Fue el viernes por la noche, a la salida del pabellón tras la segunda jornada, cuando el viaje comenzó a torcerse. No había sido la mejor tarde de baloncesto, con victorias previsibles del Madrid y el Baskonia sobre el Joventut y el Bilbao Basket. Eran como las 12 de la noche cuando salimos del BEC. Nos pusimos las sudaderas y los abrigos, cubriendo hasta la tarde siguiente nuestras preferencias madridistas. Como cada día, había una fila de gente de más de un kilómetro y media hora para tomar el metro. El hambre apremiaba y decidimos cenar algo en los alrededores del pabellón, haciendo tiempo hasta que se despejase la marabunta.
Entramos al primer bar que vimos, estaba a medio llenar. Había unos 50 aficionados de diferentes equipos. Sólo quedaba tortilla. Así que, bocadillos de tortilla para todos y cerveza con limón. Nos sentamos en una mesa vacía en una esquina y pasamos el rato comentando las estadísticas de los partidos.
Un ‘error’
Quizá fue por la experiencia de Vitoria, donde fuimos muy bienvenidos sin importar procedencia o afición. El caso es que nos confiamos y cometimos un error, uno fue suficiente. Alfonso olvidó esconder el único vestigio que nos delataba aficionados del Madrid, una bufanda que llevaba atada en la muñeca. Un ‘aficionado’ del Bilbao Basket comenzó a increparle, a exigirle que se la quitase y se la diese, que le estaba «ofendiendo».
Alfonso, casi disculpándose, respondió que no podía, que tenía gran aprecio a esa bufanda por ser un regalo de hacía muchos años. La respuesta del lugareño fue sacarle del bar agarrado de la pechera para partirle la cara afuera, pertinentemente acompañado por tres gorilas del TAU. No fue lo peor el energúmeno que buscaba bronca, ni los tres gorilas que le siguieron a la guerra sin rechistar. Sino la complacencia silenciosa del resto del bar ante semejante esperpento.
Hay un requisito básico para que suceda una pelea: que las dos partes se quieran pelear. Para su desgracia, no era el caso. Por nuestra parte no era una cuestión de estrategia, sino de principios. Todo pasó en unos segundos. Ya en la calle, y en vista del cariz que tomaban los acontecimientos, entregamos la bufanda y salimos por patas. En esos pocos segundos, hubo empujones e insultos por su parte, y miedo por la nuestra.
El miedo es libre
Cierto que no pasó nada, pero el miedo es libre. Puede llegar de repente y quedarse enquistado. Quiso la (mala) fortuna que volviésemos a cruzárnoslos en el metro, primero, y en una discoteca, después. Tuvimos que cambiarnos de vagón y de discoteca, claro… Ganaron ellos. Todo nuestro delito fue ser aficionados del Madrid.
Hubiese preferido dedicar este post a hablar de baloncesto o del fantástico menú que comimos a mediodía en el restaurante Gorbea (del Casco Viejo). Pero sería engañarme, y engañar a los que lean estas líneas. Ese incidente no sólo condicionó lo que quedaba de día, sino nuestro ánimo para el resto del viaje. Cuando pasen las semanas, será lo único que recuerde del viernes de Copa en Bilbao.
Qué putada! Ya lo siento. Se puede querer que pierda el Madrid pero siempre desde el respeto y la no violencia. Ánimo!
Efectivamente vaya putada. Si hubiera estado en el bar no habría dudado en despreciar publicamente la actitud de esos 'aficionados' y de la masa silenciosa. Conozco esa sensación, ir a un partido de baloncesto y guardarme la bufanda para que nadie me pegue por ser de un equipo (y ya sabes que no soy del Real Madrid).
Yo veo esas actitudes y me cuesta entender dónde se ha educado esa gente, o por qué hemos llegado al punto de que alguien te pueda amenazar por ser de un equipo u otro. Tiendo a pensar que es culpa del fútbol (o una parte) y su (in)cultura deportiva generalizada.
Un saludo, y a ver si un día nos tomamos una caña con nuestras (distintas) bufandas.
Siento mucho lo que te ha ocurrido. No soy amigo de generalizar, pues considero que no se puede meter a todo el mundo en el mismo saco, pero no me parece casualidad lo que has comentado.
Me explico: la afición del Baskonia es una afición que tiene a sus espaldas mucho camino recorrido. Nuevamente, no quiero generalizar, pero salvo los oportunistas cafres de siempre, se trata de una afición modelo. Todavía me acuerdo de los primeros años en que el Unicaja empezaba a ser un equipo emergente, con importancia en ACB. Su afición era «novata», como el nuevo rico que no es capaz de asumir su nueva condición y convierte todo lo que le rodea en su «cortijo» particular. No nos caracterizamos por ser precisamente humildes, cuando somos nuevos en esto de ser alguien (ojo, me refiero a que el Bilbao Basket no es «alguien» como equipo, sino por organizar la Copa). Es como aquello de que hay que saber ganar, en el sentido de que cuando se te conoce, debiéramos de poner el mayor esfuerzo en que se nos conozca por nuestra humildad, trabajo y espíritu de superación.
Como aprendí desde niño, el respeto no se gana a mamporros y el salero se demuestra andando.
Dicho esto, imagino que hay una gran cantidad de aficionados del BBB, la mayoría, que no aprueban esta clase de comportamiento.
Y comparto como tú la misma idea de que este tipo de comportamientos los exporta directamente el fútbol, donde mucha gente disfraza su «afición» de desagüe donde van a parar sus frustraciones cotidianas. Insultos, agresiones entre hinchas radicales son el pan nuestro de cada día. Sí, insultos, joder seamos civilizados. Esto es DEPORTE, no te están despidiendo del curro, ni te roban por la calle, tu equipo ha perdido un partido, el eterno rival es mejor, lo que sea… Cuando sales del campo, cuando al lunes siguiente vas a trabajar, la vida sigue.
Afortunadamente, el baloncesto es otra cosa. Es otra cosa? No permitamos que se convierta en otra cosa!!!
No sabía que hubiera sido tan desagradable lo que os tocó vivir en Bilbao. Desde luego toda una desgracia. Lo siento.
Creo que somos afortunados los que vivimos en ciudades donde no importa de dónde se sea, ni en qué se crea, ni mucho menos el equipo que se anime. Viajar a ciudades en las que impera el terror y se prohibe la libertad de expresion tiene que servir al menos para darse cuenta de lo afortunados que somos al vivir en un entorno en el que se puede ser quien queramos ser.
y lo que dices sobre el miedo… hombre, supongo que sentistéis miedo. No lo niego. Pero también considero que utilizastéis la cabeza, o la clase, o el haber sabido estar a la altura. No sé. Qué ibais a haber hecho? pegarles vosotros? os hubierais sentido mejor después?
Monica, no sé dónde vives, pero yo en Madrid no puedo decir del equipo que soy ni expresarlo con entera libertad en cualquier parte. Hace ahora casi 20 años acuchillaron a un amigo mío por ser seguidor del Estudiantes. Fue en la plaza de Felipe II de Madrid, y los agresores eran aficionados del Real Madrid. Ese día a mi hermano y a mí, otro grupo nos apedreó cuando estábamos subidos al autobus. He vivido cerca del Bernabeú y he visto situaciones de violencia dantescas contra seguidores de cualquier edad, raza, credo político y religión.
A lo mejor tienes la suerte de vivir en una ciudad donde no hay fútbol. Entonces sí que tienes suerte, te evitas que la gente se ponga una bufanda y muestren su arrogancia, ignoracia, y en algunos casos impunidad.
Un saludo
@ Luis Blasco. Gracias compañero. Me crucé con Luisfer el domingo junto a San Mamés. Qué crack!
@ Jacobo. Gracias también. De verdad que tenemos una birra pendiente. El próximo partido que vaya al Telefónica Arena puede ser una buena ocasión. Sobre el incidente en Bilbao me quedó la sensación no de que quisiesen zumbarnos por ser del Madrid, sino por las connotaciones políticas estereotipadas que se le atribuyen al aficionado medio del Madrid. Conservador, de derechas, intolerante… No era el caso. Pero aunque lo fuese, nada lo justifica.
@ nerodj. En ningún caso generalizo con lo ocurrido, me cuido muy mucho de no dar a entender eso en el texto, porque además no lo pienso. De hecho, pasamos la mayoría de los 4 días con unas buenas amigas del TAU que son de Vitoria y Bilbao. Tengo pendientes colgar más fotos, para demostrar que el hermanamiento TAU-RM es más que posible 🙂 Sin embargo, y como le digo a Jacobo, no creo que el incidente fuese un asunto de rivalidad entre aficiones, ni mucho menos. Sino de prejuicios políticos.
@ Mónica. Entiendo tu comentario. Si pasease con la camiseta del Ath Bilbao por la calle Preciados de Madrid nadie repararía en mí. Si me pasease con una camiseta del Madrid por el centro de Bilbao, como poco me llamarían provocador. Bilbao, a diferencia de Madrid, carece de la indiferencia y el anonimato que da la gran urbe.
@ Jacobo. Siento mucho tu incidente en el Palacio de los Deportes aquella vez. Creo que, afortunadamente, la violencia en el deporte ya no es lo que fue en los 90, época de proliferación de grupos skin heads asociados a clubes. Los ultras del Madrid de fútbol hace años que no pisan las pistas de baloncesto. Dieron la espalda al equipo de baloncesto en unos años de vacas flacas y nunca volvieron. Vistalegre es ahora una pista segura, igual que todas las de la ACB. Sin embargo, creo que muchas aficiones rivales siguen juzgando a la afición actual del Madrid por aquellos garrulos. Posdata: El estúpido de los cortes de mangas en la final de Copa no representa a nadie, era un borracho frustrado.
@karusito83.
No, no me refería a que generalizaras tú, sino que era yo quien, no siendo amigo de generalizar, lo hacía al no considerar que lo que os sucedió fuera fruto de la casualidad.
Efectivamente, sin estar seguro, admito que los motivos puedan ser políticos. A fin de cuentas, es lo que nos están ofreciendo los telediarios desde ambos lados cada día. Que si unos, que si otros, que si España va a desaparecer, que si Madrid actúa como en tiempos pasados…
Como dice Jacobo, que tire la primera piedra la afición que esté libre de pecado, recordando el trágico suceso de Goya que yo ya había olvidado.
Sólo comentaba que si únicamente nos ceñimos a temas deportivos, hay un hecho evidente, y es que hay determinadas aficiones cuyo equipo se acaba de dar a conocer como quien dice (bien deportiva, bien mediaticamente, caso este último el del Bilbao, por ser el organizador) y lo único que han «mamado» ha sido el embrutecimiento del fútbol.
Afortunadamente, como aficionado del Real Madrid, los energúmenos del Bernabéu, «los chicos del pelo corto» como los llama un amigo mío, han desaparecido del basket y en Vistalegre se respira un ambiente muy distinto.
Un saludo, y enhorabuena por el blog