¿Está Garuba listo para la NBA?

La mayoría de los comentarios que leo sobre el probable salto de Garuba a la NBA este verano son de incredulidad y despecho, en lo que intuyo se mezclan el desconocimiento de la idiosincrasia actual del draft y los celitos de madridista ofendido. Porque seguimos con el chip futbolero, pensando que el RM es “el mejor club del mundo”, ¿quién se va a querer ir? Y no, esto es basket y el Madrid no está ni entre los 30 mejores del mundo: compite en la segunda división, manque pese. Los jugadores, si tienen ocasión, tratan de probar suerte allende el mar, que es donde está la verdadera pasta. Porque, recordemos, son profesionales y curran por dinero y quieren mejorar, algo bastante humano.

La pregunta del titular es retórica, porque la respuesta no es demasiado relevante. Da igual si Garuba está listo o no porque el concepto “listo” no importa a la franquicias NBA. No buscan en el draft jugadores que estén “listos”, productos terminados, sino perfiles altos y lo más jóvenes posible, para terminar de formarlos, libres de los vicios del basket FIBA/NCAA. Un dato: los siete primeros elegidos en el pasado draft tenían todos 19 años, que es la edad mínima para presentarse y la que cumple Garuba la semana que viene. Podemos entenderlo o no, pero es un hecho: las franquicias los prefieren de lechal, porque para ficharlos maduritos y formados ya tienen el mercado de agentes libres.

Antes era distinto, lo sé, se elegía en el draft a las estrellas consagradas de la Euroliga o a los senior NCAA, es decir, una vez terminaban el ciclo universitario, con 22 cumplidos. Pero el paradigma cambió hace tiempo, cuando los Kobe, Lebron, Garnett o McGrady echaron la puerta abajo llegando a la NBA directamente del instituto.

Y ese cambio ha tenido indirectamente su repercusión en Europa: los clubes son ahora reacios a desembolsar grandes sumas por jóvenes con perfil NBA, y estos a su vez rechazan cláusulas altas de salida. Pongamos por ejemplo a Nzosa, de Unicaja, un pepino de jugador en potencia. Pero, ¿quién va a ficharle, si hará las maletas a USA en cuanto cumpla los 19? De este modo, los activos más cotizados del mercado continental son hoy los agentes libres ‘veteranos’ o los europeos a su regreso de la NBA.

Criterio de selección

Pero volvamos a Garuba. Podemos opinar, como aficionados madridistas, sobre la temporada del muchacho, faltaría más, si lo está siendo mejor o peor, particularmente esperaba algo más. Pero también soy consciente de que su nivel este año va a tener escasa influencia en sus opciones en el draft, donde las franquicias eligen aptitudes, potencial a medio-largo plazo, y no rendimiento en el pasado reciente.

> ¿Qué “no mete triples”? Menudo problema, ya aprenderá. Zoquetes mucho peores lo han conseguido y empezando más tarde. ¿Cuántos interiores con semejante físico habéis conocido últimamente que con 19 años las cuelen doblabas de fuera? Repito, con 19 años. Ya os lo respondo yo: ninguno. El tiro es el arma que más se mejora con el tiempo y el entreno.

> ¿Que “no ha demostrado nada”? Claro, porque los Rudy Gobert, Jokic, Antetokoumpo o Ibaka eran grandes estrellas de la Euroliga cuando cruzaron el charco, ¿verdad?

El mero planteamiento, si lo pensáis, es una chorrada. Al fin y al cabo, tal y como está montado ahora el tinglado, ¿qué jugador del draft ha demostrado algo? En serio, ¿quién? A la mayoría de chavales que se presentan solo les contempla una única temporada de postureo en la NCAA, tirándose las zapatillas en alguna universidad random, haciendo tiempo hasta cumplir la edad mínima. Comparado con ellos, Garuba llega con una mata de pelo en los huevos, tras dos años recibiendo lasinas, jugando con profesionales y acumulando minutos en un equipo puntero de Euroliga, de mucho más nivel y exigencia que cualquier universidad NCAA.

Los escenarios

Otro clásico estos días, referido a Usman, es el de “se está equivocando, se va a dar una hostia allí”, un intento de colar como preocupación por su carrera el mero despecho como aficionado. Anda que deben estar él y su padre preocupados por nuestros vaticinios. Sus escenarios en la NBA son los dos siguientes:

a) El malo: prueba suerte y efectivamente se da “una hostia”. Regresaría a Europa con 22 años recién cumplidos, toda su carrera por delante y 7-8 millones de dólares en la buchaca (mucho más de lo que ganaría en Madrid), los correspondientes al contrato de rookie por tres temporadas de un elegido entre los puestos 15 y 20 del draft, que es donde se le espera. Más se perdió en Cuba

b) El bueno realista. Hace carrera en USA, ya no digo estelar, sino como jugador de rotación o especialista defensivo. Mejora su tiro exterior, se pone aún más cachas y se convierte en el ala-pívot reserva de alguna franquicia de media tabla baja. Eso equivale a levantarse, tirando por lo bajo, unos 80-100 millones de dólares en los próximos 12-14 años

Lo cual nos lleva al concepto triunfo: “Para triunfar como interior con esa altura hace falta ser un Zion Williamson o Charles Barkley”. ¿Qué significa triunfar? En la NBA hay unos 500 jugadores y al allstar van solo 24: redondeando, 1 de cada 20. ¿Significa eso que 19 de cada 20 jugadores son unos fracasados? Para mí, no. Asentarse en la mejor liga del mundo, tener minutos y ganar infinitamente más dinero que en Europa me parece una forma muy digna de triunfar en la profesión.

Tomemos como ejemplo a Juancho Hernangomez, que hizo las Américas con 20 años y el único bagaje de 9 puntos y 6 rebotes de media en su última temporada, por cierto, en uno de los peores equipos de la ACB. La Euroliga, claro, la veía por la tele. Bien, pues Juancho es hoy reserva del peor equipo de la NBA y con eso le alcanza para levantarse 21 millones dólares en tres temporadas, más de lo que cobra cualquier jugador a este lado del océano a excepción de Mirotic. Tiene 25 primaveras y 5-10 años de carrera NBA por delante, así que echad cuentas. Y si la cosa se torciese, siempre tendrá a media Europa suspirando por él a su regreso, empezando por el Madrid.

En fin, que haríamos bien en sacudirnos los complejos futboleros y asumir el destino de Garuba sin mayor dramatismo, como lo que es, ley de vida. Apoyarle a muerte mientras siga en Madrid, desearle suerte cuando se vaya e ir buscándole sustituto en mercado.

¿Qué le pasa este año a Garuba?

No me tiro a ninguna piscina si afirmo que la progresión de Garuba se ha estancado esta temporada, diría incluso que su rendimiento ha empeorado. Una situación difícilmente explicable en un jugador de su edad y que cuenta este curso con más minutos, que ya no dependen de las lesiones de compañeros de puesto. De hecho, la configuración de la plantilla, recortando fichas en la pintura, se hizo asumiendo que Usman continuaría su evolución. Pero eso, sencillamente, no ha sucedido.

Por un lado está el tiro, el gran lunar de su repertorio a simple vista y que suponemos está machacando en los entrenamientos. Es la faceta del juego que más se mejora con el trabajo y el paso de los años. Y Garuba no es excepción: ha mejorado un poco respecto al año pasado, pero Roma no se conquistó en un día. Acierta con algunos tiros liberados pero los que falla los falla por mucho, señal de que aún no ha logrado una mecánica estable.

Su tiro no es todavía lo suficientemente fiable para lo que exige el puesto de ala-pívot en el sistema Laso. Las comparaciones con talentos naturales como Trey y Randolph van a ser siempre odiosas, pero puede mirarse en otros espejos, como el de Tortuga Deck, otro sin talento innato para el lanzamiento pero que este curso se ha convertido en el mejor tirador de libres de la plantilla, con un 90 por ciento. Justo el doble que Garuba, con un pobre 45% (11 de 24).

No me preocupa tanto el tiro en sí, que lo acabará puliendo con los años, como la frustración que le genera y los efectos colaterales. Su lenguaje no verbal tras cada lanzamiento fallado es un poema.

Su estancamiento este curso no viene tanto por el tiro como por su actividad en pista: apenas queda rastro de aquello que le hace especial, esa intensidad defensiva frenética y contagiosa que le valió el apodo de Pantera de Azuqueca. Sigue en general cumpliendo atrás con sus pares pero ya no destaca en las ayudas y ha dejado de ser un factor en el rebote. Esperaba que la lesión de Randolph, que le pone en bandeja aún más minutos, fuese un aldabonazo en su temporada, pero tampoco. Es como si la pantera hubiese perdido colmillo, como si jugase con el freno de mano echado. Hubo un detalle en el partido de ayer contra Andorra que me llamó la atención. Todo el banquillo, muy especialmente la chavalada, se levantó para celebrar el triple cuasi-folklórico de Tavares en los últimos segundos. Todos menos Garuba, que ni se inmutó. A veces una imagen vale más que mil palabras.

¿Explicaciones?

Hay situaciones que cuesta explicar sin micrófonos en el vestuario y los despachos. Dada la edad y el rol de Garuba lo primero que uno piensa es que le ha llegado demasiada responsabilidad demasiado pronto. Y parte de eso hay, seguro, pero no puede ser toda la explicación, no tras haberle visto la temporada pasada, con un año menos, jugar no pocos minutos de calidad tanto en ACB como en Euroliga.

Hay algo que flota en el ambiente y bien está pudiendo resultar un factor desestabilizador: la NBA. Usman sigue con contrato de canterano, mejorado, pero de canterano. Se dice que el padre se ha cerrado en banda a la posibilidad de que el chaval firme un contrato de profesional, acorde a su rol en la primera plantilla, para evitar una cláusula elevada que pueda complicar su salto a la NBA. Garuba, recordemos, cumple 19 en marzo, la edad mínima para presentarse al draft, donde los pronósticos le sitúan entre los puestos 10 y 15, lo que le aseguraría entre 12 y 15 millones de dólares en 4 años. Tiene la referencia de Deni Avdija, el otro dominador de categorías inferiores en Europa de esa generación, elegido en noviembre con el número 9.

Ahora es cuando muchos os preguntáis cómo es posible que Usman pueda tener hueco y semejante cartel en el draft jugando aún a este nivel bajito en Euroliga. Bien, pues porque hace años que las franquicias dejaron de buscar en el draft estrellas ultramar sino proyectos, jugadores lo más jóvenes posible pero con mucho potencial, para terminar de formarlos en América, sin los “vicios” del basket FIBA. En ese sentido pesa el precedente de Antetokounmpo, elegido desde la segunda división griega. No sabía hacer la o con un canuto, ¿y qué?

Es el caso más llamativo pero ni mucho menos el único. No hace falta irse tan lejos para encontrar ejemplos, los tenemos en la ACB y con ciertas similitudes a Garuba. Ahí está Biyombo, reserva en Fuenlabrada, cobrando 20 millonacos anuales en la NBA. O Ibaka, que promedió valoración 7 en Manresa en su última campaña en Europa, firmando un carrerón de bandera allende el mar. ¿Realmente eran ellos mejores cuando les eligieron en el draft de lo que es hoy Garuba? Ya os digo que no. Resumiendo: que estamos seguramente ante los últimos meses de la Pantera en Madrid. Su marcha en verano no dejará un boquete en lo deportivo, pero deseo que antes de irse reencuentre el karma y pueda despedirse dejando un mejor sabor de boca.