
De muchos quilates la victoria del Madrid en Kaunas, que apuntala su mejoría tras el bache de juego en el arranque Euroliga. Porque una cosa es batir a los juveniles de Jimki, incluso a un buen Bayern en el Wizink, y otra tomar la pista del líder, en un partido de poder a poder, con oficio y templanza, sabiendo sufrir. No era normal la diferencia de rendimiento entre la ACB (9-0) y la Euroliga (1-4), y el cambio de tendencia ha acabado decantándose en la dirección lógica: hacia arriba en Europa.
¿Artífices? Pues también los lógicos, los dos faros del proyecto, Tavares y Campazzo, que brillaron con luz propia en Lituania. Facu fue el de las grandes veladas: canchero, generador (10 asistencias) y ejecutor (5/8 triples), metidísimo en partido, rebozándose por el parquet por los balones sueltos. Cualquiera diría que tiene pie y medio fuera.

Y sí, lo tiene, porque ya sabemos que la NBA arranca el 22 de diciembre, así que nos quedan solo 2-3 semanas del cordobés, que Laso, eso sí, va a exprimir hasta la última gota. 33 minutazos contra Zalgiris, a lo que contribuyó el nivel discretito de Laprovittola en el segundo cuarto, que tampoco es que estuviese calamitoso, como otras veces, pero no era partido para experimentos ni rotaciones piadosas. El duelo estaba en el alambre y era clave para la dinámica de la temporada en Europa
Pero el hombre fue Tavares, con la chorra fuerísima. Muy concentrado pese a recibir más palos que una estera, dominado el rebote ofensivo como si jugase con niños y finísimo interpretando y definiendo en las continuaciones tras bloqueo directo. Tanto como 9 de 9 tiros de campo, algunos pese a mucho contacto rival, que el arbitraje en el tercer cuarto fue de casero alto.
Edy vale cada céntimo que cuesta, que son muchos, porque marca diferencias, y esos escasean. El partido nos ha abierto un poco los ojos: estamos tan ofuscados con lo que vamos a perder (Facu) que nos olvidamos de valorar en su justa medida y disfrutar lo que tenemos. Y Tavares es el center más dominante de la Euroliga, cada vez con más diferencia, porque cada año es mejor, con más repertorio, y éste no se va a ningún lado. Ya probó suerte en América y se le quitaron los aires de grandeza: es merengón y está feliz con su Chuchi en la capital.
Como dijo recientemente: «Si no fuera a estar aquí mucho tiempo no habría firmado por 5 años. Que (los aficionados) estén tranquilos, voy a cumplir mi contrato hasta el final». Qué queréis que os diga, uno se acuesta un poco más tranquilo sabiendo que Tavares seguirá en la zona al amanecer. ¿Que se va Facu? Es la hora del Gigante Verde.
De crucero por el Báltico. En ese plan viajó el Madrid a Kaunas y, claro, así le lució el pelo: naufragio total. Zalgiris, que había comenzado la temporada haciendo amigos, le pintó la cara, quizá no en lo holgado del marcador, pero sí en intensidad, concentración y sensaciones, sobre todo en un último cuarto (+16). Mención especial a Zach Leday, que había sumado 4 de valoración en las dos primeras jornadas y subió 35 emparejado con Tavares y Mickey. Y aquí me detengo, porque el arranque de curso del caboverdiano (pretemporada incluida) empieza a ser de mear y no echar gota, sangrante tras su mega renovación en verano.
En una Euroliga tan apretada toda victoria a domicilio es un tesoro, aunque no sea la más épica o bonita, como la del Madrid en Kaunas. Dejó en 59 puntos a Zalguiris, quizá la plantilla con menos recursos de la competición, que no el peor equipo. Destacó por los lituanos Lima (13+6), cedido por el Madrid, que progresa adecuadamente, aunque más despacio de lo que esperaba el club. Partido igualado tres cuartos, hasta la ráfaga de triples de Thompkins al comienzo del último, parcial 14-0 y duelo roto. Trey, que lleva 13/24 triples en Euroliga, justificaba así la apuesta de Laso, que volvió a dejar a Randolph toda la segunda parte en el banquillo (igual que ante Maccabi), después de unos minutos muy pobres en la primera mitad, mala selección de tiro y defensa reguleras. El Madrid no es el Lokomotiv, con semejante competencia en la pintura nadie tiene garantizados los minutos jugando mal.
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