Oficio y carácter: el Madrid también domina en el barro

Tampoco podemos aspirar a una función de circo todas las semanas en Goya, las feas también cuentan. El tercer Clásico de la temporada fue el más espeso pero con el mismo resultado que los anteriores, victoria del Madrid. Una de oficio y carácter, de las de bajar al barro, remontando una desventaja de doble dígito. Y ya sabemos que cuando el terreno se embarra emerge la figura de Gabi Deck. El domingo contra el Palencia ni le esperéis, mediodiada amable para los Causeur y Abalde. Pero lo mollar esta semana era el Clásico y fue el mejor de largo con 20 puntos y 7 rebotes, abrasó a Jabari Parker en el segundo cuarto y prendió la mecha de la remontada. Para colmo, es el más beneficiado por el regreso de Facu, fruto de su lectura de espacios y esas manos de acero para recepcionar misiles. La Sociedad Fernet.

No pasa nada por reconocer que el Madrid jugó bastante mal esta vez, versión discreta a excepción del tercer cuarto, con Poirier en pista para sorpresa de nadie. Y es que Tavares atraviesa un pobre momento de forma desde su regreso, lento e irritable, solo hay que ver su lenguaje no verbal. Esperemos que el único motivo sea esa infección respiratoria que ha superado recientemente (estamos media España igual) y no un desencanto por el estancamiento de las negociaciones para renovar.

Parte del mal juego blanco es mérito del Barca, que ha ganado enteros desde el inicio de curso, sobre todo atrás, no por casualidad llegaba colíder con balance 4-0. Los fichajes siguen sin aportar demasiado (Willy fue el mejor de los cuatro aunque acabó diluido), pero Grimau ha ajustado bastante la defensa, de la mano de la guardia pretoriana de Jasikevicius, los Kalinic, Vesely, Abrines o Satoransky, soldados con el culo pelado de competir. Por poner en contexto, el Barcelona acumula balance 9-3 en partidos oficiales este curso, solo ha perdido contra el Madrid.

Reviento si no menciono la pobre gestión del último cuarto de Chus Mateo, como si el partido estuviese ya ganado. Su insistencia en Tavares (-20 con él en pista) y en los veteranos, mención especial a Llull (21 minutos, 0/6 tiros !! ), abrió de par en par la puerta a la remontada. Casi se deja el Clásico por ese respeto a las jerarquías, un borrón en una temporada por ahora irreprochable.

Además de mal juego, espesura, a lo que contribuyó decisivamente el apagón de facu, el Madrid estuvo regañado con el aro, es decir, desacertado en lanzamientos de habitual porcentaje alto. Visto en perspectiva, tiene mérito ganarle a un rival top8 Euroliga con un pírrico 2/22 triples y 9 tiros libres fallados. Hezonja fue uno de los que mejor entendió el partido. Desacertado en ataque como el resto pero clave en defensa y rebote (10), uno de los partidos más maduros que le recuerdo. Porque a veces desconecta cuando falla los primeros tiros pero hoy fue justo lo contrario, asumió su papel y mordió sobre el parquet. Creo que la parroquia entendió ese esfuerzo, por eso le dedicó la mayor ovación de la noche junto a la de Deck.

Viendo al equipo remontar sim meterla en una piscina recordé las palabras de Messina hace una semana, tras pasar por Goya: «Están con una confianza enorme en sí mismos, se sienten bien, lo que se une a su talento. Para los rivales es un problema porque, antes que jugar al baloncesto, tienes que ganar el partido mentalmente, luchar contra esa convicción con la que juegan».

En fin, que liderato en solitario y la racha del inicio de curso sube a 13. Sigo pensando que al Madrid le vendría bien una derrota tonta, de esas con las que no cuentas pero te pone los pies en la tierra, te ancla a la realidad. Pero hoy no era ese día.

Poirier deja grogui al nuevo Barca

El segundo Clásico en 15 días confirma y exacerba las sensaciones que dejó el primero, de somera inferioridad azulgrana. Y es que faltaban Tavares y Deck y vino a dar lo mismo. Parece mentira que solo hayan pasado tres meses de la final ACB, que el Barca barriese 3-0 al Madrid. Entre medias un verano de harakiri en la Ciudad Condal por la frustración de las Final Four y las urgencias para reducir masa salarial (que no gasto sección) y contribuir a trampear el fair play del fútbol.

El error más llamativo y comentado (y también el de más difícil reparación, pues firmó 3 añazos) es el de romper el cerdito por Willy Hernangómez, el mejor pagado de la ACB este curso, y de lejos. Clásico populismo Laporta, priorizar el morbo sobre las necesidades de plantilla. No es jugador alrededor del que construir el proyecto de un contender a la Euroliga, por cierto, discretísimo en ambos aros en su regreso a Goya, silbado sin más. Tiene graves carencias atrás y su rendimiento suele ser inversamente proporcional a la categoría del rival. En un ecosistema muy específico puede ser un ventilador de estadística, pichichi de la zona, pero es que el Barca de Grimau se parece a la España de Scariolo como un huevo a una castaña.

Aunque la mayor astracanada del Barca este verano, el verdero harakiri, cada vez veo más claro que fue precisamente la apuesta por Grimau, un técnico sin la más mínima experiencia ni como primer entrenador ni como asistente ni en la ACB ni en la Euroliga. Con los casi únicos atributos a día de hoy de ser catalán y barato. A su lado nuestro Chus Mateo parece Phil Jackson sin pelo. No apostaría a que se come el turrón en el banquillo.

Un as bajo la manga de Chus

Y si el Barca ha bajado varios peldaños, el Madrid parece haberlos subido, en buena medida por la llegada de Campazzo, que magnifica virtudes de compañeros y disimula carencias de plantilla, un líder instantáneo, como el café. Lo echas en la leche, lo mueves y listo. Con Facu ha sido aterrizar en la capital, enfundarse la camiseta y darle sus compañeros voluntariamente las llaves del equipo, y hablamos nada menos que del campeón de Europa, no de un Aloyano en reconstrucción.

Pero tampoco todo es Campazzo. Por ejemplo, Chus Mateo da señales de mayor confianza en sí mismo, seguramente con menos presión de resultados inmediatos que el año pasado. El poso que da la Euroliga. Se lo está empezando a creer, poco a poco, a aparcar su lado amarrategui y atreverse con giros de guión más propios del último Laso, como la titularidad de Ismaila con 16 años (¡!) en un Clásico, cuando todos esperábamos minutada de Poirier secundado por M. Diagné. Un truco a la postre clave en el devenir del partido, porque el chaval se merendó a Vesely en el primer cuarto y descolocó el planteamiento de partido rival.

Otra diferencia importante de este Madrid es disponer de Poirier sano. A excepción del lunar en Manresa, su comienzo de curso estaba siendo esperanzador, fino de forma física, clave en los últimos minutos de la final de Supercopa. La llegada de Facu le garantiza compartir siempre pista con un habilitador de pívots de primer nivel, sea Chacho o el propio argentino. Contra el Barca confirma con mayúsculas esas sensaciones de cuarto creciente de las semanas previas: el mejor del equipo y del partido con 22 puntos y 29 de valoración, reivindicado en la ausencia de Edy, humillando por momentos a Willy, que se zampó hasta cuatro puertas atrás casi consecutivas. Hacen falta velocidad, timing y buenas manos para zafarse del defensor y cazarlas al vuelo con siete pies. Dejó seis mates, ahí es nada.

Había pasado tanto tiempo desde el último partido así del francés que ya casi nos habíamos olvidado de lo bueno que es, o que puede llegar a ser. Básicamente todo lo que aporte este año, y parece que puede ser mucho, será a sumar respecto al pasado. Welcome back.