Su rostro desencajado, carne incluso de memes, fue la foto que resumió la temporada pasada del Barca, la peor de la historia de la sección. Se le señaló como máximo responsable, pero quizá fuese más culpa de Rice, cierrabares, y Rodrigo, que dilapidó en una plantilla a todas luces desequilibrada la fortuna que se le negó a Pascual los años previos. Sería de necios dudar de la categoría de un entrenador que hizo campeón a Olympiakos y metió a un Krasnodar en la F4. Y como el gran técnico que es se reivindica en el Palacio con una victoria de ley que rompe la imbatibilidad blanca, 10-0 entre ACB y Euroliga. Bartzokas ha hecho de Jimki un hueso (balance 4-1), con un plantel muy físico (y falta Honeycutt), repleto de recién llegados pero que ya conocen y asumen su papel, con sólo un nombre (Shved) pero mucho hombre. Me quedo con dos, Jenkins y Markovic, con la mili hecha, perros de presa cuya estadística no hace honor a su importancia.
Jenkins desquició a Doncic en la segunda mitad, en la que no anotó el muchacho ni un punto (de hecho marró un triple final liberado, es humano), mientras que el serbio hizo lo propio con Campazzo, que llegaba en vena, al que forzó 5 pérdidas, además de repartir 8 asistencias. Y con Luka desactivado, Facu fallón y el juego interior en cuadro, lo meritorio es que llegase el Madrid con opciones reales al último minuto, más fruto de la testiculina y la inercia que del buen juego.
Con Jimki dan las doce y se rompe el encanto, era casi irreal la racha de victorias y juego blanco con semejante plaga de lesiones. Todo cuesta un mundo en Euroliga con 42 minutos en pista entre Radoncic, Maciulis y Felipe, que en condiciones normales, sin bajas en la plantilla, no jugarían ni un minuto en un partido de esta exigencia. Reyes, por ejemplo, se quedó en 1/7 de campo, pero es que no se le puede pedir mucho más. Son 37 años, no levanta un palmo al saltar y lógicamente le cuesta un mundo comprar una canasta ante un rival como Jimki, con tres atletas en la pintura, Robinson, Thomas y Gill, por cierto, menudos descubrimientos. La reaparición de Randolph fue prematura (lanzó 3 airballs), mientras Radoncic, que partió como titular, se vio muy superado por el reto.
Laso patinó esta vez en la dirección, lento en los cambios y los tiempos muertos, especialmente sangrante en el segundo cuarto, en plena sangría, insistiendo en Carroll y con un descanso demasiado largo de Doncic, que se sentó con -2 y regresó con -12. Preocupa un poco Randle, que tras un mes ya en el equipo no esté para jugar ni un minuto en un partido de nivel. Pronto regresará Thompkins, suponemos, tendrá plaza en ACB y Chasson sigue en la casilla de salida. Taylor y Causeur sí dieron la cara, Rudy le echó arrestos pero le faltó esta vez acierto (0/4 triples), el propio Maciulis estuvo digno y entre todos forzaron ese final igualado, esta vez un querer y no poder. En todo caso, un pinchazo asumible para el Madrid, dado el colchón, la categoría del rival y en la perspectiva de la plaga de bajas. Son semanas de remar y salvar los muebles.
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