
Detecto el ya casi habitual escepticismo y desdén veraniego en la parroquia hacia las operaciones de mercado del Madrid de baloncesto. Y es que la política de la sección huye de casi todo aquello que entretiene al aficionado medio en el periodo estival: los golpes de timón, el morbo, el cambio de cromos y la puja abierta (=sobreprecio) por los nombres de moda. En definitiva, el populismo directivo. Al contrario, la gestión blanca prioriza la estabilidad, los contratos largos, el crecimiento de los jugadores que ya están y la incorporación de agentes libres en operaciones negociadas desde primavera. Es más aburrido pero funciona.
Los principales movimientos del Madrid este verano han sido renovaciones: atar a Tavares y a Hezonja era estratégico, no tienen recambio posible en Europa. Sin embargo, no dejan de ser renovaciones y esas por definición ilusionan menos al parroquiano que los fichajes porque no implican novedad. Y a los que ya están se les da por sentado, aunque acaben contrato.
Verano de reservas
Una vez amarrado a largo plazo el núcleo de la plantilla salvo Musa (in process), los fichajes de este verano son de reservas, cuando no fondo de armario, jugadores por tanto de un perfil y un caché necesariamente más bajo que el de los titulares. En cifras, que no superen el millón neto de salario anual, particularmente tras el mordisco a la masa salarial que han supuesto las renovaciones.
Si hablamos de fichajes, a la parroquia de Goya le pesa un prejuicio estético similar a la del Bernabéu. Unos querrían comprarse una docena de mediapuntas y delanteros cada summeriada, y los otros a 20 escoltas tiradores blanquitos del Aliexpress, hasta encontrar al heredero de Jaycee Carroll. El club, a dios gracias, opera en función de parámetros más racionales, en concreto dos principales: las oportunidades de mercado y las necesidades de plantilla, teniendo en cuenta que se juega en dos aros.
Se habló con Kyle Guy en primavera, tirador clásico a coste moderado, pero la gerencia se decantó por Rathan-Mayes, también a coste bajo y de un perfil táctico diferente, menos conocido por el aficionado español, no por ello peor. Combo anotador, tampoco es manco lanzando de fuera pero suma sobre todo hacia el aro desde bote. Tiene más potencial defensivo, solo hay que ver su planta, sin olvidar el factor versatilidad, poder habitar los puestos de uno y de dos. Eso permite enjuagar la ficha de tercer base de Alocén (ahorro) sin quedarte con el culo al aire en caso de lesión de Facu o Feliz. Lógicamente, Llull también puede echar una mano ahí.
Feliz, Plan B

Feliz no deja de ser el plan B, porque la idea original para ese puesto era Lorenzo Brown, con quien llegó a alcanzarse un acuerdo verbal. Pero la operación se torció cuando Maccabi se subió a la parra con el transfer y Fenerbahce+PAO se entrometieron con ofertas salariales muy por encima de la del Madrid. El fichaje se ponía en un pico, más de lo que la lógica invita a gastar en un base de 34 años que llegaría con rol de reserva. Si Lorenzo era un fichaje de presente y pasado, el de Feliz es de presente y futuro, ocho años más joven y con margen de mejora aún.
El puesto de base es el más exigente en los sistemas del Madrid, así que le puede llevar un tiempo adaptarse. Tendremos que darle un margen antes de sacar conclusiones, recordemos por ejemplo que Williams Goss necesitó casi año y medio de barbecho para mostrar su verdadero nivel. En todo caso, Andrés Feliz el potencial lo tiene, se ha pasado con nota todas las pantallas previas hasta llegar a la Euroliga, siendo uno de los mejores bases de la ACB y de la Eurocup las dos últimas temporadas. No tiene la experiencia y la chispa de Chacho, pero a cambio ganamos un base que no cojea atrás y debe rendir todo el año, no solo dos meses, con lo que implica eso de liberación para Facu.
Ibaka es un recambio más que digno por Poirier, como reserva de Tavares, asumiendo de partida que era imposible fichar a un sustituto del mismo nivel que el francés porque necesariamente se saldría de presupuesto. La anomalía ha sido tener a Vince durante tres años saliendo desde el banquillo sin torcer el morro.
Leyendo a algunos por Twitter pareciera que fichásemos a Jesús Chagoyen. Un respeto, por favor, que Ibaka ha ganado un anillo de la NBA, 141 millones en salario, estuvo tres años en el mejor quinteto defensivo de la NBA y dos fue el máximo taponador… Está en el ocaso de su carrera, claro, pero demostró en Múnich el pasado curso que mantiene nivel burguesía Euroliga, al menos en la medida en que le respete el físico. Además es cupo nacional, conoce la casa y, muy importante, ha aceptado firmar por un solo año. Así que el riesgo es mínimo si sale rana. La guinda del pastel sería Garuba, una operación supeditada a que no encuentre equipo en la NBA, un escenario más o menos probable aunque con un horizonte temporal incierto. Sería un ariete defensivo para el juego interior, del tipo que no entra por los ojos al aficionado medio pero encarece sensiblemente el precio del punto rival, y eso también gana partidos.
Aunque no venga Usman, pero particularmente si viene, se queda una plantilla con menos experiencia pero bastante más físico que la del año pasado, y algo más versátil. Y en todo caso, atado el núcleo principal, no veo impedimentos para que el Madrid no continúe en la élite, contender a la Euroliga con permiso griego, que es donde parece estar ahora la pasta.











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