Un mar de dudas

Con más dudas que certezas llega el Real Madrid a uno de los tramos clave de la temporada, el cruce de cuartos de Euroliga, después de tres derrotas seguidas. Las dos últimas, visitas a Tel Aviv y Barcelona, entran dentro de lo previsible. Pero ese es quizá el problema de este equipo, por el que no engancha, que se limita a lo previsible, nunca se sale del guión… para bien. Ha cumplido en la fase regular de la Euroliga, tercer puesto, gracias a un balance casi impoluto (16-2) contra los equipos del puesto 10 al 18. Todos las partidos valen lo mismo en la clasificación de octubre a abril, pero con un balance tan discreto (7-9) frente a rivales directos, los más mediáticos y aquellos contra los que te jugarás las castañas, cuesta generar optimismo e ilusión. Todavía más en una temporada tan compleja, tras el despido de Laso en verano, que tienes de uñas y esperándote a amplios sectores de parroquia y prensa.

En ACB el balance es peor, el Madrid ha palmado los cuatro encuentros frente a Barcelona y Baskonia, navega tercer clasificado a una victoria + average de distancia de ambos con siete jornadas por disputar. El primer puesto está prácticamente descartado y el segundo casi que también, a pesar de que FCB y Baskonia aún tienen que medirse entre ellos. Pero es que el calendario del equipo blanco es de aúpa, con salidas a Valencia, Badalona y Gran Canaria, y encima se va a solapar con la serie frente Partizán, que se barrunta larga y a cara de perro. Y si terminar la fase regular de Euroliga tercero es un buen resultado, terminar tercero la de ACB es una decepción. El Madrid se ha condenado a un camino de espinas si quiere revalidar el título.

Hecho el balance de situación, podemos bajar al detalle y analizar causas, sobre todo aquellas coyunturales, las que pueden variar de aquí a dos semanas, que llegan los serbios, sea con una barbacoa en casa de Rudy, un ajuste táctico o por la evolución de la enfermería. Porque lo estructural, digamos el puesto de base o el entrenador, son lentejas hasta verano, y tampoco olvidemos que el entrenador y los bases eran los mismos en los tramos de buen juego y resultados de esta temporada, que también los ha habido.

El puesto de pívot

Me parece la causa más evidente del mal momento del Madrid, por ser el puesto llamado a dominar y a marcar diferencias. Por un lado, la baja de Poirier ha resultado un mazazo: el reserva más importante del roster y que se encontraba en pleno cuarto creciente, remontando el vuelo tras una pobre primera mitad de curso. Las operaciones de apendicitis tienen un plazo de recuperación aproximado de cuatro semanas. Pensando en la serie de Euroliga y acorde a ese plazo, Poirier se perdería los partidos en Madrid pero podría llegar a los de Belgrado.

Su baja se nota todavía más por el valle de rendimiento de Tavares, al que se ve particularmente lento, como si arrastrase molestias musculares. Pero Chus no puede darle descanso con Vincent out. Y como Edy está lento, llega medio segundo tarde a las ayudas defensivas, a poner bloqueos o a la lucha por el rebote, lo que se traduce en faltas. Y como le cuesta controlar las emociones, la falta se acompaña a veces de técnica y ya tenemos el quilombo montado. Total, que ha terminado eliminado por cinco faltas los últimos tres partidos, todas derrotas. Somos el equipo de Tavares, máxime sin Poirier, y con el caboverdiano a este nivel, honestamente, pintan bastos.

Defensa y rebote

Este punto va estrechamente ligado al anterior, dado que el puesto de pívot carga muchísima responsabilidad en defensa y rebote en los esquemas de Chus (igual que lo hacía en los de Laso). Sin Poirier y con Tavares a medio gas y lastrado por faltas, nadie está compensando el agujero en tablero propio. Cornelie medirá 211cms pero sufre horrores cuando le toca jugar de cinco, le faltan la dureza, los instintos y los automatismos para el puesto. Yabusele es seguramente la mejor noticia de estas semanas, un nuevo argumento ofensivo tras su mal arranque de temporada. Pero es un reboteador y defensor discreto, siempre lo ha sido; le sobra el físico pero le faltan concentración y algo más de IQ.

En las tres últimas derrotas se han encajado una media de 93 puntos (descontada la prórroga contra Maccabi) y se ha perdido en los tres la batalla del rebote: -17 en Barcelona, -12 en Tel Aviv y -1 en Lugo. Y así es muy difícil.

Los veteranos

El juego exterior de la plantilla está sobrepoblado de veteranos entrados en la treintena, de los que cabría esperar un paso al frente en el tramo clave del curso. Pero estamos a mediados de abril, en puertas de ese tramo, y el paso al frente se antoja un acto de fe. Causeur (35) y Hanga (34), el backcourt titular de la pasada final ACB, se parecen a los de hace un año como un huevo a una castaña. La temporada del galo es verdaderamente pobre, quizá la mayor decepción de la plantilla en relación expectativas-precio-rendimiento, y teniendo en cuenta que no le aplica el atenuante de las lesiones, pues no ha sufrido ninguna de una mínima entidad. Solo aparece en las pachangas ACB de los domingos.

El reserva de Musa en los mejores momentos de la campaña ha sido Rudy (38), el veterano del que más cabe esperar las próximas semanas, siempre supeditado a su fragilidad física. No es demasiado pedir que las últimas gotas de gasolina en su tanque las dedique al club que le paga y no a la selección.

De Chacho (36), que termina contrato igual que Hanga, solo hemos visto destellos muy puntuales a lo largo del curso, lo normal a su edad, lo que cabía esperar cuando se le fichó. Chus apenas le alinea contra equipos con bases de entidad (casi todos los rivales directos) porque resta en defensa más de lo que suma en ataque, especialmente ahora que falta Poirier, su socio preferente. El quinto veterano en discordia sería LLull (35), que regresó ayer en el Palau tras dos meses de baja y cuyo rendimiento, siendo generosos, es una incógnita. Al final, se gastan cinco fichas del equipo y una pila de masa salarial en veteranos que ya no marcan diferencias y a mejor no van a ir. Una política de renovaciones sentimentalista, basada en el bienquedismo tribunero, y que dilapida buena parte de la ventaja económica del club respecto a rivales. Luego estamos de cuarto interior con Cornelie, el segundo salario más bajo de la plantilla tras Alocén.

Las líneas maestras del Madrid 22/23

El formato de puja abierta en verano está pasado de moda. Los mejores fichajes de agentes libres se anuncian oficialmente en julio pero se fraguan y concretan en primavera. Es el caso de los tres que ya conocemos del Madrid, Musa, Hezonja y Chacho, atados desde hace semanas y que seguro mejorarán la oferta de ocio en Goya y con ella la asistencia al pabellón. Pero, ¿qué nos dicen esas incorporaciones de la configuración de plantilla del Madrid 2022/23?

Que la sección se ha adaptado a las oportunidades de mercado y renuncia a una estructura clásica de roster, la de un base protagonista que amase mucho balón (tipo Facu) y un escolta tirador (tipo Carroll) por debajo de dos metros al que pintar sistemas para lanzar a la salida de bloqueos. Ese formato de plantilla trajo éxitos en el pasado reciente y es el marco mental de muchos aficionados blancos pero no hay mimbres claros en mercado este verano para ejecutarlo. ¿Merece la pena hipotecarse seis millones brutos anuales por Larkin, que es lo que ha firmado en Efes traducido a fiscalidad española, creando un agravio comparativo con Tavares? ¿Tienen acaso Okobo, Billy Baron o Tyler Dorsey más potencial que Musa o Hezonja?

La heterodoxia del reciente título ACB, con Hanga de único base y Deck alternando posiciones y hasta subiendo el balón, da como para plantearse si una plantilla tradicional, con sus cinco puestos bien delineados a modo de compartimentos estanco, es una ventaja o casi un atraso. ¿Quién ha dicho que el base tenga que ser bajito y habilidoso? ¿Por qué el mismo jugador que sube el balón tiene que ser el generador en ataque estático? ¿Acaso no puede serlo Deck al poste o Musa desde bote, con sus 206cms, o mejor aún, ambos a la vez?

Heterodoxia

Tenemos que liberarnos de prejuicios tácticos para ver el sentido a la plantilla que está armando el Madrid para el año que viene, heterodoxa y saturada de teóricos aleros, pero con piernas jóvenes y un techo alto. Laso tiene el reto de encajar ese talento sin orden aparente, pero hablamos del entrenador que se inventó a Rudy de alapívot y emparejó a Garuba con Micic. Sé que muchos echáis de menos ese base de manual que perdimos a la marcha de Campazzo, pero ni lo hay ya en mercado ni seguramente haga falta. Hace solo 10 días que el Madrid se merendó al Barca en la final de ACB sin Chacho ni Goss. ¿Que no os entusiasma ese dúo de directores? Es que tampoco son los que tienen que marcar diferencias en esta plantilla, a la estructura salarial me remito. Veo el vaso medio lleno: todo lo que aporten será de añadido y mejora a un equipo ya campeón.

Si Goss mantiene la línea de final de curso y le respetan las lesiones es un base suficiente, contrapunto defensivo a la chispa que le pueda quedar a Chacho. El canario llega por Heurtel y con el mismo rol, agente del caos, un Last Dance en Goya. Seguramente no juegue minutadas pero le veremos en pista en las posesiones calientes. Menos claro tengo quién será el tercer base: Alocén está lesionado y apunta a cesión cuando se recupere, Juan Núñez enseñó cositas en playoffs pero también necesita más minutos de los que tendrá en Goya. Otra opción es que ambos salgan cedidos y la labor de tercer base se la repartan entre Hanga y Llull. En ese caso ya vería algún sentido a la eventual renovación de Causeur, que tampoco doy por sentada a estas horas.

¿Dónde metemos a Causeur?

El francés ha rechazado la primera oferta del club, quiere dos años y más dinero, que mucho beso al escudo pero Mónaco está al acecho y es paraíso fiscal. Apesta a improvisación de la sección. Se había acordado su marcha, una decisión sopesada durante meses y con una lógica aplastante: jugador secundario, 35 años, acaba contrato. Se le había comunicado informalmente su salida y hasta se había comprometido la masa salarial que liberaba en un sustituto, Musa. Por eso ahora apenas queda dinero para su renovación. Hay que tirar del fondo de contingencia, pero de ahí sale también la panoja para el sustituto de Randolph, que su lesión sí que es un imprevisto. Puede que Causeur tenga el favor de la grada, merezca renovar más que otros y no estorbe en la plantilla, pero tampoco es que haga una falta imperiosa. Al contrario, ya hay siete jugadores para los dos puestos exteriores, así que todo lo que sea firmarle más de año garantizado o más de seis dígitos brutos de salario me parecería un dispendio.

Y si Causeur no hace una falta imperiosa es sobre todo porque Dzanan Musa tiene características en común como para asumir el mismo rol, a saber: atacar el aro desde bote, sacar faltas y enchufar de fuera sin ser tirador puro. Desatascar, vaya. Su fichaje no está exento de cierto riesgo, claro, hay que ver su adaptación a un rol menos protagonista en un contender Euroliga, mientras que Causeur sabes lo que te da. Pero es que como Musa salga bueno es el premio de la Bonoloto, un MVP de la ACB con 23 años, comunitario y agente libre. Tienes jugador para una década, mientras que Causeur es aferrarse al pasado.

Algo parecido pasaba con Hezonja, sustituto de Taylor, aunque en este caso con un perfil táctico muy distinto. Hay que verle en un vestuario con mucho gallito, os confieso que pagaría por tener una cámara y poder ver el primer entrenamiento cuando le defienda Rudy. Pero es que el croata era una oportunidad de mercado irresistible: talentazo, 27 años y, esto es clave, cupo nacional. Recordemos que por el último cupo nacional joven y con buena pinta pagó el Madrid 1.5 millones de transfer (Abalde). Era un fichaje «estratégico», justificamos entonces. Pues Hezonja llega como agente libre, cero euros de tránsfer… En la web oficial de la ACB no aparece como cupo nacional pero según Sánchez Blas es porque no está actualizada; bajo la actual normativa de JFL el croata sí sería cupo.

Creo que al final el dato clave es que con el cambio de Musa+Hezonja por Causeur+Taylor el Madrid rejuvenece 17 años el juego exterior. Repito, 17 años. El riesgo es ridículo comparado con el potencial: como Laso los integre en dinámica Real Madrid se nos queda una columna vertebral dominante por debajo de los 30: Yabusele 26, Deck 27, Musa 23, Hezonja 27, Abalde 26, Poirier 27 y, bueno, Tavares que ha cumplido los 30 este año. El Barca no tiene ni un solo titular por debajo de 30, eso luego es frescura de piernas que decide finales. Qué os voy a contar.

Tortuga y Tavares, un ciclón pasó por el Buesa

Nos parece casi normal porque a lo bueno se acostumbra uno pronto, incluso aunque se venga de un charco de lodo, como es el caso. Pero el Real Madrid llega como un tren de mercancías a la final de la ACB, habiendo ganado 15 de 16 partidos, los tres últimos con mérito añadido, echando de la pista a Baskonia, todo un rival Euroliga, pese al hándicap de tener lesionados a básicamente todos los jugadores susceptibles de hacer de base. Llull, Abalde, Goss, Alocén y hasta Heurtel para el tercer partido.

Da igual, porque plastic man Hanga esta en modo ‘lo que le echen’. La versatilidad es una de esas virtudes de las que solo te acuerdas y valoras en su justa medida cuando algo se tuerce y la necesitas. Bien, pues Hanga la tiene y a paladas, su capacidad de dirigir sin estridencias, de cumplir y que nos olvidemos del socavón, es un tesoro en la coyuntura actual. Ya demostró que puede hacerlo en el Barca con Pesic, no digo que sea Chris Paul pero te hace el apaño. Laso venía apostando por Abalde en ese rol de base de emergencia, pero lesionado también el gallego hubo que recurrir a Hanga. Y resulta que lo hace seguramente mejor que Abalde, porque dirigir tiene mucho que ver con la confianza y el de Ferrol no va sobrado de esa.

Tampoco puede hacer de base Causeur que, eso sí, atraviesa un sólido momento de forma, como cada mayo, ariete anotador ante la plaga de lesiones del backcourt. El francés parecería una apuesta lógica para base de circunstancias por su físico y el puesto que ocupa, pero carece del mencionado don de la versatilidad. Le falta peso y altura para emparejarse con aleros y no puede subir el balón y hacer de base al no botar fluidamente con ambas manos.

«Nuestros pívots parecen bases contra él»

Cuando Hanga pasa por el banquillo quien dirige es Juan Núñez, todavía un poco verde para estas lides, incluso Gabi Deck, otro en modo ‘lo que le echen’. Tremendo su tercer partido en Vitoria, 17 puntos, 8 rebotes y 4 asistencias para 27 de valoración, alternando los puestos de 1, 3 y 4 ¡¡!! Un abrazo a los que señalaron su baja por lesión como punto de inflexión en la recuperación del Madrid… Estos jugadores los quiero en mi equipo siempre, discretos y generosos, dispuestos a asumir los marrones por el bien del equipo, sea emparejarse con Mirotic o hacer de base. ¿Que el curso que viene le toca jugar de ala-pívot a tiempo completo, por el overbooking en el puesto de tres, con las llegadas de Hezonja y parece que también de Musa? Pues seguro que cumplirá, incluso brillará.

Aunque quien verdaderamente dominó la semifinal con insultante suficiencia es Edy Tavares, que pasó anche por el Buesa Arena en modo ‘Desolación de Smaug’. 85 de valoración entre los tres partidos de la serie y +57 con él en pista. Spahija se rindió tras el partido: «Hacía mucho tiempo que no veía una diferencia así de un jugador en la pintura como con Tavares. Todo el Madrid juega a alto nivel, pero él cambia el juego. Controla todo en defensa y en ataque es como un pulpo. Nuestros jugadores altos parecen bases contra él«.

El Madrid tiene ahora entre 5 y 7 días para recuperar lesionados (pienso sobre todo en Abalde y Llull) y preparar la final, que teóricamente será contra el Barca, pero cuya eliminatoria va 1-1 según escribo estas líneas. Hace dos meses ni soñábamos con tener opciones en una serie a cinco partidos contra la bestia negra, que nos había pintado la cara en la fase regular, era impensable, por la crisis blanca y por el nivelazo azulgrana. Pero la vida da muchas vueltas en dos meses, los azulgrana ya no parecen inalcanzables, no con el Madrid en pico de forma y tras el precedente de la semifinal de Euroliga. No diría tanto como que el Madrid es favorito, menos sin ventaja campo y el hándicap de tanta baja, pero sí que tendría opciones reales de ganar la serie.

El Madrid vuelve a dar señales de vida y sube el 1-0

El Real Madrid se tomó anoche un break de la caraja de los tres últimos meses y se vistió de equipo de nuevo. La ocasión bien lo merecía, que el regreso a la F4 es el objetivo principal de la temporada, asumiendo que levantar títulos está complicado dada la distancia que media con el Barca en duelos directos. Se jugó como equipo y se apretaron los dientes, hubo compromiso en las ayudas defensivas y los balones divididos, la clase de detalles que sumados pueden ganar partidos y se han echado de menos durante la crisis (que no doy por cerrada). Igualita la actitud que contra Bilbao o Bayern, por poner dos ejemplos recientes. Por momentos recordó al equipo sólido y coral del primer tercio de curso.

Hay una parte lógica de tensión competitiva por la importancia de la cita, pero quiero pensar que hay también otra relacionada con un aire un poco menos viciado en el vestuario, después de lavarse los trapos sucios de las farras. Por cierto, que Thompkins y Heurtel siguen en proceso de indulto pero se quedaron fuera de la convocatoria (en la que sí estuvo Núñez), y tampoco es que se les echase de menos. La baja sensible era la de Gabi Deck, con covid, pero el equipo encontró otras soluciones, con este formato de juego exterior: NWG-Llull de bases, Causeur-Abalde de escoltas, Hanga-Rudy-Taylor de aleros. Son las ventajas de una plantilla tan larga, capaz de enjuagar tres bajas en un partido clave.

El bulo de la marea amarilla

Corrieron ríos de tinta en las 48 horas previas al partido sobre la presencia masiva de aficionados macabeos en Goya, haciendo saltar las alarmas en club y afición ante la posibilidad de un episodio tipo Eintracht en el Camp Nou. Bien, todo fue un rumor que se fue haciendo enorme por efecto bola de nieve. La marea amarilla que se esperaba de al menos 2.000 aficionados se quedó en un grupo de unos 200 o 300 situados en el gallinero de la tribuna de calle Goya. En general el dato de asistencia fue decepcionante: 7.600 espectadores, dos tercios de entrada en unos cuartos de final de Euroliga y contra un rival histórico. Mucho abonado prefirió quedarse en casa viendo el Osasuna-RM de fútbol, con mucho menos en juego.

Volviendo al partido en sí, uno mira la estadística y destacan sobremanera esos 16/29 triples, que de entrada parece que sonó la flauta. Hubo lógicamente una parte de acierto, pero otra fundamental relacionada con la estrategia defensiva de Maccabi, que se cerró sistemáticamente y colapsó la zona para cortar la vía de producción más evidente del Madrid, los pívots,. Entre Tavares y Poirier solo pudieron lanzar siete veces a canasta en 40 minutos. Como contrapartida, los israelíes concedieron bastantes tiros exteriores relativamente abiertos. Es de suponer que haya un ajuste para el segundo partido.

Contra pronóstico lo mejor con diferencia del Madrid fue el backcourt que partió de titular, Causeur y Goss. El francés venía bajito de forma, tiene 35 años y empieza a ir justo de gasolina: promedios de 2.8 de valoración en 19 minutos en los siete partidos desde su regreso. Pero es un animal competitivo y suele rendir mejor en partidos importantes, ayer fue el caso. Sin necesidad de tiempo de balón y dando pocos botes se fue a 20 puntos con 7/11 de campo. Salvando las distancias, un rol de ejecutor con cierto parecido al de Carroll y que el Madrid ha venido echando de menos. Goss jugó un encuentro sólido el domingo contra Breogán y anoche mantuvo nivel cuando de verdad se necesitaba: 11 puntos y 8 asistencias, su techo en Euroliga, para 18 de valoración, además de una muy meritoria labor defensiva, lidiando casi siempre con la más fea (Wilbekin). Dirigió con más aplomo y solvencia de lo que nos tiene acostumbrados, un nivel que si es capaz de mantener sirve para equilibrar un poco la plantilla, compensando la cojera que arrastramos en el puesto de base.

El Madrid se hunde en el fango

Van ya más de dos meses de crisis y ni si quiera se intuye el final. Ni los más optimistas pueden ver brotes verdes, al contrario, con cada semana y cada derrota el Real Madrid se hunde más y más en el fango. Lo que empezó como «el típico bache de todos los años» se convirtió en socavón, y a estas alturas uno ya se replantea los cimientos mismos del proyecto de la sección.

El equipo ha perdido 7 de los últimos 9 partidos de Euroliga, que se dice pronto, incluidos contra los colistas Panathinaikos y Zalgiris. Y en ACB la sangría no es distinta: sirva de ejemplo la derrota en Tenerife, tras colapsar en el último cuarto (31-16), reflejo de la fragilidad emocional y el estado de ánimo del grupo. Un despliegue paupérrimo de baloncesto, de más pérdidas que asistencias, otra vez, anotando solo 59 puntos a un rival que encajó 92 en Valencia solo 48h antes. Por cierto, que todavía no me explico que Causeur, recién regresado de mes y medio de baja, fuese el que más jugase (35 minutos) y más lanzase (13 tc) en Tenerife. Como si a Laso le resbalase el resultado y diese prioridad total a recuperar para la rotación al galo, aunque sea a martillazos.

En este punto, el Madrid malvive gracias a las rentas del primer trimestre, por eso sigue segundo en la clasificación tanto de ACB como de Euroliga, una posición completamente ficticia a día de hoy. Pero ya no se puede dar mus ni esconderse detrás de la tabla, porque la fase regular Euroliga termina el viernes y llega la serie de cuartos, que marcará en buena medida la nota final del equipo en la temporada. Mientras que regresar a la F4 representaría por lo menos el aprobado, fallar a la cita con una de las dos plantillas más caras de Europa supondría un fracaso sin paliativos, más aún en este año de nivel bajito y sin equipos rusos. Y en el estado actual del Madrid cuesta ser optimista sobre esa serie de cuartos, cualquiera que acabe siendo el rival que, por cierto, depende en gran medida del último partido: en Goya contra el Bayern, viernes, 20:45h.

¿Qué le pasa al equipo?

Es la pregunta del millón, cómo ha podido el Madrid desmoronarse de semejante forma, tras un sólido inicio de curso. Si queremos ser un poco justos y no quedarnos en la superficie, la respuesta tiene muchos ángulos. Lo fácil (y condescendiente) sería achacarlo todo a que la enfermería no se vacía nunca, al desacierto puntual en el tiro exterior y al rendimiento de los bases. Y entonces, ¿el resto todo fetén? Hay que hablar también de errores clamorosos en la configuración de plantilla, desequilibrada e innecesariamente larga, trufada de veteranos a sobreprecio. Un fondo de armario que no responde a ninguna necesidad deportiva o decisión estratégica, sino a la fidelidad con los veteranos y a la alergia histórica de la sección a rescindir contratos en vigor.

¿Por qué se decidió que siguiese Taylor, cuando se fichó un perfil tan parecido en el mismo puesto (Hanga)? Es más, el húngaro cobra un ojo de la cara (1.8M brutos), su rendimiento no está cumpliendo las expectativas y a su edad (33) difícilmente vaya a mejor. ¿Se atreverá el club a asumir el error, ser ambicioso y rescindirle en verano, en vista de que abundan aleros interesantes? Hablamos de Clyburn, Musa, Hezonja, tal vez Juancho … No termina ahí la cosa: ¿cortará el Madrid el contrato de Anthony Randolph este verano, aunque haya que pasar por caja? Parece de perogrullo, pero aún no he escuchado ni un solo rumor al respecto. Se asume la salida de Trey, que termina contrato, pero ni suena la de Toñejo…

Tomemos al Barca como ejemplo de lo contrario: no le tembló el pulso el pasado verano para cepillarse a Claver y (precisamente) a Hanga, que les quedaba otro año de contrato, jugadores todavía útiles, pero al fin y al cabo veteranos a sobreprecio. Dos salidas en principio dolorosas… con resultado positivo: se ficharon en su lugar piernas jóvenes a precio justo (Exum, Jokubaitis, Hayes) y por el camino se ahorró dinero, porque el presupuesto es finito y los gastos superfluos lastran las inversiones estratégicas. Luego que si no hay dinero para Larkin…

El RM sigue enrocado en una gestión conservadora, con el ‘continuismo’ como bandera, que es lo contrario a lo que requiere la nueva realidad, la de club perseguidor, que no estoy seguro de que todos en el palco hayan digerido aún. La sección, entonces, queda como plataforma de agradecimiento por los servicios prestados, con ese mantra de que las leyendas se tengan que retirar de blanco, cuando ellas elijan, lo que obliga a comerse los últimos años de jugadores que ya no son top, en muchos casos sobrepagados. A Felipe se le regalaron dos temporadas y a Jaycee se le ofreció pero ni se molestó en contestar, humillando de paso al club. «Es que era una de las debilidades del presi»… Pues ahí sigue su ficha en la web oficial.

Este verano terminan contrato Rudy, Llull y Causeur, que suman 107 años, y según las noticias la intención del club es renovarlos a todos. «Se lo han ganado», «siempre en mi equipo», «se lo merecen», «traidor el que dude»… Si analizamos caso a caso, seguramente ninguno de los tres estorbe, pero la suma de los tres sí que estorba, al compartir puesto y hacer de tapón. Su continuidad mientras siga Laso se me antoja incompatible con una verdadera reconstrucción del juego exterior, porque su sombra es muy alargada, tanto deportivamente como de ascendencia en el vestuario. Si nos creemos que este desaguisado se arregla simplemente cambiando a Goss por Raulzinho lo llevamos claro. Estamos ante un final de ciclo, más o menos suave, y los movimientos en verano deben reflejarlo así, siendo ambiciosos, empezando por las salidas, porque el aire empieza a estar viciado.

Hora de mirar también al banquillo

Hemos quedado en que la plantilla es parte del problema, y no menor, pero no la única: los problemas del equipo hay que buscarlos sin líneas rojas, porque nadie está por encima de la sección. Sé que Laso es sagrado para amplias capas de la parroquia pero a día de hoy es parte del problema. Nunca en sus diez años en el banquillo blanco se había encadenado semejante crisis de juego y resultados. Visto desde fuera, empiezo a dudar de que todo el vestuario esté remando en la misma dirección, o al menos con la misma convicción.

Nadie pone en duda sus logros en el pasado, por los que le estamos agradecidos desde esta humilde tribuna, pero si analizamos el presente de la sección y miramos al futuro no debe haber nadie intocable, tampoco él. Porque la plantilla, con todos sus defectos, da para muchísimo más que el lastimoso juego y los resultados del último par de meses. A Laso le está faltando cintura para gestionar esta crisis: en vez de probar cosas nuevas, como sí hizo el curso pasado, y desde aquí se lo reconocimos, o dar confianza a los que llevan menos tiempo, se ha enrocado en su guardia pretoriana y en recetas de juego pretéritas. Concede a los veteranos patente de corso de tiros y minutos, y esa meritocracia asimétrica desmotiva a los nuevos como efecto dominó.

Cuando llegue el verano, si los resultados y sensaciones no remontan, habrá que analizar la idoneidad o no de que siga Laso: darle al menos una pensada antes de darlo por sentado por mera inercia. ¿Nos parece la persona ideal para liderar un nuevo proyecto en la sección? ¿Le veis con la energía y empuje suficientes, capaz de desprenderse de jugadores queridos para apuntalar la plantilla o de adaptar su libreto a un grupo joven y diferente, con nuevos liderazgos en pista y vestuario?

Goya vuelve a rugir

Ganar a Fenerbahce, teóricamente rival directo, sin Tavares, Llull, Randolph, Thompkins ni Nigel Williams-Goss (lesionado en el segundo cuarto) tiene de por sí mucho mérito, se mire por donde se mire, e independientemente de las formas, que fueron las del barro, ese territorio en el que tan bien se maneja este Madrid 21/22, como ya hemos comentado.

Un barro al que contribuyó esta vez el aliento de Goya, que volvió a rugir: la presión a los árbitros también sumó algún dividendo en el último cuarto, por qué no decirlo. Por la tele se nota menos, que bajan el sonido ambiente para escuchar a los narradores, pero en directo os digo que fue «una de esas noches», ya me entendéis. Y cómo las hemos echado de menos: casi 7.000 aficionados acudieron a la cita, de largo el partido con más ambiente desde que empezase la pandemia.

Parte de enfermería

La lesión de Nigel me temo que tiene una pinta regular. Se retiró con un golpe en la mano y parece que puede tener afectado el ligamento de un dedo, hay «mucha preocupación en el club», según Sánchez Blas. Pero para situaciones así se cuenta en el roster con un tercer base de perfil relativamente alto, al menos potencial, como Alocén. Y lo empezó a demostrar tan pronto como ante Fenerbahce: su irrupción en la segunda parte, que se la cascó casi completa, resultó capital para cambiar la dinámica de la velada, que pintaban bastos para el Madrid. La importancia de contar con piernas jóvenes en la plantilla.

Ya en la Supercopa jugó también un papel destacado, timón en la remontada. Se le nota la mili acelerada que le tocó hacer la pasada campaña: dirige con más aplomo y entra a canasta con determinación, aunque donde más destaca sigue siendo en defensa, con esos brazos largos y un movimiento lateral primoroso. Como la defensa no computa en el boxscore, pues a Alocén la estadística no le suele hacer justicia.

Visto en perspectiva, el maño está jugando por ahora este año menos pero mejor, que al final es lo que importa, el cómo más que el cuánto, sobre todo si eres joven en un equipo puntero. Laso tiene dos bases nuevos a los que integrar, que además van teóricamente por delante de Alocén en la rotación, así que resulta lógico que hasta ahora no haya tenido muchas oportunidades. Pero en una temporada a casi 85 encuentros la oportunidad te acaba cayendo, bien por partidos de relleno, bien por lesiones en el puesto, como va a ser el caso en la próximas semanas, las que pueda perderse Nigel.

Y precisamente hoy, con la euforia de su sólido encuentro y en puertas de una oportunidad para tomar la alternativa, llamo a la prudencia una vez más. Si rompe en las próximas semanas, pues mejor que mejor, pero asumamos que no es el escenario probable. Tiene 20 años y progresa adecuadamente, no le metamos prisa ni le pongamos expectativas desorbitadas. Alocén parece de los de quemar etapas más que de tirar la puerta abajo. Lo normal, vaya, solo que la afición blanca está mal acostumbrada y es un poco cagaprisas.

Apagón interior

Fue una victoria colectiva, de esas de fe y paciencia, en las que cuesta destacar nombres. Y lo fue porque el Madrid convirtió el partido en un concurso de triples (36 tiró, por 23 de dos), el recurso ante la falta de argumentos ofensivos por las limitaciones de las bajas. Bueno, las bajas y la tela de araña que Djordjevic tejió sobre los dos únicos interiores disponibles, Poirier y Yabusele, completamente anulados en ataque. Yabu, en el foco mediático los últimos días, firmó su peor partido de blanco hasta la fecha, mientras que Poirier al menos compensó la sequía anotadora con rebotes. Llegó a 17, récord del Madrid en Euroliga.

Así las cosas, el peso anotador recayó en las alas, y Causeur fue el más entonado, el que mejor seleccionó sus tiros: se fue a 16 puntos, incluidos dos triples muy valiosos, de los llamados ‘psicológicos’, al final del segundo y del tercer cuarto. Y a riesgo de repetirme, tengo que destacar a Rudy, cancherísimo una noche más, jugando muchos minutos de ala-pívot, emparejado con Pierre, Polonara y hasta con Booker, que la diferencia física es pornográfica, pero está en modo chorrafuerismo, lo que le echen.

Su labor no cubica en el boxscore, como le pasa a Alocén, pero su liderazgo es un tesoro, sobre todo en partidos así, de finales en el alambre, más hoy faltando Llull. Lo disfruta, son los retos que aún le ponen cachondo, y se mueve como pez en el agua porque es, sencillamente, el más listo sobre la cancha.