¿Cuál es el precio justo de Tavares?

Ya lo siento, pero estamos de regreso al monotema, a la estrategia de renovaciones del Madrid de cara al próximo curso. Hoy para hablar del precio justo, y para eso partiremos de una idea: que los jugadores no son fotografías estáticas, y tampoco debería serlo su valor.

Primero evolucionan, es decir, mejoran cuando son jóvenes. El físico, el tiro, el conocimiento del juego, etc. Después de la formación llega el prime, o madurez, que dura varios años, los de mayor rendimiento, para finalmente entrar en declive, pronunciado o tendido, antes o después, según el caso.

No siempre es fácil distinguir estas fases porque no hay letreros luminosos en la carretera del general manager, ni una norma que aplique a todos los casos. En términos generales diríamos que ningún jugador alcanza su prime antes de los 25 años ni el declive antes de los 30, pero es un baremo demasiado amplio para guiar decisiones directivas. Anticiparse y reconocer las etapas resulta clave para acertar y pagar el precio justo, y así optimizar la masa salarial.

Lo que sí podemos establecer es que el valor máximo de un jugador, aplicando esa lógica, debería ser al comienzo de su prime, en su pico de desarrollo físico y técnico pero lejos todavía del declive.

Esto nos lleva a la pregunta que os planteo hoy, que consideraría literalmente blasfemia hace solo un año pero que creo pertinente. ¿Hemos visto ya el mejor baloncesto de Tavares? Tiene 32 años y está negociando el que seguramente sea el último gran contrato de su carrera, para el que lógicamente trata de capitalizar su nivel(azo) del último lustro, como mejor jugador del Madrid y diría que segundo mejor de toda la Euroliga, solo por detrás de Micic.

Para su desgracia los fichajes y renovaciones funcionan un poco como la Bolsa, aunque incluso a los propios directivos les cueste a veces asumirlo. Ahí tenemos como ejemplo la renovación por dos temporadas garantizadas a Causeur, con 35 palos y porque cuajó una buena final ACB… La cotización de mercado de las empresas, su acción, tiene poco que ver con su volumen de ventas pasado o presente y mucho más que ver con la expectativa de rendimiento a futuro. ¿Y cuál es la de Tavares?

Aquel que espere una opinión categórica de este artículo saldrá decepcionado, yo mismo no tengo claro si el caboverdiano atraviesa simplemente un largo valle de juego o estamos ante el comienzo de su declive. Pero sí creo que merece la pena que la sección se plantee la pregunta sin líneas rojas, porque la respuesta tiene ramificaciones en decisiones tectónicas.

Más pérdidas que tapones

Llevamos siete meses de temporada, una muestra suficiente, y aún no hemos visto a Tavares al nivel de campañas previas, al contrario, está lento y errático. Promedia en Euroliga más pérdidas (1.8) que tapones (1.4). La velocidad de reacción es clave en las ayudas defensivas, el factor diferencial de su juego, y una décima de segundo tarde convierte un matamoscas en un mero abanico.  Tampoco ayuda la comparación con su compañero de puesto, Poirier, en su temporada más redonda

Además, Tavares no ha sufrido lesiones particularmente graves que expliquen el bajón, más allá de las tres semanas que se perdió a comienzo de 2024 por un problema de tobillo. Sabemos que es diésel y le lleva más tiempo coger la forma, pero es que estamos ya en abril, señores. De mi experiencia siguiendo baloncesto, los jugadores muy muy altos tienen mayor propensión a problemas físicos y por ende a carreras cortas, si bien nunca habíamos visto en Europa hasta la fecha una torre tan proporcionada y musculada como Edy, con esa ética de trabajo espartana.

Tavares a este nivel sigue siendo un jugador valioso en cualquier rotación, aristocracia europea… la cuestión es que no domina, no marca diferencias. Al menos no en lo que va de curso, salvo a cuentagotas. Y claro, cuando aspiras a un contrato de medio-largo plazo con una subida de sueldo como del 50%, es normal que tu empleador se lo piense dos y tres veces. La masa salarial no es infinita y cada euro de más que se firme a Edy (si se firma) será de menos para otros fichajes o renovaciones en la plantilla.

Romper el cerdito

La estrategia inicial del Madrid era dar prioridad absoluta a la continuidad de Tavares, jugador franquicia junto a Campazzo. Su renovación sería la operación que condicionaría el resto, la única que merece la pena un esfuerzo extra, rompiendo las escalas salariales. Una estrategia lógica al inicio de las negociaciones, hace casi un año, con Edy dominador. Pero, ¿y ahora? Según las informaciones que llegan a cuentagotas de fuentes más o menos fiables, el jugador aspira un salario top3 en Euroliga, que supondría el mayor contrato en la historia de la sección. En el barrio de los 2.5-3M netos anuales, cifras a las que todavía no ha llegado el Madrid, aunque ya habría roto con su última oferta el límite de 1.8M netos (los que cobra Facu). Me parece razonable dudar.

El retraso y sobreprecio de la renovación por ahora no consumada de Tavares supone necesariamente un hándicap para la renovación de las otras dos piezas clave que acaban contrato, Poirier y Hezonja, ambos más jóvenes, el segundo diría que al comienzo de su prime. El club desconoce de cuánto dinero dispone exactamente para esas operaciones hasta saber si cuenta o no con Edy, y a qué precio. Surgen así preguntas pertinentes como: ¿hasta dónde pujar por Tavares? ¿por quién merece la pena romper el cerdito?

El Madrid se fija en Núñez: motivos y condiciones para el regreso del hijo pródigo

Las renovaciones son el tema por excelencia este curso en la parroquia blanca, pero si varios van a salir, y van a salir, sea por retirada o falta de acuerdo, alguien tendrá que llegar. Tras el rumor del supuesto interés del Madrid en Jaime Pradilla, parece que con escaso fundamento, surge un nombre bastante más lógico y por tanto creíble, el de Juan Núñez, que publicó el domingo J. Maestro en Encestando. Una opción supeditada a salidas en la plantilla y al draft. Vamos a desgranarlo…

A propósito de la NBA, leo a muchos sobre Núñez repetir el despectivo y ya clásico “no tiene nivel». Y no, señores, es que la NBA no funciona así. Sacudámonos de una vez el complejo de Mr Marshall. A efectos del draft, el nivel presente de los jugadores sencillamente no importa, su valor reside en el potencial. El techo. Las franquicias en el draft no quieren a las estrellas de la Euroliga sino a los lechones del baloncesto europeo. Y cuanto más lechones mejor, 19 años a poder ser, la edad mínima, libres de los vicios FIBA.

La mayoría de proyecciones para el próximo draft (26 junio) sitúan a Núñez en primera ronda. En vagón de cola (puestos del 20 al 30), pero en primera ronda, que ya implica contrato garantizado. En concreto, y según las escalas salariales de los rookies, un puesto al final de la primera ronda significa unos siete millones en tres temporadas, brutos en fiscalidad USA. Cifra sensiblemente por encima de la que gana un base reserva Euroliga.

Podemos debatir sobre las perspectivas deportivas de JN en la NBA, donde la figura del base director ha caído en desuso. De si tendría minutos, de su tiro y su físico, de si acabaría en la liga de desarrollo, etc. Pero económicamente no hay debate: si Núñez sale elegido en 1ª ronda del draft es un win-win. Y el dinero es una motivación tan digna como cualquier otra, aunque nos guste dar lecciones desde el sofá de casa. Núñez tendría mucho que ganar y casi nada que perder probando suerte en USA. Su peor escenario sería volver a Europa con 22-23 años, 7M bajo el brazo y quizá hasta pensión asegurada.

¿Y cómo de probable es que Núñez se presente al draft? Pues es una pregunta clave en este punto, y de entrada pensaría que bastante probable. Si recordáis, su marcha del Madrid en 2022 tuvo mucho que ver con su deseo de dejarse la puerta entreabierta a probar suerte en la NBA en un futuro. Acababa contrato y el club le ofreció renovar con un salario competitivo, pero también con una cláusula elevada, como es política de la casa. Y el jugador dio un volantazo, asesorado por un nuevo agente, y puso rumbo a Ulm, en busca de minutos Eurocup para crecer y una cláusula bajita que no condicionase movimientos posteriores. Decisiones que nos hablan ya de un interés de partida en intentarlo en EEUU. A eso, sumémosle que ya se pudo presentar al draft el año pasado, que cumplía la edad mínima, pero se guardó la bala, suponemos que para ir con más garantías en 2024.

¿Y el Madrid?

El RM entra en escena si Núñez pospone presentarse al draft, si desiste de la idea o si se presenta y cae a la segunda ronda, que quedan todavía cuatro meses y los puestos medios-bajos oscilan bastante. Dado el caso de seguir en Europa, el paso lógico parece el salto a la Euroliga, que la Eurocup se le empieza a quedar pequeña. Y el Madrid ahí tendría una posición bastante favorable, si es que de verdad tiene interés en su fichaje.

A Núñez le queda todavía otro año de contrato en Alemania pero la cláusula, como hemos dicho, es asequible. Además, el club conserva el derecho de tanteo en ACB, el mercado donde Núñez tiene mayor valor por su condición de cupo nacional. El RM retendría al jugador igualando cualquier propuesta y se antoja difícil que el Valencia (al parecer también interesado) pueda presentar una oferta fuera del alcance blanco.

¿Y dónde y cómo encaja JN en el Madrid? Pues en el contexto de la pérdida de cupos nacionales de rotación este verano. Rudy apunta claramente a retirada y la renovación de Mario se antoja difícil. Además, tampoco se descarta la retirada de Chacho, que acaba contrato en junio con 38 años. Esta última es la posible salida que más influye en la operación Núñez, puesto que su rol lógico sería el de Chacho, base reserva. Por detrás de Campazzo, un base titular con galones del que aprender y que le libere de presión en su (re)debut Euroliga. Como alternativa, Núñez podría regresar a Madrid como tercer base y el club mandar cedido a Alocén, pero dudo que a ninguno de los dos les interese ese escenario, y sin su luz verde no se hace.

JN encaja en el plan blanco también desde un punto de vista económico, en el contexto de los equilibrismos que se están haciendo para encajar las renovaciones en la masa salarial disponible. Sería un fichaje de coste moderado, tanto por cláusula como por salario, tanto en comparación con Chacho (al que sustituiría) como, sobre todo, en comparación con otras alternativas de mercado con nivel reserva en contender Euroliga.

Deportivamente, si la operación se concretase, que aún le queda, habría que tener paciencia con el jugador, asumir a corto plazo una cierta pérdida de nivel respecto a Chacho, y verlo como una inversión a medio plazo. «Te quiero, no tanto por lo que eres sino por lo que puedes llegar a ser». Núñez es hoy bastante mejor jugador que cuando se marchó del club. Ha evolucionado en sus dos temporadas en Alemania y dejó destellos muy interesantes con España el pasado verano. Promedia 10 puntos, 6 asistencias y 15 de valoración en Eurocup. Aún así, paciencia, Roma no se construyó en un día. JN tiene 20 años y a esa edad eres irremediablemente un pipiolo en Euroliga.

Al margen de que sea cupo, asequible y canterano, hay un motivo por el que cuadra la operación, y es que tácticamente Núñez encaja como un guante. Los sistemas del Madrid y la configuración de plantilla piden a gritos un perfil de base de mucho talento generador, capacidad de habilitar a otros en estático, en particular a los pívots en situaciones de 2×2. A Núñez le queda pulir bastante el físico y el tiro, pero tiene ese talento, dibuja pases donde la mayoría ve solo un bosque de brazos. El tipo de talento que no se entrena, por eso escasea y está tan cotizado. Y ese mejor reclutarlo cuanto antes, en este caso repatriarlo.

El peaje de la saturación de calendario

Hemos escuchado a entrenadores, directivos y jugadores quejarse de la saturación del calendario desde hace algunos años, cada vez con más insistencia, según aumenta el número de partidos entre los retoques de formato y la descoordinación Euroliga-FIBA. Lo de esta última Navidad ha sido un despropósito, con encuentros en Goya el día de Nochevieja (¡!) y el 5 de enero por la tarde, a la hora de la cabalgata de Reyes.

Echemos la vista atrás. El cambio en 2016 de un formato Euroliga con top16 a otro con fase regular de todos contra todos añadió de una tacada 10 partidos al calendario. Este año se instaura el play-in y el que viene podrían entrar dos nuevos equipos (= 4 partidos más). Como veis, todo es sumar, una huida hacia adelante. Estamos copiando los errores de la NBA, que han llevado a que la fase regular y los playoffs parezcan casi deportes distintos.

La temporada de un Madrid ronda ahora los 90 partidos oficiales al año. Por comparar, el equipo de fútbol juega unos 55-60. Como aficionado que consume el baloncesto como entretenimiento, como quien abre Netflix, uno escucha las quejas de jugadores y entrenadores desde cierta distancia. Empatiza con su preocupación por lesiones y su deseo de una mínima conciliación familiar, pero ni les conocemos en persona ni deja de ser un sacrificio bien retribuido.

Efectos secundarios

Aunque bien pensado, y esta es la reflexión que os quería traer hoy, a los aficionados sí que nos afecta también esa saturación de calendario, porque repercute directamente en la calidad e interés del producto que consumimos. ¿Cómo se mantiene la tensión competitiva y la atención de la audiencia con 68 partidos de fase regular con tan poco en juego? El valor del resultado se diluye. Una derrota es compensada a las 48h por una victoria, y viceversa, y ninguna de las dos importa en verdad demasiado para el objetivo último (el título). Lo que queda es el highlight, el meme y el hito estadístico, aquello que cabe en un reel de Instagram o en los 280 caracteres de un tweet.

Las estrellas descansan o juegan a medio gas muchos partidos. sencillamente no se puede ir en sexta marcha durante nueve meses. Sin quitar mérito a Murcia o Granca, que están haciendo temporadones, mirad la intensidad y el hambre con que compareció el Madrid en sus pistas en los recientes duelos. De turismo hasta la Copa… La acumulación de partidos aumenta el cansancio y el riesgo de lesiones musculares, y los equipos se adaptan configurando plantillas largas y dosificando esfuerzos, sobre todo si juegan dos competiciones. El campeón no suele ser el mejor durante el año sino el contender que se libra de lesiones en mayo-junio y mejor gestiona los picos de forma. Un juego tanto o más de supervivencia que de excelencia. ¿Es esto lo que queremos?

Llegado a cierto punto, que creo que ya hemos cruzado, más partidos no hacen más afición sino casi lo contrario. Me refiero a los efectos secundarios del calendario, como la confusión e incluso desconexión en el aficionado irregular, que numéricamente es el mayoritario. O sea, mi padre, con 70 palos y bastante tiempo, que no es un freak como yo, e igual te ve baloncesto que fútbol o tenis, y de ninguno se sabe el horario al dedillo.

«Papá, ¿verás luego el partido?»
«¿Qué partido?»
«El del RM, que juega Euroliga en Milán»
«No sabía que jugaban hoy. Pero si estamos a martes…»

Como comenta Vicente Solano en Twitter: «El ritmo del calendario es insostenible. Incluso a los muy cafeteros nos cuesta seguir las jornadas dobles y compaginar con ocupaciones y otros hobbies. A veces agota tanto partido y no se disfruta igual».

Será que ahora soy padre de dos bebés y no me sobra el tiempo, pero cada vez le veo menos sentido a esta vorágine, y para colmo Euroliga planea seguir añadiendo partidos alegremente, como quien vende libros al peso. No hace falta un gurú con MBA para intuir que dosificar el producto ayudaría a generar expectación y ponerlo en valor, el viejo principio de menos es más.

La verdadera amenaza es Dubai

Cuantas más vueltas le doy más claro lo tengo: la principal amenaza del Madrid para renovar su columna vertebral de jugadores este verano (Edy, Mario, Musa, etc) no viene en realidad de Europa sino de Oriente Medio. De la posibilidad, todavía por confirmar, de que un club de Dubai pueda disputar la Euroliga la temporada que viene. “El porcentaje de que entre ya la próxima campaña es de un 50%”, ha explicado recientemente el CEO de la Euroliga, P. Motiejunas.

Un equipo que todavía no existe (¡!) y, dado el caso, tendría que construirse de cero en unos meses, incluida la plantilla al completo, suponemos que con gran disponibilidad presupuestaria. Un nuevo actor en mercado, con dinero fresco y sin cargas contractuales previas (que no es un factor desdeñable, como sabemos en Madrid). Precisamente el año en que varios de los mejores agentes libres de la competición serán jugadores del RM.

No me gusta la opción de una franquicia dubaití en la Euroliga. No por una cuestión religiosa o geográfica, al fin y al cabo la competición ya tiene equipos asentados en países de mayoría musulmana (Turquía) o radicados en Oriente Medio (Maccabi). No me gusta por el mensaje que envía, de que literalmente todo está en venta, hasta el propio sistema de competición, que es el corazón mismo de cualquier torneo deportivo. El contrato con el aficionado. Si lo enunciamos en abstracto, como concepto, es que resulta vejatorio: asignar plaza garantizada en la segunda mejor liga de basket del planeta a un club que ni siquiera existe aún, sin jugadores ni masa social, en un país sin la más mínima afición por ese deporte.

Pero además, incluso desde un punto de vista puramente mercantil, ya me parecería un error estratégico: conceder una plaza es demasiada contraprestación por un patrocinio. Mercadeo nivel liga de barrio, de tenemos que alinear al hijo del pollero porque este año su padre paga las camisetas.

‘Calderilla’ en comparación

No está la Euroliga tan rematadamente mal como para una medida tan desesperada y cortoplacista. Ni que la liga china o australiana amenazasen su status de 2ª mejor competición del baloncesto mundial, y con ello su atractivo como destino preferente del talento fuera de la NBA. Lo sé, los clubes son deficitarios, pero lo llevan siendo años y lo van a seguir siendo aunque entren petroldólares, que tampoco serían tantos. Calderilla comparada con la inversión árabe en tenis o golf, de fútbol ni hablamos. Cada uno de los 13 clubes Euroliga con licencia A recibiría anualmente un millón de euros extra en concepto de bonus durante las próximas cinco temporadas.

Para comparar magnitudes, un Madrid o un Barca palman anualmente más de 20M de media en su sección de basket. Un millón extra de ingresos no les cambiaría la vida en absoluto. Sobre todo cuando seguramente esa cifra ni siquiera cubra la inflación de mercado que traería aparejada la nueva franquicia dubaití. ¿O acaso no habíais reparado en eso? Un nuevo actor en mercado significa mayor demanda y un aumento de precios, en este caso de los jugadores, sus salarios. Como si no estuviesen ya suficientemente inflados.

Y cuando andas como el Madrid, haciendo contorsionismo presupuestario para encajar las renovaciones en la masa salarial disponible, cualquier elemento que altere el ecosistema, como lo sería Dubai, puede marcar diferencias. Porque el resto de clubes son rivales de mercado más o menos conocidos, sabes por dónde te pueden venir. Panathinaikos, por ejemplo, que tanto da que hablar, ya hizo la gran inversión el verano pasado, que está dando sus ciertos frutos, y cuesta imaginar que vuelvan a romper el cerdito este verano, o al menos en esos parámetros. Ni lo necesita ni seguramente tenga tanto pulmón financiero.

Las cifras de la operación Hezonja, que seguro intentarán, están condicionadas por el lastre del contrato de Juancho en el mismo puesto. Pero, claro, es que Dubai no carga lastres, parte de cero y podría romper la banca, particularmente por una estrella, la cara visible de la franquicia. Ese tipo de fichaje, sobreprecio mediante, que les sirva de tarjeta de presentación y genere efecto arrastre, ayudando a reclutar a otros jugadores. Solo se me ocurren cuatro agentes libres este verano en la Euroliga con ese nivel / estatus, y dos visten de blanco Edy, Mario, Larkin y Mike James.

¿Cuesta de enero?

Viendo los últimos partidos, da un poco la sensación de que el Madrid ha perdido el momentum, aquel pico de forma embriagador de los 2-3 primeros meses de temporada. No lo llamaría crisis, porque no lo es, más bien un ajuste de la velocidad crucero a parámetros terrenales. Es decir, dosificar esfuerzos, que esto es muy largo, y pinchar en salidas contra equipos de puestos playoffs, pero igualmente ganar alrededor del 70% de los partidos. Vamos, lo de otros años solo que con un cómodo colchón previo.

¿Causas de esta desaceleración? Variadas, entre las que destacaría las bajas y el cansancio. No estoy descubriendo la pólvora, pero es que esas dos dobles jornadas Euroliga consecutivas en plena navidad deberían estar tipificadas como terrorismo en el código penal.

Deck regresó de la lesión pero anda todavía lejos de su mejor forma, además Chus tiene pendiente definir su rol tras el paso adelante de Hezonja durante su ausencia. Cuestiones como quién juega de 3 y quién de 4 cuando coinciden en pista. La lógica nos diría que el argentino al cuatro, pero en realidad el sistema del Madrid exige más tiro exterior al alapívot que al alero, y Mario lanza mejor…

Pica también y no poco la baja de Tavares, por muy buena temporada que esté firmando Poirier, que además acaba de pasar 10 días fuera por un esguince. Encima falta Llull, habitual chivo expiatorio en las derrotas, ¿a quién se señala ahora si palmamos, a Abalde? xD

Una suma de pequeños contratiempos, ninguno grave por sí solo pero que dificulta la continuidad que requería la excelencia del primer trimestre.

Campazzo, por ejemplo, atraviesa un valle de forma, ni se parece al nivel MVP de inicio de curso. Da muestras de cansancio, más mental que físico. Irregular en el rendimiento, espeso en la toma de decisiones y acumulando más pérdidas de balón de las que nos tiene acostumbrados. Y es la clave de bóveda. Quizá no sea tan clarividente como Chacho habilitando a los pívots, pero a cambio es un primor pasando bloqueos por en medio, dividiendo la defensa y encontrando al compañero abierto. Si él no carbura el ataque se espesa, se recurre más a soluciones individuales y bajan los porcentajes de tiro. Así que hagamos una colecta para pillarle una Smartbox de casa rural con jacuzzi para antes de la Copa y que se despeje.

Coñas al margen: que no cunda el pánico. Los récords en fase regular son de losers y, si había que tener un valle de forma, no se me ocurre mejor momento que el presente, con un enorme margen clasificatorio y a un mes todavía de la Copa del Rey, primera meta volante del curso. Con una temporada a casi 90 partidos y una plantilla de tanto treintañero, era de esperar que se bajase de marcha en algún momento, no solo previsible sino diría que casi hasta necesario.

Análisis de las cuentas del Madrid de basket 2022-23

2Playbook ha tenido acceso a un adelanto de las cuentas del Real Madrid del curso 2022-23, baloncesto incluido. Si miramos el vaso medio lleno, y podemos, se reduce el déficit de la sección un 10.3% (3.2 millones) respecto al curso previo, gracias principalmente a un fuerte aumento de los ingresos. De hecho, se batió el récord de ingresos de la sección en una sola temporada, con 22M, un 28% más que al año anterior.

Por contra, el gasto creció por encima de lo previsto en el presupuesto debido a algunos desembolsos extra, siendo el principal las primas a plantilla y cuerpo técnico por ganar la Euroliga. No disponemos de la cifra exacta al no haberse publicado todavía el desglose de cuentas en la web oficial pero, si tomamos como referencia la información de cursos recientes en los que se ganó también la Euroliga, podemos calcular a ojo de buen cubero que haya supuesto unos 3 millones de euros. Por cierto, siempre me ha llamado la atención la desproporción de las primas por resultados en un negocio tan deficitario como el basket FIBA, al menos en el Madrid, aunque supongo que es generalizado. No tiene sentido que el premio por ganar la Euroliga sea de 1.8M para el club campeón y ese mismo equipo se gaste 3M en primas por ganarla.

La sección afrontó también, no olvidemos, la indemnización por el despido de Laso, en la que no se escatimó para evitar que se alargase un asunto de por sí muy costoso reputacionalmente. Se le abonó completa la nómina de la temporada que aún le quedaba de contrato, unos 2M brutos. Por último, las lesiones de largo plazo obligaron a incorporaciones adicionales, como Cornelie, y la plantilla acabó con 17 fichas de primer equipo, tres más que esta temporada, con la carga además de salarios desfasados como el de Randolph, en el último año de contrato.

Esa reducción del número de fichas para este curso podemos estimar que represente un ahorro del 10-15% en masa salarial. Pero será una reducción transitoria porque en junio’24 acaban contrato varios pesos pesados (Tavares, Hezonja, Poirier y Musa) y su renovación, si se consigue, pasa por un esfuerzo económico. Incluso aplicando la fórmula de menos salario a cambio de más años garantizados, que se utilizó con Campazzo y Deck, será difícil que la partida de nóminas no repunte en la 2024-25.

Un fenómeno que se repite cada vez que se publican las cuentas del Madrid (y del Barca) es el de aficionados de otros equipos rasgándose las vestiduras. Aficionados de clubes que, claro, no hacen públicas sus cuentas desglosadas e igualmente sostenidos de forma artificial por un tercero porque, desengañémonos, el baloncesto de élite en Europa es deficitario por definición. Se gasta bastante más de lo que se genera y para competir tienes que entrar en esa rueda perversa, alimentar el globo. La diferencia entre lo que se genera y se gasta la ponen magnates, diputaciones, clubes de fútbol, etc. Cada equipo tiene el suyo o suyos, más o menos generoso, personalmente prefiero los de índole privada y que no suponen carga al contribuyente.

Volviendo al Madrid, y por terminar, el cuánto también importa, aunque a veces no lo parezca. Cuanto menos deficitaria sea la sección, cuanto menos dinero palme por temporada, más viable será su continuidad, más asumible la inversión que supone en marca-prestigio dentro de las cuentas de un club deportivo con un presupuesto global de casi 1.000 millones anuales.