El descalabro en la fase final ACB (pese al buen año previo) ha modificado los planes del Madrid en el mercado, que contaba con otro veranito de continuismo y autocomplacencia. Ahora soplan vientos de cambio y la directiva estaría dispuesta a modificar una de las máximas que rige la gestión de la sección desde hace años, la de no negociar rescisiones para despedir a jugadores bajo contrato en vigor. La última importante se remonta a 2017 con Othello Hunter. Un golpe de timón que equivale a tragarse el orgullo y asumir errores, los de una política de fichajes demasiado timorata. A la salida cantada de Mejri, que se le firmó solo hasta final de curso, podrían ahora unirse las de Mickey y Laprovittola, a los que les queda otro año garantizado. Justo los tres que llegaron el verano pasado, ejem.
“Se dejaba llevar” Mickey
De entrada recordemos que aterrizó en Madrid como plan C: el A era renovar a Machete Ayón y el B fichar a Brandon Davies (pasaporte ugandés), pero el Madrid eludió el cuerpo a cuerpo y no contraofertó cuando el Barca se metió por medio. Que fuese plan C no cambia que Mickey tenga clase a cucharadas soperas, un repertorio amplio y facilidad estadística, dicho sea de paso, a menudo por encima del valor real de su aportación en pista.
Su problema no es de capacidad sino de actitud, cierta indolencia, sobre todo en defensa, pecado capital en el sistema Laso, que tanto exige a los pívots en ese segmento. Si con 25 años y viviendo a las afueras de Moscú (Jimki) te ficha el mejor equipo de Europa y te pone una autopista, sin competencia real en el puesto de pívot reserva, uno esperaría que te dejases los huevos y progresases.
Y el caso es que sus mejores actuaciones llegaron en pretemporada y a comienzo de curso, durante la ausencia de Thompkins y la caraja de Tavares. Después se fue diluyendo cual azucarillo, cayendo en la intrascendencia, sin problemas físicos conocidos. El colmo ha sido el culo panadero con el que se plantó en la concentración tras el parón por el covid. Resultado: solo ha ido convocado a uno de los cinco partidos, Laso parece haberle puesto una cruz.
Si añades al coctel su elevado salario (alrededor de 1.8M brutos anuales) y el hándicap de su pasaporte extracomunitario, da como para pensarse su marcha. Fenerbahce y Maccabi ya habrían preguntado por su situación, mercado no le va a faltar, lo que debe aligerar mucho la cantidad a pagarle en concepto de rescisión.
Laprovittola, el golazo del pasado verano
El caso del argentino, al que ya me referí el viernes, es distinto al de Mickey puesto que tiene en principio menos mercado en la élite europea, siendo cinco años mayor (30 a 25) y contando por fracasos sus experiencias en equipos Euroliga (Madrid y Baskonia). Tiene encima de la mesa una oferta en firme de la Penya, donde fuera MVP, pero su prioridad es intentar seguir en Euroliga, que pagan mejor. En todo caso, nadie le firmará nada ni parecido al millón neto (alrededor de 1.6 brutos) que tiene garantizado en Madrid el próximo curso, así que la rescisión será por lógica más abultada que la de Mickey. Ciertamente al club le metieron un golazo el año pasado con ese contrato, para más inri en un verano con mucho y buen base en el mercado, incluido Chacho, que se puso un letrero luminoso pidiendo volver.
La partida de rescisiones es un dinero que pica, pero sería bueno verla como una inversión más que como un gasto, inversión para hacer hueco en la plantilla a jugadores que aporten más y encajen mejor. Además, entre la amortización de la ficha de Mejri (600k) y la rebaja salarial de Rudy, Felipe y Carroll en sus nuevos contratos (alrededor de un millón bruto entre los tres) debe alcanzar para pagar las rescisiones de Mickey y Lapro (si así se decide finalmente) y de paso cubrir toda o buena parte de la subida salarial a Gabi Deck en la ampliación de contrato que se está negociando.
Se rumorea también la posible salida de Jeffery Taylor rumbo a Efes, que se ha quedado sin el australiano Ryan Boerkhoff, su favorito para el puesto de alero, que ha fichado por los Sixers. Me cuesta más ver la salida del sueco que las de Lapro y Mickey, puesto que él sí cuenta con la confianza de Laso y además le quedan no uno sino dos años de contrato (renovó el pasado verano).