¿Facu y ya? Análisis del verano del Madrid

La incorporación de Campazzo, oficiosa desde hace dos meses y oficial al fin ayer, bien puede ser la única del Madrid este verano, para disgusto de aficionados y en contraste con las cuatro salidas: Hanga, Goss, Cornelie y Randolph. La aritmética es sencilla: se reduce el número de fichas del roster, lo cual de entrada veo sensato. La temporada es larga y seguro que habrá lesiones, pero una plantilla de 17 jugadores era un dispendio difícil de gestionar para el entrenador y un sumidero de masa salarial para las arcas del club.

La idea del Madrid, según periodistas fiables, es dar por cerrado el plantel con la llegada de Facu. Lo cual casa con la aparente inacción ante el esperado regreso a Europa de los Hernangómez. Willy ya es jugador del Barca, más o menos entendible por las cifras de la oferta azulgrana y por ser el puesto mejor cubierto del Madrid. Pero es que tiene casi toda la pinta de que Juancho irá detrás (salvo pretendiente NBA de última hora), una vez se desencalle en los próximos días la negociación para el finiquito de Mirotic, con quien comparte agente. Y Juancho sí tendría encaje en la plantilla del Madrid, el mismo que en la del Barca, donde también hay un solo alapívot puro (Da Silva) y dos aleros fuertes que pueden jugar de cuatro (Kalinic y Parra). En el caso del Madrid ese único alapívot puro sería Yabusele (a Ndiaye le concedo status de fondo de armario) y Deck+Hezonja como aleros que pueden habitar el cuatro.

La inacción del Madrid en mercado, con la honrosa excepción del fichaje de Facu, para el que el propio jugador puso mucho de su parte, tiene que ver también con un discreto recorte presupuestario en la sección. Hay ahorros sensibles: las cuatro salidas liberan unos 3.5-3.7M netos de masa salarial, a lo que sumarle el pico de las renovaciones a la baja de Rudy y Alocén, y sobre todo la indemnización a Laso, al que se abonó el salario íntegro, echadle 1.2-1.5M brutos, que computan en los gastos de la pasada campaña. Todo ese ahorro excede el salario de Facu más los aumentos por las extensiones a Deck y Tavares. Aún no está cerrada, pero soy optimista respecto a la del caboverdiano, asumiendo que se irá a los 2.7-3M netos anuales.

En ese sentido, por cierto, el club parece haber adoptado una estrategia negociadora de más años de contrato garantizado a cambio de un salario a corto plazo algo por debajo de mercado. Es el caso de Facu (2027), Deck (2028) y suponemos que de Edy. Los contratos largos a jugadores de cierta edad implican riesgos pero también aligeran carga salarial a corto plazo y proporcionan certidumbre en la configuración de plantilla. Si se está convencido, y Tavares+Facu+Deck son bonos suizos del Estado, no me parece mala apuesta.

Quiero pensar que el Madrid se replantearía su posición de no fichar ante una oportunidad de mercado estratégica, que encaje no solo en las necesidades presentes de la plantilla sino también en la estructura salarial (=asequible). Una oportunidad que diría que tiene nombre y apellidos, Usman Garuba, al que los Thunder (donde acaba de recalar de rebote) podrían plantearse cortar para aligerar fichas en el roster, si bien esta por ahora es solo una hipótesis. Usman encajaría como un guante: es cupo nacional, alapívot puro y sus principales virtudes coinciden exactamente con las carencias de Yabusele: defensa y rebote. Es decir, que casaría mejor que cualquiera de los Hernangómez y seguramente saldría más barato. Primero porque tiene menos cartel (no brilló tanto en el pasado Eurobasket) y segundo porque la mayoría de equipos Euroliga a estas alturas de verano ya han gastado el grueso de su presupuesto en fichajes.

Si nos referimos al juego exterior, no espero en principio ninguna incorporación, pese al ruido del supuesto interés en un escolta tirador (K. Guy, M. Thomas, Mykhailiuk, etc). Buena parte de la parroquia anda emperrada en buscar un Carroll 2.0, un anhelo que asocio a la nostalgia, perfectamente respetable. Pero, más que un tirador puro, de los de pintarle carretones, haría falta un exterior defensivo/físico que compense las carencias de Musa, escolta titular indiscutible pese a su mal final de curso. ¿Y los triples? Si los porcentajes del Madrid fueron bajos en algunos tramos de la temporada no fue porque faltasen tiradores sino por la escasa fluidez ofensiva, esa que genera espacios y tiros liberados. Veréis como esos % suben con Facu, y no porque los meta él…

Quinteto cañón, dudas del banquillo

De un primer vistazo la plantilla del Madrid tiene un quinteto tremendo, seguramente el más potente de la Euroliga, con el mejor base y el mejor pívot, así que volverá a competir con garantías por los títulos si respetan las lesiones. Un valor que quizá se esté subestimando en este clima de opinión marcado por los fichajes del rival directo y el morbo que llevan asociado.

La estrategia blanca esta summeriada parece la de abarcar menos y apretar más porque, si el quinteto es un cañón, el banquillo genera dudas, sobre todo el exterior, discreto y/o envejecido. Hay cuatro jugadores de 36 o más primaveras, con gasolina para solo 15/20 partidos de nivel élite al año, a los precedentes me remito.

Tal vez habría que plantearse por qué si el Madrid tiene nueve exteriores, ocho si contamos con que Deck y/o Mario jugarán minutos de ala-pívot, nos queda la sensación de que falta algo. Ocho jugadores dan más que de sobra para cubrir tres puestos, máxime cuando siete de ellos superan el millón bruto de salario anual. Todos salvo Alocén. Si falta algo es porque lo que hay no convence y por tanto algunos sobran, así de claro.

Sobra por ejemplo esa renovación y ampliación de contrato de Alocén (hasta 2025) si no está supeditada a una cesión este curso. Tampoco es que fuese sobrado para un Madrid antes de la lesión, lo normal a su edad, y su rendimiento tras año y medio de baja es como poco una incógnita. No entendería mantener en el roster a Alocén y malvender a Spagnolo…

Sobra seguramente Causeur, con 36 años y tras una temporada tan floja. Ni es cupo nacional ni tiene el status de leyenda de los Sergios y Rudy como para elegir fecha de retirada, algo a lo que referiré más adelante. El francés hubiese salido igual que Hanga y Goss de no tener otro año de contrato garantizado, ese que muchos no entendimos cuando se le firmó el verano pasado, que estaba con pie y medio fuera del club. El Madrid en estos casos es cautivo de su propia política de recursos humanos, de apechugar sin más, es decir, de no rescindir contratos ni buscar salidas negociadas. Causeur tendría buen mercado, igual que lo han tenido Hanga y Goss, lo que abarataría una eventual compensación. El hueco que liberaría su salida justificaría el fichaje del ansiado tirador, pero es una posibilidad que el club ni siquiera parece haber explorado.

Sobra seguramente también Abalde, si hubiese una mínima meritocracia, apocado y sin la confianza del entrenador, pero en su caso entiendo que la edad, la inversión realizada, sus aptitudes y la condición de cupo invitan a la paciencia. Ahora bien, esta temporada debería ser su última bala, o remonta el vuelo (por ejemplo asumiendo el rol vacante de Hanga) o se hunde definitivamente en el pantano de la tristeza, como Artrax.

Y por último quizá lo más políticamente incorrecto, y es que en mi humilde opinión sobra la renovación a Rudy, con 38 años, tras una campaña discreta y sus plusmarcas con la selección como prioridad manifiesta. Era un contexto perfecto para retirarse, pero «ejque los Juegos Olímpicos»… Tenemos que sacudirnos de una vez ese complejo vetusto de que la única forma de rendir tributo a las leyendas es permitiéndoles retirarse con ficha en el equipo, salario de siete dígitos y en fecha a su elección. No se quiere menos a Rudy por considerar que esta temporada seguramente le sobre, como le sobró la última (como poco) a Felipe. Entiendo que no es fácil dar un paso a un lado, que implica un cambio de vida y una reducción drástica de ingresos, pero hay más dignidad en una retirada a tiempo que en un año vestido de chándal. En definitiva, en irte cuando aún te echarán de menos antes de que te empiecen a echar de más.

Final ACB: la carroza volvió a ser una calabaza

Que nos quiten lo bailao. Era un poco el sentir de la tribuna anoche. Once abajo a un minuto del final y con el 3-0 ya escrito. Cualquier otra temporada, y más con el Barça enfrente, se escucharían murmullos y hasta algún silbido. Pero en vez de eso la afición rompió a aplaudir y a corear esa frase ya convertida en himno alternativo: “Como no te voy a quereeeer, si fuste campeón de Europa una y otra vez”. No, esta temporada no hubo murmullos ni pitos en la derrota ACB porque ha sido la temporada de la Undécima, y la masa social del Real Madrid, no solo de basket, tiene muy presente que cada Copa de Europa vale como por cinco ligas nacionales.

Pocos dentro de diez años se acordarán del partidazo anoche de Jokubaitis y Vesely en Goya. Los libros recordarán el tiro de Llull, y aquella sucesión de cinco partidos del Madrid, la remontada a Partizán + la Final Four en cuadro. Cuanto más lo pienso, más me parece uno de los momentos cumbre de la historia de la sección.

Lo cual no es óbice para hacer autocrítica y reconocer lo amargo de la serie final ACB, a la que el Barca ha llegado más entero y motivado. Ha sido mejor y además ha tenido ese punto de estrella y acierto que otras veces sonríe al Madrid. Le salió cara en el final apretado del segundo partido (empujón arbitral mediante), que a la postre condenó la serie, y tuvo acierto en tiros puntuales que sirvieron para abortar escapadas o remontadas. El Madrid, por comparar, se dejó anoche nueve tiros libres…

De todos modos, la sensación ha sido de somera inferioridad, de que han dado las doce y la carroza ha vuelto a su estado original de calabaza. Tras el cuento de hadas de mayo, esta eliminatoria ha mostrado las mismas carencias del equipo que hemos glosado a lo largo del curso. Ataque poco trabajado, sin apenas automatismos, de balones colgados a Tavares y a esperar el milagro de los Sergios. Y una defensa porosa y condicionada por la carga de años y dos titulares jóvenes que no defienden: Yabusele y Musa.

La dirección se enfrenta ahora a un dilema sobre el rumbo de la sección. La opción conservadora, y de la que nadie dudaba hace diez días, es mantener a Chus Mateo, que parece contar con el favor de la columna vertebral del vestuario y además tiene otro año de contrato. Es poner en valor la Undécima, no como flor de un día, sino como el inicio de una etapa, el Mateísmo. Una especie de nuevo Laso, ese entrenador nacional de perfil bajo, llegado por la puerta de atrás y que entre dudas perennes acaba nutriendo vitrina y marcando época.

Chus Mateo dijo anoche en rueda de prensa que tiene la intención de continuar, «y el club parece que también». Al fin y al cabo, quién despediría a un entrenador tras ganar la Euroliga, ¿verdad? … Pues Juan Carlos Sánchez, que demostró hace justo un año con Laso que no le tiembla el pulso para tomar decisiones controvertidas, y esta seguramente lo sería menos.

La alternativa arriesgada es retomar la hoja de ruta de abril, es decir, cesar a Chus y fichar a Scariolo, con quien había negociaciones avanzadas en marcha. El italiano ha sido descartado como opción en Toronto y, aunque le queda otro año de contrato en Bolonia, no parece una salida complicada tras firmar una campaña flojita (14º clasificado Euroliga).

Esa decisión, la del entrenador, es la primera que tomar de cara al verano, y que condicionaría los movimientos de jugadores, que es en lo que ya estamos. Mateo tiene el aprecio de Tavares y Facu, los faros en pista del proyecto, mientras que Scariolo podría, por ejemplo, darle una segunda vida a Abalde o ser un atractivo en una eventual negociación por Juancho.

Las notas por jugadores

Si bajamos al detalle de jugadores, la final ha servido de reivindicación a unos pocos pero despierta dudas sobre la continuidad de muchos.

Sergio Rodríguez ha terminado el curso como una moto, pese a su flojo partido anoche, y el Madrid ejecutará el año opcional de su contrato. Lo malo es que tiene 37 palos y la temporada blanca 85 partidos, así que convendría conservarle en formol durante el año si esperamos un rendimiento parecido en primavera de 2024. Y eso pasa por relegarle a tercer base y no quemarle con un rol de segundo, tras Campazzo, que le exigiría unos 1.000 minutos de juego en fases regulares (68 partidos x 15 minutos).

Nigel Williams Goss. Ha rayado a buen nivel en la recta final de curso, entre él y sobre todo Chacho han silenciado la matraca del agujero en el puesto de base. Sí, sí había base. Libre de lesiones es aprovechable como reserva tras un titular indiscutible (Facu). Goss es solvente atrás, director discreto pero no exento de puntos en las manos, ese jugador para no quemar a Chacho en fase regular y ahorrarnos el periodo de adaptación de un huevo Kinder. Sin embargo, está con pie y medio fuera porque acaba contrato y tiene mercado en Euroliga, por lo que su renovación costaría seguramente más de lo que el Madrid tiene intención de gastarse en es puesto, si es que piensa cubrirlo.

Carlos Alocén. La próxima temporada de su contrato es opcional y, sintiéndolo mucho, no debería seguir. Cuestión distinta es que el Madrid ponga a su disposición los servicios médicos y las instalaciones del club hasta que termine de recuperarse. Las lesiones han torcido seriamente su carrera y tiene un largo camino de regreso a la élite. Desde aquí le deseamos lo mejor.

Sergio Llull. Su temporada, como la de Chacho, era entre regular y floja, pero la recta final lo cambia todo. No solo metió La Canasta contra Olympiakos, es que ha sido el mejor del Madrid en la final ACB tras Tavares: identificando los momentos de partido, con una selección de tiro responsable, buen nivel atrás, con minutos limitados y alternando los puestos de base y escolta. Una versión interesante de cara a la próxima temporada, en la que estará seguro, pues tiene contrato garantizado.

Fabien Causeur. Temporada muy discreta, por debajo de las expectativas, tras su formidable final de curso 2022. Mateo ha apostado claramente por Musa como escolta titular, y tampoco es que Causeur se lo haya puesto difícil. A sus 36 años ya no tiene piernas para romper hacia el aro, y como especialista 3&D su valor es relativo. Tiene otro año de contrato y una ficha demasiado alta para el rol que desempeña. No estorba si sigue, pero su continuidad limita la operabilidad en mercado (escolta tirador), así que tampoco vería con malos ojos tantear una salida negociada. En Francia no le van a faltar novias Euroliga (Asvel o, sobre todo, Mónaco).

Dzanan Musa. El gran pinchazo en la recta final de temporada, después de ser quizá el MVP del equipo en las fases regulares. Cuando han llegado los partidos por los títulos, frente a rivales top y defensores a los que ya no pillaba por sorpresa (scouting), se ha ido haciendo pequeño, saliendo a relucir toditas sus carencias, a saber, inoperancia defensiva, mala selección de tiro y cierta obsesión con el arbitraje. Tiene 24 años y su margen de mejora, que es enorme, debe venir principalmente por el físico, un poco enclenque para la élite. Tiene otro año de contrato garantizado y continuará seguro, de hecho el club estaba al parecer en negociaciones para su extensión (como con Tavares y Deck). Su recta final bien le puede hacer perder unos cuantos euros en esa eventual extensión de contrato.

Adam Hanga. Pondría su nivel esta temporada y su situación un poco en paralelo a la de Williams Goss. No diría que ha brillado, como en la final ACB 2022, pero ha aportado en el último tercio de curso una solidez defensiva necesaria y poco reconocida por la grada. Nótese cómo secó a Kyle Guy tras el primer partido de semifinal ACB. Ahora bien, tiene 34 años y su contrato termina este curso, siendo el próximo opcional, suponemos que por el mismo salario actual, que es bastante alto, alrededor de los 1.8M brutos. Un precio alejado de su valor de mercado y rol en el equipo. Así que, como con Causeur, si sigue no estorba pero si sale tampoco lloraremos su pérdida, hay que aligerar y rejuvenecer las alas.

Rudy Fernández tiene 38 años y seguirá aportando intangibles al equipo hasta con 45 gracias a su anticipación innata, pero ha sido el veterano menos productivo en el tramo final de curso, y no le han faltado minutos. Está ya para poquito y acabando contrato me parece el momento idóneo para una despedida con honores, jugando el Mundial con España este verano. Saber irse a tiempo para dejar buen sabor de boca. Me parecería un error que se aprovechase de la política de la sección de jubilaciones a la carta para las leyendas y renovase para hacerse un Felipe 2.0, es decir, una gira de despedida vestido de chándal a costa de la masa salarial de la sección.

Mario Hezonja. Uno que se ha reivindicado y con fuerza en el tramo final de curso como pieza importante del equipo a lo que ha contribuido el agujero provocado por la lesión de Tortuga Deck. la versatilidad de Mario (brillando al 3 y al 4) y su desempeño defensivo solvente, por encima de las expectativas, le han abierto las puertas de la rotación de par en par. Y su talentazo ofensivo, aunque de corriente un poco alterna, es un martillo para los rivales y un placer para los espectadores. Tiene otro año de contrato garantizado y habría que pensar en extenderlo: cupo nacional y 28 años, debería echar raíces en el club.

Alberto Abalde. Otra temporada decepcionante del gallego, quizá la peor desde que aterrizó en Madrid: desacertado en el triple y menguante en el overbooking del juego exterior blanco. A medida que se ha vaciado la enfermería y no había hueco para todos se ha ido cayendo de las convocatorias de Chus Mateo. La Final Four y la final ACB las ha visto de chándal. Tiene contrato garantizado hasta 2025 pero si continúa Mateo y se mantiene la estructura de plantilla en las alas habría que plantearse una salida, porque es un salario improductivo. Ahora bien, hay que estar convencido porque te puedes arrepentir a medio plazo: cupo nacional de 27 años, condiciones innegables y por el que pagaste 1.5M de tránsfer. Decisión delicada en verano.

Gabi Deck. El pobre se ha perdido el desenlace de la temporada por lesión, pero su campaña había sido buena en líneas generales, al nivel que se le presupone, como uno de los tres mejores aleros de la Euroliga. Se le ha echado de menos especialmente en la final ACB, por su sangre fría, inteligencia y carácter competitivo. Tiene contrato garantizado y seguirá seguro, siendo la principal duda si habitará más el año que viene el puesto de 3 o de 4, ante la eclosión final de Hezonja.

Guerschon Yabusele. Muy floja segunda temporada en Madrid, a pesar de lo que pueda decir su maquillaje estadístico. Lejos de lo que se espera de un titular en el campeón de Europa, recordemos que el club se rascó el bolsillo para renovarle hasta 2025. Una apuesta que está saliendo rana y a la que me temo que el club está bastante atado. Yabu se ha demostrado como pésimo defensor, pese a sobrarle físico para lo contrario, una cuestión por tanto de actitud y compromiso, y esa no se mejora con pesas en gimnasio como Musa. Y es que no solo es la defensa, es su baja inteligencia en pista, así en general, con unos pobres conceptos de juego colectivo, digamos pase, spacing, selección de tiro, uso de faltas, etc.

Petr Cornelie. Ha pasado por el Madrid sin dejar huella. Fue un fichaje barato a final del verano pasado (la ficha más baja del roster tras Alocén), un huevo Kinder que sencillamente no ha cuajado. Le faltan horas de vuelo en la élite hasta llegar a nivel contender Euroliga y el Madrid no espera. Blando atrás y sin la fiabilidad en el tiro que requería el rol, se acabaó cayendo. delas convocatorias, superado por Ndiaye en la rotación.

Anthony Randolph. El mero hecho de volver a verle jugar al basket pro es de por sí una alegría, tras las dos gravísimas lesiones consecutivas que sufrió. Apenas ha aportado porque apenas está para aportar, con 34 años y en su estado físico. Termina contrato y lógicamente no sigue, de hecho no descarto retirada. Suerte en lo que venga, dio años de gran baloncesto a esta sección. Le recordaremos junto a los Trey y Taylor, esos americanos secundarios que contribuyeron a construir el lasismo.

Vincent Poirier. Temporada floja, muy condicionada por problemas físicos recurrentes (apenas le hemos visto 2-3 meses en buena forma física) y por un entrenador un poco más conservador en las rotación, Chus, que se ha traducido en minutadas de Tavares en cuanto el partido estaba igualado. Tiene contrato garantizado el año que viene y una ficha alta, acorde a su status (top 8 pívots de la Euroliga), pero suena desde hace semanas el rumor de que quiere salir y tener más protagonismo, lejos de la sombra de Edy. Su salida no me parece el escenario más probable pero ojo como Willy Hernangómez se ponga a tiro.

Edy Tavares. El mejor del equipo una temporada más, MVP de la Final Four y Quinteto ideal de todo. Su regreso, que no la tangana, fue lo que cambió la serie contra Partizán y obró el milagro. Ha sido también el mejor en la final ACB contra el Barca, 23 de valoración media, pero seguramente le pesen los tiros libres fallados, ocho entre los tres partidos, especialmente costosos los dos del último minuto del segundo encuentro. Es el faro del proyecto, el jugador más determinante de Europa junto a Micic, y aún podría mejorar al regreso de Facu, con quien se entendía tan bien. Club y jugador están enfrascados en negociaciones para su renovación, con alguna filtración interesada del agente a la prensa para tensar la cuerda y sacar más dinero, el que seguramente vale. Soy optimista sobre el desenlace.

Back on top: el Madrid dinamita el ciclo azulgrana

Sabe especialmente bien porque no era esperado. Hace apenas dos meses estábamos casi resignados a otra primavera sin títulos y, en todo caso, si sonaba la flauta, el más factible parecía paradójicamente la Euroliga, al jugarse a partido único, porque ganarle una serie a cinco al Barca y sin ventaja campo se antojaba una quimera. Bien, pues aquí está la quimera.

El título ACB echa el cierre a una temporada dura para el Real Madrid de basket, no han salido las cosas rodadas, entre lesiones (dos roturas de ligamento ¡!) y crisis extradeportiva, hasta un infarto del entrenador, pero bien está lo que bien acaba. Y vista en perspectiva la cosecha es muy positiva, con la Supercopa y la ACB, y finalistas de Copa y Euroliga, que en ambos casos se perdieron in extremis y tras llegar por delante al descanso. Notable para un curso que apuntaba a transición, de sacar el paraguas en el pico de ciclo del Barcelona de Jasikevicius y Mirotic.

Esta final ACB viene a dinamitar esa lógica de ciclos y turnismo en lo alto del basket español, sumergiendo en dudas el proyecto del Barca, que ve marchar este verano a uno de sus referentes (Brandon), y esperad que no sea el único. El tirón de orejas de Mirotic ayer a Saras tampoco es baladí, harto de que el entrenador culpe en público a los jugadores y su intensidad de cada derrota.

La aldea gala

Volviendo al Madrid, puede que este título ACB sea el más random desde el triple de Herreros hace dos décadas, por lo heterodoxo de la rotación final, por la reacción del equipo en el último tercio de curso y su resiliencia cual aldea gala ante las bajas, unas por lesión y otras autoimpuestas, que han dado con los huesos de Hanga al timón. Ese es otro mantra que salta por los aires este curso, uno que yo mismo he machacado desde esta tribuna, el de que necesitas disponer de los mejores bases / generadores desde bote para ganar en Europa. Este Madrid no los tiene, ni de cerca, y ahí está el resultado. Nos hemos tirado año y medio deprimidos, buscándole heredero a Campazzo, ese base líder que amase balón, sea protagonista y se juegue el último tiro, cuando no lo hay en mercado y quizá sencillamente es que no se necesita. Hay diferentes configuraciones de plantilla que te pueden llevar a lo más alto y de nada sirve enrocarse en una si no encuentras los jugadores adecuados.

Lo que sí tiene el Madrid es un núcleo de músculo y cemento diferencial, capaz de elevar el listón de intensidad e intimidación. No será tan bonito, pero gana campeonatos. Y ahí brilla con luz propia el nombre de Tavares, que se consagra en esta final como referente en pista del proyecto y jugador diferencial, por si había dudas. Su cuarto partido fue estratosférico (25 puntos, 13 rebotes, 41 de valoración), por dominio e importancia de la cita, su mejor actuación desde que llegó a Madrid.

A parte de este servidor, no vi a ningún aficionado con la camiseta de Tavares en el pabellón pese a ser la estrella blanca desde hace ya 2-3 años. Percibo ahí cierto prejuicio estético en el aficionado medio, que prefiere a los bajitos y habilidosos frente a los hombres grandes, como si su único mérito fuesen los centímetros y el resto viniese dado. Y no, ¿cuántos gigantes hemos visto que no saben hacer la o con un canuto? La bendición de los centímetros lleva aparejada la contrapartida de la descoordinación. Pero Tavares tiene un movimiento lateral primoroso para su altura y peso, además ha evolucionado en todo, en definición cerca del aro, toma de decisiones, lectura de juego, tiro libre y de media distancia.

Aprovechar la oportunidad de mercado

Ese núcleo de cemento que lidera Tavares es, por cierto, fruto de una virtud que sí podemos atribuir a la gerencia blanca, la de aprovechar las oportunidades de mercado cuando se presentan, aunque sea a destiempo e independientemente del puesto. Así se fraguaron en los últimos 14 meses las incorporaciones de Poirier y Deck, rebotados de la NBA a mirad de curso y en puestos teóricamente ya cubiertos.

Si analizamos la plantilla del Madrid desde la ortodoxia táctica concluiremos que está desequilibrada y tiene cromos repetidos, en contraste con la del FCB, de pivots complementarios (Brandon-Sanli), un director de élite Euroliga (Calathes), un tirador puro a lo Carroll (Kuric) y un go-to-guy en la generación desde bote (Higgins). Todo lo que echábamos de menos en nuestras tertulias durante la larga oscuridad. Pero a la hora de la verdad otros criterios han prevalecido sobre cualquier otro, el músculo, la juventud, la versatilidad y el pico de forma en el momento adecuado.

Las lecciones de este tramo final de curso aplican a la configuración de plantilla del próximo curso. Por ejemplo, nada apunta a que el Madrid vaya a fichar un base estelar, ni siquiera parece haber sido la prioridad de la sección, que pujó tímidamente por Larkin y ya. El cambio de Chacho por Heurtel representa una mejora, puesto que el francés dejó de contar hace tiempo, pero tampoco un salto de calidad. Y la probable llegada de Dzanan Musa y Mario Hezonja ahonda en la idea de reclutar piernas jóvenes aprovechando las oportunidades de mercado cuando surgen, aunque no encajen en la ortodoxia de puestos. Vamos camino de juntar chorrocientos ‘aleros’, pero que el talento y la versatilidad prevalezcan sobre cualquier otro criterio.

¿Despedida de Causeur?

El encuentro de ayer supuso la despedida del Madrid para Heurtel, Thompkins, Taylor y, a tenor de su lenguaje no verbal en la celebración, quizá también para Causeur, aunque su caso no está cerrado. El galo fue tras Tavares el mejor en el cuarto partido, con 15 puntos en la segunda parte, siendo clave los que anotó en la recta final para sellar el partido. Le sobró el gesto de la guillotina pero no deja de ser una anécdota clickbaitera. Fabien termina contrato y su renovación o no es de las decisiones más delicadas del verano.

¿Merece renovar? Claro, pero las decisiones no se basan solo en meritocracia, hay otros factores a tener en cuenta y que pueden jugar en contra. No caben todos, el dinero es finito y los cupos necesarios. Causeur tiene 35 años y comparte puesto con dos veteranos (Rudy y Llull) que son cupo nacional y gozan para el club de estatus de leyenda. Y ya sabemos que el Madrid es muy generoso con sus leyendas, les permite elegir cuándo se retiran y hasta les busca después acomodo laboral, al caso de Felipe me remito.

Renovar a los tres (Llull, Rudy y Causeur) con 110 años que suman podría taponar el fichaje de esas piernas jóvenes que necesita el juego exterior pese al final feliz del curso. Y si Llull y Rudy son intocables… En todo caso, si lo de ayer fue una despedida de Causeur fue una por todo lo alto, dejando un gran sabor de boca, y con eso me quedo. Si no fue una despedida, como apunta Sánchez Blas, pues encantados también de tenerle otro año. Sea como fuere, ahora o más tarde, tenemos que acostumbrarnos a ver marchar veteranos, el denominador común del proyecto sigue, y ese no es un ningún jugador sino Pablo Laso.

Fabien al margen, al Madrid se le presenta un verano relativamente tranquilo, más de lo que suponíamos, con la confianza que dan los resultados y con buena parte de los deberes de mercado ya hechos, solo a falta de presentación. Aquí seguiremos para comentarlos, pero hoy de celebración, que hemos sufrido lo suficiente en este último par de años como para no valorarlo ahora en su justa medida.

Una novia para Yabusele

Perdonad que os lo diga, pero sois unos cenizos. Cada vez que escucho últimamente a un aficionado blanco referirse al nivelazo de Yabusele, acompaña su comentario con una coletilla de resignación del tipo: «la pena es que solo nos vaya a durar un año». Bueno, o no. También Randolph firmó por solo un año en 2016, con la mirada puesta en regresar a su país, y lleva ya más de un lustro en la capital. Y más a gusto que un arbusto, oiga, que parecía un huraño a su llegada y ahora le tenemos integrado en la chupipandi de Causeur, Thompkins y Poirier, montando planes con las señoras y regalando sonrisetas en Instagram.

Entiendo el miedo de la parroquia blanca, tras ver a Campazzo, Deck y Garuba largarse en solo nueve meses, pero cada caso tiene sus matices. A Facu se le quedaba ya pequeña Europa, MVP de casi todo, y la renovación de Tortuga se atascó por las tiranteces entre su agente y la gerencia, además ambos son argentinos, que tienen un marcado complejo Mr. Marshall en esto del baloncesto. Entorno y prensa les martillean la idea de que toda carrera fuera de la NBA es un mero peaje hasta llegar a USA. Garuba, por su parte, acababa de cumplir 19 años, la edad prime para presentarse al draft. Lógico darse una oportunidad al menos.

Contrato hasta verano

Sí, Yabusele firmó por solo un año, ¿y qué? Tampoco los contratos largos y las cláusulas altas son garantía de permanencia, si no hemos aprendido eso en el último año, que no podemos poner diques al mar, es que no hemos aprendido nada. Y si resulta que en verano el francés hace las Américas, pues le habremos disfrutado un año, carpe diem. Lo que tengo claro es que adonde no se va a ir es a otro equipo europeo. Aquí ya está, a gustico, integradísimo en los sistemas, eclosionando, y pocos clubes Euroliga, si es que alguno, pueden ofrecerle más dinero que el Madrid. Una vez asentado, tampoco te vas a mudar a Turquía o Rusia por un 10% más de salario.

La única competencia real para su permanencia es la NBA, de donde se volvió con el rabo entre las piernas hace apenas año y medio, tras dos de turismo pagado en Boston. No podemos descartar que quiera darse otra oportunidad, al fin y al cabo tiene solo 25 años, pero haberse estrellado una vez suele quitar las ganas de probar suerte a cualquier precio, sin rol ni contrato garantizados, pregunten a Vildoza o Elijah Bryant.

Entiendo que en los próximos meses AH-JCS tocarán la puerta del agente para plantear opciones de renovación, y ya os digo que el salario no será el único punto, seguramente ni siquiera la clave. Pesará mucho el deseo del jugador, si la NBA es para él capítulo cerrado o tiene la espinita clavada. Pesará también, y mucho, la letra pequeña de la cláusula, así como la adaptación personal del jugador a Madrid. Por ahora, a tenor de sus redes sociales, no se le ve hacer mucha vida extradeportiva en España. Eso, o es muy discreto. Mirad lo que os digo, y puede que sea políticamente incorrecto pero, de nuestra experiencia en los últimos años, un factor clave en la retención de talento acaban siendo las novias/esposas. Los jugadores con pareja estable o familia tienden a echar raíces y son menos propensos a los cambios que los bon vivant. Dicho en plata: hay que buscarle una novia a Yabusele, a poder ser madrileñísima, de Chamberí por lo menos, de cocido los domingos en casa de los suegros.

¿Y por qué hablo tanto de Yabu? Pues porque anoche contra Panathinaikos volvió a cuajar otro gran partido, 14 puntos y 7 rebotes, aunque los mejores fueron el de siempre, Tavares, que ya es el más valorado de la temporada en la Euroliga (23.3 de media), y esta sí que es novedad, Alberto Abalde.

Partió de titular, como escolta, y jugó con mucha más confianza que de costumbre. Se fue a 16 puntos y lideró la escapada inicial, que acabó siendo la buena. Viéndole en días así, que por ahora son a cuentagotas, queda la sensación de que está un poco estancado, de que tiene mucho más potencial de que suele enseñar y el factor limitante está en su propio coco. Y tampoco está para relajarse, afronta una temporada bisagra: si da un paso al frente, puede erigirse prácticamente en líder del juego exterior blanco, con mucha burguesía pero carente de una estrella. Pero si continúa apocopado, bien puede diluirse en una rotación exterior tan larga, superado por Adam Hanga, con mucha más mili, bien consciente de sus virtudes y limitaciones, y con quien Laso está encantado, como salta a la vista.

Atasco en El Pireo: el Madrid se deja la imbatibilidad

Siete partidos ha durado la imbatibilidad blanca en este comienzo de curso, suficientes para levantar un título y superar a los dos finalistas de la última Euroliga. Lo digo para no ponernos ya alarmistas, que os conozco. Cayó el Madrid en El Pireo, una derrota asumible, en pista de un claro candidato a top8. Con las incorporaciones de verano, la madurez de Vezenkov, que le ganó claramente el duelo a Yabusele, y los 10k aficionados apretando en la grada de nuevo, este Olympiakos oposita a los puestos del 6 al 8.

Fue duelo sin acierto exterior ni fluidez en estático, de bajar al barro y trazo grueso, donde este Madrid tan atlético se desenvuelve teóricamente bien… Pero el rival de hoy también. Y en el cara o cruz del último cuarto, con el marcador igualado, Olympiakos desequilibró acertando varios tiros seguidos de teórico bajo porcentaje. Me refiero al parcial 9-0 del minuto 34.

Tavares volvió a ejercer de mejor pívot de Europa, que es lo que es, y Nigel Williams-Goss calló bocas de quienes le sentencian antes de verle jugar ni un mes. Firmó en plaza grande su mejor partido en el Madrid hasta la fecha. Lo sé, no es el tipo de jugador que genera efecto wow, no tiene pinta de estrella, con esas muñequeras de tenista trasnochado. Como dice Manu Suárez, no es un 10 en ninguna faceta, pero a cambio es un 7-8 en casi todo. Me quedo con su capacidad para fabricarse tiros de buen porcentaje caracoleando por la zona, entre bloqueos y jugando con el cuerpo, hasta lanzar esa bombita bastante fiable. 16 puntos en El Pireo, sostén anotador exterior, pero demasiado solo. Causeur, Abalde y Taylor rayaron a un nivel realmente discretito, y Llull, desatascador oficial este curso, desentonó un poco en defensa, lo que lastró sus minutos, solo 10. Dada la caraja ofensiva, me hubiese gustado ver más minutos juntos en pista de Nigel y Heurtel, con el francés al volante, que hoy no le entraron los tiros pero cumplió en la dirección, 5 asistencias, la mayoría habilitando a los interiores.

No meto en la ecuación exterior a Rudy, que sí, que se lanzó cinco paraguayas, pero tuvo que volver a jugar de ala-pívot y, claro, demasiado hace. No pienso señalar desde esta tribuna a quien se está comiendo un marrón que no le toca. Me quedo con que Vukcevic, por X o por Y, está desaprovechando una oportunidad de oro para jugar minutos de calidad, y no está yendo ni convocado. Cuando vuelvan Randolph y Trey, que no queda tanto, que ya están entrenando con el grupo, sus opciones de tiempo en pista se reducirán a la mínima expresión. Quizá no estaba tan preparado como asumimos a final del curso pasado.

3 de 24 triples

Y Carroll sigue en su 'rancho'

Por mucho que defiendas, resulta difícil ganar en una pista Euroliga exigente con 3 de 24 triples, es otra conclusión evidente del partido. El típico día en que la gente se acuerda de Carroll y se achina con sus fotorreportajes desde el rancho, cual Casa de la Pradera. Yo, sencillamente, es que no cuento con él, le veo a todos los efectos un exjugador de baloncesto, y cada día un poco más. ¿O pensáis que si apareciese por año nuevo, tras seis meses sin entrenar, sería para algo más que una gira de despedida?

Sin contar con él, hay nueve exteriores de primera plantilla disponibles para tres puestos, más que casi ningún otro equipo Euroliga, lo que debiera ser claramente suficiente. Estamos apañados si cada partido desacertado desde el triple vamos a añorar a un jugador de 38 años que terminó contrato hace cuatro meses.

Si falta triple, que está por ver, la causa en todo caso no sería que Jaycee esté recolectando miel en Wyoming sino más bien que 1) faltan dos de los mejores tiradores de la plantilla, Randolph y sobre todo Trey, y 2) que este año se ha apostado por un perfil de juego exterior más rocoso y con menos tiro que otros cursos. El resultado de cambiar a Carroll por Hanga. Y de eso no tiene la culpa Jaycee, ni sus paseos a caballo, en todo caso JCS, Herreros y Laso, que suya es la apuesta y, en honor a la verdad, está funcionando bastante bien por ahora.

Si queréis que hablemos de Carroll y del disparate de oferta de renovación sine die que impuso Florentino a la dirección porque es su jugador fetiche, me remito a las palabras de Laso esta semana, en eldebatecom, claramente hasta los cojones ya del tema: «No gano nada hablando de Jaycee. Si te digo que va a venir pasado mañana y no viene, pierdo. Si te digo que no va a venir y al final viene, también pierdo. Me preguntáis mucho sobre ello pero nadie le pregunta a Carroll, que es al que yo preguntaría. Él tiene una oferta de renovación del club desde antes del verano, pero ahora mismo está sin contrato. Y yo en lo que pienso es en el próximo partido, y Jaycee no lo va a jugar».

El Madrid, al borde del abismo

-25 en Goya jugándonos las castañas. Otro baño de realidad, y van ya unos cuantos esta temporada, tanto que cada vez escuecen menos, que a todo se acaba acostumbrando uno. Incluso a lo malo, aunque cueste más.

Al Madrid no le alcanza contra los mejores de Europa porque sencillamente este año no es uno de ellos. Efes está a años luz y hubiese hecho falta un milagro para ganarle, y esos no ocurren a menudo. No hay más tela que la que arde. Seremos el Madrid, con todo el glorioso pasado reciente que queráis, pero estamos compitiendo con Lapro contra a Larkin, ¿qué esperáis que pase?

Queda el equipo con un pie fuera del top8, ‘el objetivo mínimo exigible’: ahora hay que ganar impepinablemente los dos partidos que restan, incluido Fenerbahce en Estambul, y además esperar alguna carambola de resultados ajenos. Matemáticamente aún hay esperanza, aunque ilusión ya va quedando poquita.

Querer y no poder

En verdad el Madrid se agarró al partido con gallardía en el primer tiempo, tirando de los recursos que le quedan para competir en inferioridad: el rebote y el barro, para eso ha quedado la cuarta plantilla más cara del continente. Con dos adolescentes de titulares, de hecho Garuba volvió a ser el mejor, como en Francia, derrochando intensidad, tremendo en las ayudas y la presión sobre bote. Esperábamos esta versión suya desde inicio de curso, pero mejor tarde que nunca.

El partido se torció en el tercer cuarto, cuando Micic tomó el mando de las operaciones, convirtiendo cada ataque turco en canasta, personal o ambas. A lo que contribuyó la ausencia de Tavares por un golpe en el costado. El base plavi disfrutó en la pista y dominó sin esfuerzo. Se llama talento y reclutarlo cuesta pasta, tino y ambición, de lo que andamos justitos en la sección últimamente, al menos de las dos últimas. Por cierto, si quieren redimirse no necesitan irse muy lejos, Micic es agente libre en verano…

El contraste con los ataques del Madrid resultó vergonzante en ese tramo: cero generación desde bote, con los bases dedicados a ordenar sistemas como autómatas, sin la menor chispa o clarividencia. Ni el Carroll-sistema funcionó esta vez, porque si no recibe con una mínima ventaja no se puede levantar, y si tiene que driblar lo llevamos claro.

A esas llegaron los que faltaban, los árbitros, y se terminaron de cargar el partido en los últimos 10 segundos del tercer cuarto. Empezó la fiesta con una técnica a Rudy «por tocar el balón tras canasta», de esas que casi nunca se señalan pero en Goya los de naranja se sienten valientes de un tiempo a esta parte. Le siguió una falta de Larkin (por abrir las piernas) que cobraron a Thompkins. Laso explotó y terminó expulsado por doble técnica: seis tiros libres en 10 segundos, 12 puntos de diferencia, game over.

La frustración de Laso

Me preocupa un poco Laso, que termina contrato en junio, aún no ha renovado y se le ve más quemado que la pipa de un indio. «No te preocupes, que me voy. Estoy cansado, todo el año así». Al margen de que tuviese razón en su reclamación, que la tenía, es raro ver a Laso estallar así. Debía saber que en ese reguero de tiros libres no solo se le escapaba el partido sino buena parte de las posibilidades de alcanzar el objetivo de la temporada (top8). Pareciera la protesta de mucha frustración acumulada.

Debe estar siendo un suplicio de temporada para él, tratando de arrancar la peor plantilla desde que entrena al Madrid y con ello salvar el culo de sus jefes que la montaron. Desde el club se filtró extraoficialmente a la prensa el 25 de febrero un acuerdo verbal para extender su contrato por otros dos años, pero no se ha firmado ni hay nada oficial, con lo que está a tiempo de echarse para atrás. Y no perdamos de perspectiva que Laso es, junto a Tavares, la piedra sobre la reconstruir, las dos únicas piezas verdaderamente imprescindibles en lo que queda de ‘proyecto’.