
Se volvió a perder contra el Barca, que desde un punto de vista mediático y de rivalidad sé que escuece más a la parroquia que una derrota cualquiera. Pero no deja de ser una con la que se contaba en las cábalas para entrar en top8, el verdadero objetivo exigible este año, así que clasificatoriamente no resulta costosa. No es día para drama queens, de esas medio futboleras que asoman tras los derbis, aunque sean de fase regular. El objetivo del Madrid sigue siendo ganar dos partidos (o mejor tres) en lo que resta de fase regular, y el de anoche era el menos propicio. Esta vez, y a diferencia de la final de Copa, sí se compitió. Laso aplicó la misma receta que en las dos victorias previas, Zenit y Murcia, es decir, espesar el partido y llevarlo al barro. Compensando con defensa la evidente desventaja de plantilla, que de por sí la habría con todos disponibles, pero que con las bajas se vuelve abismal.
Saras cuenta desde el regreso de Claver con el roster al completo, recordemos, el más caro de Europa, y se puede permitir lujos zaristas como descartar ayer a Pustovy, que cobra 1.8M brutos este año. Mientras, el Madrid está sin base titular, Facu, al que se decidió no suplir por ahorro, sin Rudy, Llull y Randolph, lesionados, a los que ayer se unió Tyus, roto en el segundo cuarto cuando estaba cumpliendo, que ya es novedad. Y Thompkins, aunque salió unos minutos, también está lesionado, mermadísimo por su reciente esguince: en condiciones normales no hubiese ido convocado ni ayer ni al partido del Zenit.

En esas condiciones, tiene mérito llegar a los dos últimos minutos con opciones reales de victoria. Tavares dominó la pintura como acostumbra y Taylor secó a Higgins, principal vía de agua en la final de Copa (en la que fue baja). El regreso del sueco ha sido clave en la mejora defensiva en los tres últimos encuentros.
Deck nunca se esconde en estas citas y ayer no fue excepción, máximo anotador con 17. Por cierto, que ha enchufado 9/12 triples en las últimas cuatro citas Euroliga, dedicado a los de “no puede ir a la NBA porque no mete de tres”. Como veréis, no ha modificado su mecánica, sigue lanzando sin apenas parábola, pero no se trata de tirar bonito sino efectivo, y a base de repetición y entreno todo se compensa.
Abalde debió leerme y mejoró sus prestaciones (11pts, 4as), teniendo que jugar 10 minutos de base, que ya sabemos que no es lo suyo, porque Lapro no pasa el corte en defensa en partidos de este nivel y a Alocén, que firmó buen inicio, se le empezaron a caer los balones de las manos en el tercer cuarto (5 pérdidas en 15 mins).
El Madrid falló un par de tiros clave en la recta final, que el pobre Deck iba ya con la lengua fuera, y fió sus opciones a la defensa. Y ahí resultaron decisivas dos faltas rigurosas (y sus consiguientes tiros libres) señaladas en los últimos 120 segundos: una de Tortuga a Mirotic en la porfía al poste y otra de Taylor sobre Higgins en la presión sobre bote. En esos dos pitidos se esfumaron las opciones de un Madrid que, de todas formas, deja buenas sensaciones, dadas las limitaciones. Toca seguir remando.