, malas formas

Brandon Davies Real Madrid Zalgiris Euroleague
No hay duda, Ayón fue el peor en Vitoria, el partido más importante del año, además su declive defensivo es evidente y pesa en la memoria aquella falta de profesionalidad tras la renovación de 2016, cuando regresó tras el verano con 15 kilos de más, empachado a fajitas. No soy sospechoso de tener acciones suyas, sin embargo, no sobra recordar que ha sido pieza importante en algunos de los mejores años de la historia de la sección, además de seguir siendo un pívot reserva interesante, que se ajusta al sistema Laso y ahora con pasaporte español (comunitario de facto).

No nos equivoquemos, el impedimento para su renovación no ha sido deportivo, más bien su intransigencia a amoldar sus aspiraciones económicas a la nueva realidad y sus pajas mentales con el eterno retorno a América, aquello de dejar al Madrid como segundo plato para final de verano si no pescaba nada mejor. Nunca ha dado la sensación de estar demasiado bien aconsejado. En todo caso, la idea inicial del Madrid era renovarle, se sentaron hace algunos meses a negociar, pero las diferencias económicas eran abismales. Es lícito y lógico querer cobrar lo más posible, pero cuando te sientas a negociar más te vale conocer las cartas que tienes para jugar, y con 34 años y como reserva tu valor de mercado es la mitad. Ayón no lo ha sabido encajar y el club no estaba dispuesto a que el mexicano le torease otro verano, así que las negociaciones se rompieron.

Además se sumó otro factor, y es que en su caso el mercado ofrecía un sustituto de nivel, perfil y precio, que se llama Brandon Davies, al que le queda otro año de contrato en Zalgiris pero tiene una cláusula asumible y está como loco por la música. Mide 208cms, tiene muy buenas manos, quinteto ideal de la Euroliga y 6 años menos que Ayón. Blanco y en botella.

Cuando los periodistas tuvieron acceso al vestuario del Madrid tras la pachanga ante Fenerbahce por el 3º puesto en la F4, Ayón no estaba esperándolos para reivindicarse (tras firmar valoración 36), al contrario, se tapó la cabeza durante minutos con la toalla, mirando al suelo para evitar ser preguntado, ya conocía su destino. Horas antes el AS había publicado, suponemos que tras filtración del club, una primicia sobre las «avanzadas negociaciones» con Davies, antesala de la noticia del fichaje, que ha publicado este martes Marca de forma oficiosa. Es un magnífico fichaje, pero quizá no sea la forma más elegante de gestionar el timming de comunicación. Por lo que pueda implicar a nivel deportivo de aquí a final de curso, con dos jornadas de ACB y todos los playoffs aún por delante, y sobre todo por respeto a un jugador que nos ha dado mucho.

El problema no es el tercer base, el problema es Campazzo

Campazzo Euroliga Zalgiris

Que sí, es evidente, lo hemos hablado ya cien veces, la directiva erró en la planificación, dotando de solo dos generadores natos desde bote a una plantilla de 15 piezas, dejando el equipo expuesto ante una lesión de Llull o Facu. Y esa ha llegado en el momento más inoportuno, en puertas de la serie de cuartos, que se ha cumplido la lógica y será ante Panathinaikos. Pero el problema, llegados a este punto, no es tanto la ausencia de ese tercer base, los 10 minutos que vaya a tener que jugar Prepelic, sino los 30 de Campazzo, que está en un profundo bache de forma. Lleva regañado con el aro, y mucho, desde que arrancó 2019. En concreto, en las últimas 11 jornadas, que es nada menos que un tercio de la temporada, promedia 5,4 puntos con un imposible 25% en tiros de campo (17 de 68).

En otras palabras, que no la cuela ni en una piscina. Y ha acabado haciendo mella, incluso en un descarado como él. Está sin confianza, y como no mete, no mira el aro y se acaba haciendo bola de nieve. En otro puesto ya sería un problema, pero en un creador del Madrid canta por soleares, sirva el duelo ante Zalgiris de prueba. Porque en el sistema Laso no vale con que el base pase y defienda, que eso lo sigue haciendo, tiene que anotar con cierta fluidez, ser una amenaza creíble. Con el Facu de noviembre-diciembre la baja de Llull tendría mucha menos trascendencia, firmaría numerazos y jugaría minutadas, en todo caso menos que las del base rival, Calathes, 37 de media en los últimos tres partidos (¡!).

A hombros del Gigante Verde

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La única conclusión positiva de la derrota ante Zalgiris es Prepelic, que pese a las muchas jornadas de ostracismo tras el regreso de Llull, lleva algunas semanas enseñando que no es el de noviembre. El de base nunca será su puesto natural, y Laso debe preparar planes de fuga para cuando le presionen la subida de balón en la serie ante Pao. Pero se ha defendido muy dignamente en 4 de sus últimos 5 partidos Euroliga, especialmente este último, máximo asistente de duelo con 7 asistencias, casi todas a Gigante Verde en la recta final, con el duelo igualado. Por cierto, que las últimas 5 jornadas Euroliga del caboverdiano son purita devastación, 25 de valoración media en 20 minutos en pista, en aquella versión de comienzo de curso que apuntaba a MVP. Es nuestro jugador clave ante Panathinaikos, junto a Rudy, reservado hoy.

Para cerrar, otras sensaciones del partido, que es lo único que nos jugábamos, pues que Causeur está lamentable y le veo fuera del equipo el curso que viene (termina contrato), que Felipe ya no está para Euroliga (menos mal que lo de Toñete en Tenerife no fue nada) y que Kuzmic no está… para el Madrid. Diría más, no está ni para titular en ningún equipo ACB, es decir, modo exjugador. Da coraje verle en pista, no merece la pena ni bajar al detalle, lo comenté en septiembre y alguno me llamó desalmado. Es una pena, claro está, igual que la retirada de Antelo o Splitter, pero el deporte profesional es así cruel. Por eso ya estamos tardando en convocar a Garuba para los partidos que restan de ACB.

Ayón y Rudy desempolvan la guitarra en Kaunas

Rudy Fernández Zalgiris Kaunas Euroleague

Otro test de nivel que el Madrid resuelve con nota, remontando a domicilio, no una sino dos veces, enseñando la solidez y consistencia de los campeones. Algunos pensamos que Zalgiris no aguantaría arriba otro curso, pero ganó la semana pasada en Oaka y ha retomado dinámica de top8, tras las malas sensaciones de la jornada inaugural ante Baskonia. Clave sacarse de la manga en verano a Nate Wolters, que hace dos años pasase sin pena ni gloria por Estrella Roja pero que parece haber cogido, ahora sí, el punto a la Euroliga. Ve el aro como una piscina y sólo ha necesitado un mes para hacer olvidar a Pangos.

El caso es que el primer cuarto fue un agua, 14 arriba Zalguiris, con Jankunas martilleando a Tavares y Ayón desde la media distancia. Un calco para el Madrid del partido en Milán, atrás desde el principio y sin noticias de Llull. Cambió el pulso la entrada en pista de Campazzo, ese orgullo e intensidad cojonera que imprime en defensa contagiaron al grupo, los lituanos pasaron de 32 puntos en el primer cuarto a sólo 12 en el segundo. Total, que al descanso ya había partido nuevo. Clave siempre Carroll en estas remontadas rápidas a domicilio en Euroliga, con el rival defendiendo al borde de la falta sus puntos de alto porcentaje son un tesoro. Disfrutadle que ya no queda tanto.

Encajó el Madrid un 10-0 en el tercer cuarto, con Llull y Randolph haciendo un poco el primo (jugaron peor de lo que dicen sus números), y se vieron de nuevo los blancos en necesidad de remontar. Y otra vez, que salgan los reservas. Ayón cuajó su primera gran actuación de la temporada, un año clave, que termina contrato. Lo normal es que siga, ahora bien, con sustancial rebaja salarial respecto a los 2 millones y pico de euros brutos que cobra ahora. Le contemplan ya 33 primaveras, será su último ‘gran’ contrato, y que no se despiste, que tiene el Madrid talento interior opositando, con Garuba y Sebas. El caso es que el mexicano enseñó ayer los dientes, uno de esos días en que se pone en modo ventilador estadístico en ambos lados de la pista, concentrado en el rebote, robando balones y repartiendo en ataque estático. Valoración 30, MVP de la jornada Euroliga, guitarrazos de vieja escuela.

El juego sin balón del Madrid en la segunda mitad fue un primor: buscando y encontrando el desequilibrio, Rudy y Ayón como catalizadores, habitando a Deck, Causeur o Carroll, que cortaban con el timming justo. El resultado fue un puñado de canastas bajo el aro pese a la fogosa defensa local, así se remontó de nuevo y en el final igualado emergió Rudy. No hay jugador de Europa a que la afición lituana odie tanto, buena memoria desde luego tienen: el Zalgirio Arena celebró al unísono con sorna un triple del balear que no tocó ni aro en el tercer cuarto. Pues en buena hora, fue despertar a la bestia. Se picó Rudy, le ponen cachondo estos duelos de alto voltaje y, con 73-73, soltó un guantazo con la mano abierta: cuatro triples casi seguidos en los 4 minutos finales, incluido uno tras step-back y otro de 8 metros largos. Aliñó la faena con 7 asistencias, y van ya varios partidos este curso en que ha sido clave o al menos importante. Si alguno pensó que se relajaría tras firmar esa generosa renovación en verano, se equivocaba. Uno diría que le queda todavía bastante baloncesto dentro.