Recuperando cadáveres retoma el Madrid la ventaja en los cuartos de Euroliga, 2-1. Doncic, Carroll y en menor medida Randolph retomaron el pulso a la serie tras desaparecer en combate en los dos duelos en Goya. Firmó el Madrid un gran encuentro a domicilio, con ventajas de doble dígito casi toda la velada, y aún así llegó a sufrir en la recta final, y es que Darussafaka se está demostrando un grupo con gran resiliencia. Aunque para resiliencia la del muchacho Doncic, que de talento sabemos que va sobrado, pero se enfrenta en esta serie quizá al mayor reto hasta la fecha en su corta carrera, como ya explicamos, forzado a un rol protagonista por la desaparición de Rudy. Aunque previsible para los que le seguimos hace tiempo, no deja de ser digna de elogio la entereza del muchacho, cómo se ha recompuesto en 4 días, como los elegidos, tras esas lágrimas de frustración del segundo partido. Terminó el tercero con valoración 23, gracias a una selección de tiro exquisita, a su sabida facilidad reboteadora y a su seguridad en la dirección, 0 pérdidas en 27 minutos. Lideró el arreón blanco en el primer cuarto, clave a la postre, pues el Madrid ya nunca cedió la iniciativa del duelo.
Clave resultó también Carroll, otro de los desaparecidos en Goya, al que puedes maniatar dos partidos pero no un tercero, sobre todo cuando los catalizadores en estático están inspirados y se generan posiciones de tiro más allá del previsible carretón. Jaycee metió los cinco primeros triples que lanzó, llevando la ventaja a picos de 19. Y cuando el Darussafaka amenazó remontada entonces apareció Ayón, el mejor del equipo, no solo en el partido sino en la serie, haciendo de su movilidad en estático un martillo (21/27 de campo). De muchísimos quilates el emparejamiento con Zizic, ambos soberbios, cada uno con sus armas. El mexicano renovó en verano tras una negociación fea y su temporada tampoco es de campanillas como la pasada (cierto que está mejor secundado, con Othello y Randolph), pero al final en todos los partidos clave está dado la cara y aumentado prestaciones. Bonos suizos del Estado.
Randolph jugó su mejor encuentro de la serie, lo que tampoco es mucho decir. Igual que Doncic, fue clave en la escapada inicial, pero después se fue apagando, desfondado por la minutada (35) a la que le abocó la baja de Thompkins por lumbalgia. Y por último quien brilló fue Laso, entendió que había que introducir alguna variable en la ecuación, agitar el cocotero, porque con las mismas coordinadas de los dos primeros partidos, con sus rotaciones estándar, le estaba comiendo la tostada Blatt y la serie corría peligro. Apostó por Luka de inicio, pese a la empanada del muchacho la semana pasada, una muestra de confianza al chaval con magnífico resultado. Suponemos que Maciuslis arrastraba problemas físicos, el caso es que no pasó por pista, sí lo hicieron Draper y Taylor, cumpliendo con su rol defensivo. Y en defensa fue precisamente el cambio clave que introdujo Laso, ordenando flotar con descaro a uno de los referentes anotadores de los turcos, Will Clyburn, dolor de cabeza en Goya (15 y 13 puntos). Se decidió invitarle a tirar de fuera, dándole un metro, enseñando muleta. Coló el primero, en el minuto 1, pero después falló 8 de los siguientes 9, mostrando toditas sus costuras, ese lanzamiento exterior indigno de un 3-4 top del siglo XXI. Acabó desquiciado, con valoración 0 en 20 minutos, y no tiene tantos recursos Darussafaka como para pasar sin una de sus estrellas.
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