Estamos en días de tensa calma, a la espera de que lleguen a puerto las negociaciones del Madrid con Campazzo y su agente para acordar los términos de su desvinculación del club. Es un mazazo perder a uno de los dos faros del proyecto (el otro sería Tavares), pero es el escenario más probable y para el que deberíamos irnos preparando.
El equipo empieza la pretemporada el día 11 y las partes están trabajando para evitar la incómoda situación de que Facu se incorpore al grupo cuando ya ha dejado bien claro que se pira, y que ese es su único deseo. Deducimos entonces que debe tener algún tipo de acuerdo verbal o principio de acuerdo avanzado con una franquicia allende el mar cuando se lanza semejante órdago, sino es que está aún peor asesorado de lo que suponíamos.
A plazos o a tocateja
Los ejes de la negociación llegados a este punto son tres:
-> La fórmula de pago de la cláusula: ¿a tocateja o a plazos? Por defecto no debería haber problema en aceptar pago a plazos, como se le permitió a Mirotic en su día, pero el club anda canino de pasta por el covid y la opción de «pájaro en mano» se antoja apetecible.
-> La cuantía de la cláusula, dado que si el Madrid exige los 6M íntegros perdería los derechos ACB del jugador. Como todo, dependerá de dinero, pero conviene recordar que Facu va camino de los 30, firmará un acuerdo multianual y que para cuando quiera volver a Europa (si es que vuelve) lo normal es que esté ya en la cuesta abajo. No es como una promesa de 19 que se marcha a probar suerte y guardarse sus derechos es comprar un boleto de lotería baratito.
-> El timing de la desvinculación, importante en tanto en cuanto Facu cobra 300k euros mensuales brutos y, si apurase para irse hasta octubre, cuando se abre el mercado de agentes libres en la NBA, le costaría un millón al club solo en nóminas.
De lo que se decida y cuándo se decida está pendiente cualquier otro movimiento en la sección, incluidos el fichaje de Zizic (apalabrado pero en pause desde hace semanas), así como cualquier incorporación en el puesto de base. Florentino ha dado orden tajante de cerrar el grifo y no comprometer ni un céntimo adicional ante la incertidumbre de si se jugará o no la próxima Euroliga y de si se hará con o sin público, de lo cual dependen buena parte de los ingresos de la sección.
Y si no se puede comprometer dinero adicional, los gastos están supeditados a los ingresos, es decir, a la entrada de cash por la cláusula de Facu. Es una decisión sensata (y muy conservadora) desde el punto de vista financiero, pero decepcionante desde el punto de vista del aficionado, que no siempre coinciden. De hecho no suelen hacerlo.
No, no y no
Aprovecho estas líneas para poner puntos sobre algunas íes, que leo estos días a demasiado cateto de periferia dando lecciones, crecido ante la marcha de su bestia negra.
1) No, Madrid no es el centro del universo, ya lo sabemos, de hecho este que firma lo tiene especialmente claro, que cambié la boina por el shapka y me fumé cinco años en Moscú, sede del mejor equipo de Europa en el siglo XXI (cuatro Euroligas lleva), por si alguno se había olvidado.
2) No, los aficionados del Madrid de basket no somos tan arrogantes como para no entender que Europa es la segunda división del basket mundial, tras la NBA. De aquí se han marchado dos MVPs de la Euroliga en los últimos cuatro años sin mayor drama. La crítica a Facu no es por querer irse, sino por el timing y las formas elegidas.
3) Y no, el Madrid no es ningún «carcelero» cortando las alas al «pibe», cercenando su sueño de «probarse con los mejores», como nos pintan desde Argentina, donde lógicamente toman partido por el jugador. Es sencillamente, y manque pese, un club defendiendo sus intereses con las lícitas herramientas que le permite el papel firmado. Y ese papel firmado, recordemos, le permite exigir los 6 millones íntegros de la cláusula al contado y por adelantado.
Una cláusula enorme, sin duda, tan enorme como la subida salarial que aceptó al jugador hace 11 meses, estampando su firma en una ampliación de contrato por cinco años cuando, recordemos, ni siquiera terminaba contrato. No es tan difícil de entender: se triplica el salario a cambio de triplicar la cláusula. Facu estaba entonces en su perfecto derecho de aceptar, de rechazar o de renegociar otros términos. Los aceptó, y ahora, que no antes, se acuerda de que «su sueño siempre ha sido la NBA». O ha cambiado súbitamente de opinión o está fatal asesorado, seguramente ambas cosas, y de aquellos lodos vienen estos fangos.
Era partido trampa, aún de resaca copera y ante un Dogus serio en plena puja por el octavo puesto. Pero no dio opción Llull, que sigue de dulce, apilando episodios para engalanar su leyenda. Abrió en canal a los turcos con 19 puntos en el primer cuarto, ¡19!, camino de 26 y 8 asistencias, con un triple final marca de la casa
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