Los tres caminos de Hugo González

Hugo Gonzalez ha bajado desde octubre del puesto 9 al 22 en las previsiones del draft 2025 de la ESPN. El analista Jonathan Givony, que elabora la lista, menciona un par de aspectos técnicos pero señala como causa principal del descenso la falta de minutos regulares, ninguna sorpresa por aquí. Y me temo que a mejor no va a ir, porque seguramente Hugo juegue poco en lo que queda de curso con el regreso de Deck, que le relega al rol de tercer alero de la rotación, por detrás de Abalde y del propio argentino.

Además, apenas quedan ya 3-4 partidos cómodos en la fase regular ACB como para que Chus Mateo rote y le conceda minutos significativos. En los playoffs de ACB y de Euroliga asumo que apenas jugará, si es que va convocado.

En este nuevo escenario, con menos minutos, bajando posiciones en los mock y sin un puesto garantizado en primera ronda del draft, veo tres caminos para Hugo la próxima temporada. Recordemos que termina contrato en el Madrid en junio y será agente libre.

Opción 1.- Se queda en el club: renueva su contrato con una cláusula bajita de salida a USA y la promesa de más minutos el próximo curso. Aunque tampoco veo claro el segundo punto, porque Abalde y Deck van a continuar y seguramente sigan por adelante en la rotación, salvo que Hugo eche la puerta abajo, muy difícil en un Madrid con solo 19-20 años. Lo que sí tengo claro es que si decide quedarse en Europa/España, sería de blanco, por apego a los colores y derecho de tanteo. Existe también la opción de renovar y salir cedido, pero me parece remota en el ecosistema actual del baloncesto de formación.

Opción 2.- Se presenta al draft, sale elegido en un puesto del 20 al 30 y hace las maletas en julio rumbo a la NBA. Ya sabéis que cualquier puesto en primera ronda (del 1 al 30) lleva aparejado contrato garantizado. Por ejemplo, si saliese en el puesto 22, donde le proyecta ahora la ESPN, se aseguraría dos años de contrato por unos 6M$ brutos entre ambos, que en todo caso es bastante más de lo que le vaya a ofrecer el Madrid. Si fuese elegido por una franquicia en reconstrucción, tipo Utah o Washington, podría disponer de minutos más o menos regulares. Si en cambio cayese en una franquicia de playoffs, lo más habitual al final de la primera ronda, seguramente alternase minutos NBA con semanas en el equipo asociado de la Gleague. Pero, bueno, esto ya es adelantarnos demasiado.

Opción 3.- Pospone presentarse al draft pero igualmente hace las Américas, no a la NBA sino a la liga universitaria, donde ahora pagan buenos sueldos, tendría muchos más minutos garantizados y por ende más lucimiento de cara a scouters. Seguiría el camino de su compañero de cantera, Egor Denim, este verano ya sin el factor limitante de la cláusula de salida del Madrid. Recordemos que Hugo tiene 19 años, la edad mínima para presentarse al draft, siendo 22 la máxima (a partir de los 22 los jugadores internacionales pasan a ser automáticamente elegibles, se presenten o no). La opción de un año de tránsito en la NCAA le permitiría presentarse al draft con más garantías, además, seguramente con algo menos de competencia, pues la hornada 2026 apuntan los expertos que será algo más floja.

Se que algunos aficionados se rasgan todavía las vestiduras de ver a un joven probar suerte en la NBA sin dominar antes en Europa. Pero es que el baloncesto ha cambiado, ya no estamos en los tiempos de Fernando Martín, la NBA recluta ahora ‘pipiolos’ para terminar de formarlos allí, cada vez más a menudo con escala previa en la NCAA. Es la nueva realidad del basket de formación, no tiene que gustarnos, simplemente hay que asumirla para entender el tablero.

El Madrid en baloncesto juega en segunda división y no se pueden poner diques al mar. Podemos debatir sobre el sentido de la inversión en cantera con el actual panorama pero, mientras dure ese panorama, la estrategia pragmática es aparcar el orgullo y finalizar la relación con los jugadores jóvenes en los términos más amistosos posibles para ser su opción preferente en caso de regresar temprano a Europa. Así fue con Deck, Garuba y Campazzo, cada caso con sus particularidades, pero los tres de regreso en Madrid e importantes hoy en la rotación de Mateo.

Bruno Fernando, fichaje estratégico para la pintura blanca

Habemus fichaje: Bruno Fernando, interior de 26 años originario de Angola (=Cotonou), firma por el Madrid hasta junio de 2026. También le pretendían Fenerbahce, sin un center titular claro, y Panathinaikos, asolado por las lesiones en el puesto, pero pesó a favor del Madrid la relación del jugador con el país. Excompañero de Garuba en Rockets (2022-23), parece que frecuenta España en verano desde hace varios años tanto por vacaciones como para pulir su juego en la academia Pindown, que regenta un coach de la cantera blanca.

El Madrid contaba en la puja con el as bajo la manga del dinero que liberó Yabusele y que aún no había utilizado, mientras que el resto de clubes tienen a estas alturas el grueso del presupuesto comprometido. El salario de Bruno no será bajo, por encima del millón neto anual según me cuentan, cerca del barrio de lo que cobra Deck y de lo que se está ofreciendo a Musa para renovar.

Si unimos esa ficha relativamente elevada a la duración del contrato nos da una idea del status con el que llega y de las esperanzas que la sección deposita en su incorporación. Podríamos definirlo como un ‘fichaje estratégico’, aquellos en que se prioriza el potencial a medio plazo sobre el encaje en las necesidades tácticas inmediatas. Luego saldrá mejor o peor, pero es al menos una apuesta a grande, por fin, sin rehuir la puja con los equipos top europeos, tras un verano jugando a chica que ha traído una notable pérdida de nivel de la segunda unidad.

¿Por qué ahora? Pues porque es cuando está disponible, ni más ni menos. El timing del mercado NBA es imprevisible y dificulta mucho la planificación, pero aún así merece la pena. Como dije con Smith jr, y este caso es aún más claro, los descartes de EEUU son el caladero más interesante de talento para la Euroliga a día de hoy, dado el sobrecoste en Europa asociado a cláusulas y/o tanteo. Bruno Fernando es un center de 207cms y fisicazo, que brilla en continuaciones, jugando por encima del aro, si bien no tiene malas manos ni está exento de talento para echar el balón al suelo y generarse algunos puntos.

Seguro que ya le habéis visto en Youtube, vídeos de highlights castigando aros en la NBA. Bien, pues os invito a buscar y revisar alguno jugando con Angola, por ejemplo en el Mundial 2023, veréis que tiene más rango y repetorio de lo que pareciera a primera vista.

Overbooking en el 5

Su encaje táctico en la plantilla no es ideal, para qué engañarnos. El Madrid más que un pívot necesitaba un cuatro tirador, el sustituto de Yabu, pero entiendo que de esos no había ninguno interesante en mercado. Y entre encaje y calidad la gerencia ha elegido lo segundo, y tampoco lo veo mal. No es por tanto un fichaje para tapar una carencia puntual sino pensado como activo a medio plazo. Con suerte y salvando las distancias, para asentarse como el nuevo Poirier, es decir, un reserva de plenas garantías para Edy.

Con Bruno aprovecha el Madrid una oportunidad de mercado para cerrar por adelantado el recambio de Ibaka, que se concibió siempre como un fichaje puente. En verano termina contrato y muy seguramente salga, no descarto que para retirarse, con 35 años, mucho dinero ganado y pocos retos pendientes. Y con esto no estoy desdeñando al congoleño, que no estará cumpliendo expectativas pero puede todavía aportar pinceladas si llega a primavera en un buen estado físico. Su experiencia y calidad están fuera de toda duda.

Además, el desembarco de Bruno permitirá a Tavares cogerse alguna tarde libre, aunque sea en ACB, dejando a Garuba como quizá el más afectado por el efecto domingo, pues el overbooking al cinco le obligará a frecuentar el puesto de cuatro (al menos hasta final de curso), donde me cuesta verle a tiempo completo.

En fin, damos la bienvenida a Bruno Fernando y le deseamos suerte desde esta humilde tribuna.

Hugo González, autopista a la élite

No soy imparcial con Hugo González, lo confieso desde la primera línea para no engañar a nadie. Me encantaría verle triunfar, como producto de la sierra madrileña que es, nieto del policía municipal de mi pueblo. Coincidí hace muchos veranos con su padre en las pachangas del playground del Zurbarán, en Colmenar Viejo. Fran era el mejor de aquellas pistas, llegó a profesional en LEB.

Pero no nos desviemos del tema. La buena noticia es que Hugo parece todo lo bueno que imaginábamos a tenor de su dominio en categorías inferiores. Y su transición al profesionalismo está siendo fluida, incluso en un entorno tan exigente como el Madrid, que no espera a nadie. A mí sí me gusta la gestión que está haciendo Chus Mateo de su evolución, sin regalar nada para no malcriarle o generar agravios en el vestuario. Exigente pero justo, igual que con Ndiaye, del que ahora se recogen los frutos . Formar a un jugador joven no consiste en regarle de minutos a fondo perdido, como reclaman los aficionados más impacientes, sino en acompañarle a medida que escala cada peldaño de la escalera.

En cuanto el equipo ha establecido velocidad crucero, defensa mediante, Mateo está pudiendo rotar y conceder más minutos a Hugo, principalmente en ACB, que además los está sabiendo aprovechar. Un círculo virtuoso que simplemente requería un poco de paciencia, un tramo amable de calendario y la ventana de oportunidad que abren las lesiones de compañeros, por feo que suene. Y es que, aunque Feliz y Garuba no sean aleros, su ausencia genera un efecto dominó en la rotación dada la versatilidad de la plantilla.

Perfil ‘canónico’

Si metemos las cualidades de Hugo en una coctelera nos sale una autopista a la élite. A saber: un físico estupendo, solvencia defensiva, timing de salto, valentía atacando el aro, talento en la definición y un tiro exterior en plena progresión (ver vídeo). Todo eso con 18 años, de ahí que aparezca en la zona alta de las proyecciones del darft NBA del próximo junio. Y esa es la ‘mala’ noticia en perspectiva blanca, la que me genera sentimientos encontrados como aficionado merengue y vecino de la sierra de Madrid.

La ESPN coloca a Hugo en el top10 de su última previsión, en concreto en el puesto 9. Hay otras previsiones y quedan todavía ocho meses, así que puede variar un poco la película, pero se antoja difícil que partiendo de tan alto se caiga de la 1ª ronda (30 primeras posiciones), y por tanto que no pesque contrato garantizado y haga las maletas. En Madrid hemos aprendido a base de hostias que no se pueden poner diques al mar.

«¿Y no se le podría tentar con un nuevo contrato mejorado?», pensaréis algunos. La respuesta es que no. Por dar un poco de contexto, el citado puesto 9 del draft garantiza 10 millones de dólares (brutos) en dos años, un salario al que el Madrid no puede ni acercarse. Y no es solo eso, es que cuanto antes se vaya a EEUU antes terminaría el contrato de rookie, desbloqueando potencialmente la pantalla del gran tesoro. Si enganchase mínimamente allí, que tampoco es descabellado, con ese potencial y un perfil tan canónico, podría nadar en ríos de dinero con simplemente establecerse como clase media, dadas las cifras que se van a manejar con el nuevo convenio. Veréis la morterada que firma Santi Aldama en los próximos meses…

Remarco lo del perfil canónico de Hugo porque me parece un punto clave para su eventual encaje allende el mar, vista la fría acogida a otros talentos recientes de la cantera blanca. A Garuba, por ejemplo, le pesó ser un cinco en cuerpo de cuatro, o sea, carecer de tiro exterior, y Núñez, con todo su talento para el pase, está lejos de los estándares USA de físico y tiro para su puesto. Un estilo de base más propio del sXX. El primero se volvió sin oportunidades y el segundo no logró entrar en 1ª ronda.

Hugo, en cambio, es un alero ortodoxo, no tiene sobre el papel ningún rasgo o carencia en su perfil que le pudiese restar valor a ojos de los scouters. Según J. Givony, analista de ESPN, «González ha demostrado un talento considerable en escenarios con su explosividad, estilo agresivo e intensidad defensiva», y solo la elevada cláusula de su contrato con el Madrid impidió que terminase en la NCAA este mismo verano, siguiendo los pasos de la mayoría de prospects europeos de su generación. Señala los minutos de juego de Hugo este curso como potencial condicionante de cara al draft, sin embargo, viendo la evolución de las últimas semanas, raro sería que no se fuese a 600-700 minutos en el global de la temporada, en todo un Madrid, que no es poca mili y escaparate.

Hugo termina contrato en junio, cuando tendrá ya la edad mínima (e ideal) para presentarse al draft, así que podría emprender la aventura americana sin ataduras financieras. Veo pocos alicientes para que amplíe su vinculación con el Madrid, más allá del apego sentimental hacia el club que le ha formado. Por eso estoy hecho a la idea de que, salvo giro de guión, no vestirá de blanco la próxima temporada. No pretendo con esto ser un aguafiestas sino simplemente realista y evitar sofocos innecesarios en verano. Es ley de vida que los mejores jóvenes prueben suerte en primera división, y en baloncesto esa está al otro lado del océano.

El Madrid conservaría solo el derecho de tanteo ACB, que por los casos de Willy y Núñez sabemos que vale poco, por eso lo más importante de la gestión del jugador este curso me parece cuidarle y ser justos. Para terminar en buena lid, que siga sintiendo el club blanco como su casa cuando se marche y sea su opción preferente en caso de regresar pronto a Europa.

El peaje de la saturación de calendario

Hemos escuchado a entrenadores, directivos y jugadores quejarse de la saturación del calendario desde hace algunos años, cada vez con más insistencia, según aumenta el número de partidos entre los retoques de formato y la descoordinación Euroliga-FIBA. Lo de esta última Navidad ha sido un despropósito, con encuentros en Goya el día de Nochevieja (¡!) y el 5 de enero por la tarde, a la hora de la cabalgata de Reyes.

Echemos la vista atrás. El cambio en 2016 de un formato Euroliga con top16 a otro con fase regular de todos contra todos añadió de una tacada 10 partidos al calendario. Este año se instaura el play-in y el que viene podrían entrar dos nuevos equipos (= 4 partidos más). Como veis, todo es sumar, una huida hacia adelante. Estamos copiando los errores de la NBA, que han llevado a que la fase regular y los playoffs parezcan casi deportes distintos.

La temporada de un Madrid ronda ahora los 90 partidos oficiales al año. Por comparar, el equipo de fútbol juega unos 55-60. Como aficionado que consume el baloncesto como entretenimiento, como quien abre Netflix, uno escucha las quejas de jugadores y entrenadores desde cierta distancia. Empatiza con su preocupación por lesiones y su deseo de una mínima conciliación familiar, pero ni les conocemos en persona ni deja de ser un sacrificio bien retribuido.

Efectos secundarios

Aunque bien pensado, y esta es la reflexión que os quería traer hoy, a los aficionados sí que nos afecta también esa saturación de calendario, porque repercute directamente en la calidad e interés del producto que consumimos. ¿Cómo se mantiene la tensión competitiva y la atención de la audiencia con 68 partidos de fase regular con tan poco en juego? El valor del resultado se diluye. Una derrota es compensada a las 48h por una victoria, y viceversa, y ninguna de las dos importa en verdad demasiado para el objetivo último (el título). Lo que queda es el highlight, el meme y el hito estadístico, aquello que cabe en un reel de Instagram o en los 280 caracteres de un tweet.

Las estrellas descansan o juegan a medio gas muchos partidos. sencillamente no se puede ir en sexta marcha durante nueve meses. Sin quitar mérito a Murcia o Granca, que están haciendo temporadones, mirad la intensidad y el hambre con que compareció el Madrid en sus pistas en los recientes duelos. De turismo hasta la Copa… La acumulación de partidos aumenta el cansancio y el riesgo de lesiones musculares, y los equipos se adaptan configurando plantillas largas y dosificando esfuerzos, sobre todo si juegan dos competiciones. El campeón no suele ser el mejor durante el año sino el contender que se libra de lesiones en mayo-junio y mejor gestiona los picos de forma. Un juego tanto o más de supervivencia que de excelencia. ¿Es esto lo que queremos?

Llegado a cierto punto, que creo que ya hemos cruzado, más partidos no hacen más afición sino casi lo contrario. Me refiero a los efectos secundarios del calendario, como la confusión e incluso desconexión en el aficionado irregular, que numéricamente es el mayoritario. O sea, mi padre, con 70 palos y bastante tiempo, que no es un freak como yo, e igual te ve baloncesto que fútbol o tenis, y de ninguno se sabe el horario al dedillo.

«Papá, ¿verás luego el partido?»
«¿Qué partido?»
«El del RM, que juega Euroliga en Milán»
«No sabía que jugaban hoy. Pero si estamos a martes…»

Como comenta Vicente Solano en Twitter: «El ritmo del calendario es insostenible. Incluso a los muy cafeteros nos cuesta seguir las jornadas dobles y compaginar con ocupaciones y otros hobbies. A veces agota tanto partido y no se disfruta igual».

Será que ahora soy padre de dos bebés y no me sobra el tiempo, pero cada vez le veo menos sentido a esta vorágine, y para colmo Euroliga planea seguir añadiendo partidos alegremente, como quien vende libros al peso. No hace falta un gurú con MBA para intuir que dosificar el producto ayudaría a generar expectación y ponerlo en valor, el viejo principio de menos es más.

Dzanan Musa, a man on a mission

No es lo mismo brillar en ACB que en Euroliga, ya se la pegó en el Efes, le puede pesar la juventud, a ver cómo se adapta a un ‘grande’… Eran dudas razonables sobre Musa a comienzo de curso, dudas que ha resuelto ya de un guantazo. Literalmente está echando la puerta abajo en su primera temporada Euroliga. Escribo primera en cursiva porque técnicamente no lo es, con 16 años jugó unos minutillos con Cedevita y durante su efímero paso por Efes disputó exactamente 11 minutos.

Por su impacto y proyección, Dzanan Musa bien puede ser el fichaje más importante del Real Madrid de basket en más de un lustro, en concreto desde Tavares, que ya ha llovido, noviembre de 2017. Esta semana, en un margen de 48h, el bosnio le ha endosado a Efes y Milán 43 puntos para 57 de valoración, números de MVP. Y no son flor de un día, que está asentado en el top10 de la Euroliga en anotación y eficiencia (val), jugando en el segundo clasificado.

Todo eso con solo 23 años. Estamos viendo la historia cocinarse ante nuestro ojos y no somos del todo conscientes, enrocados como estamos en nuestras guerrillas cotidianas sobre Chus, Llull, JCS y las quinielas de fichajes. Para poner en contexto y poder comparar, he elaborado una lista rápida de los mejores jugadores de la Euroliga de hasta 23 años (su edad), y me salen estos. Veréis que no hay color.

Procida (Alba) 20 años
Bonga (Bayern) 23
Petrusev (E. Roja) 22
Mannion (Virtus) 22
Pradilla (Valencia) 22
Madar (Partizán) 22
Jokubaitis (FCB) 22
Strazzel (Mónaco) 22

¿Por qué es tan bueno Musa?

En buena medida por madurez y mentalidad, que en el deporte de élite marca la frontera entre ser bueno y ejercer de ello. Jugadores con físico y talento de estrella hemos visto pasar unos cuantos, pero estrellas poquitas. A Musa le sobra aquello que le falta por ejemplo a Abalde, verticalidad, descaro, decisión y agresividad. Creérselo, vaya.

Es un animal competitivo, a man on a mission. Además es listo/práctico, no se pierde por las ramas, busca casi siempre el camino más corto y eficiente hacia el aro, el tiro de mayor porcentaje, que a menudo no es el más plástico. En su caso consiste en atacar el aro desde bote, eurostep mediante, y definir en extensión, a menudo por la izquierda, aprovechando la ventaja de envergadura sobre sus pares. Hezonja es más bonito, pero podría aprender un rato de su brate en selección de tiro.

El tránsito de Musa a la posición de esolta full time, que pondría en el haber de Chus Mateo, manque pese, ha sido clave en su adaptación al ecosistema Madrid. Un puesto con menos competencia que el de alero en la rotación. Al final vivimos en una era de posiciones líquidas, definidas por el rol más que por el puesto. ¿Musa es alero o escolta? Qué más da, es un soberbio generador desde bote (por cierto, 8 asistencias en la doble jornada Euroliga), la cualidad más apreciada en el mercado FIBA.

Riesgo de fuga NBA

Me consta que la dirección ya trabaja en la extensión de su contrato, que termina en 2024, igual que con Deck y Tavares, a los que en el club se considera los tres pilares del proyecto. Dada su edad, si el Madrid consigue retener a Musa bien podría marcar la próxima década en la sección, hablamos de esa clase de proyecto. Y cuando digo esto siempre surge la misma pregunta: ¿riesgo de fuga a la NBA? Siempre lo va a haber, y no hay cláusula que lo pueda impedir, como aprendimos del caso Campazzo. No se pueden poner diques al mar. Pero algunos factores reducen la probabilidad en el caso del bosnio: ya estuvo, lo probó y no le gustó mucho, a tenor de lo que explica en entrevistas.

A la NBA no se plantea regresar para limitarse de nuevo a un rol de 3&D (triples y defensa), es decir, gregario sin balón en las manos. Porque además tampoco es lo suyo, defiende regular y no es un especialista de tiro. Y se me antoja improbable que una franquicia le ofrezca rol de primer o segundo espada en la rotación a quien ya pasó por la liga con más pena que gloria. Por muy bien que lo haga en la Euroliga. La NBA no suele funcionar así.

Y Musa será joven por edad, pero pájaros en la cabeza parece tener pocos. Se ha dado ya suficientes hostias por el camino como para valorar donde está bien y le aprecian como para cambiarlo a la ligera.

Campazzo a Belgrado, ¿destino puente o adiós definitivo?

Fin de la tercera temporada del serial Campazzo-Madrid, un culebrón de desamor digno de la mejor sobremesa. El base argentino ha sido anunciado oficialmente en Belgrado como nuevo jugador del Estrella Roja. No se me ocurre un destino más random de regreso a Europa, un país que no conoce, donde no habla el idioma, un equipo sin opciones de título y, lo peor de todo, con un historial reciente de impago de salarios. Tanto, como que a día de hoy y hasta donde sabemos el club serbio tiene prohibido inscribir fichajes en la Euroliga (cito textual) “por impagos y la negativa a aportar información al respecto”, comunicado del 1 de diciembre. No hablamos de flecos pretéritos, ¿por qué creéis que el Barça pudo llevarse a Kalinic a cambio una compensación irrisoria en verano cuando tenía contrato en vigor? Porque Estrella Roja le debía varias mensualidades. Suponemos que no era el único miembro de la plantilla en esa situación.

A los muy cafeteros tampoco nos pillan por sorpresa estas historias: el dinero que depende del capricho político y llega de golpe (como es el caso) cambia con el viento, como la dirección de una veleta. Pregunten al extinto Jimki. O al vecino Partizán, rey Midas el verano de 2021 y hoy en apuros: «La temporada pasada recibimos cinco millones de euros del Estado para nuestro presupuesto, este año solo 900k», ha lamentado su presidente. La situación recuerda a ese cateto del pueblo al que una vez le tocó el Gordo de Navidad, que corrió a comprarse un Mercedes para fardar y al año siguiente lo tuvo que malvender porque no se dejó ni para el cambio de neumáticos y filtros. Suponemos que los agentes de Facu saben donde le meten y habrán pedido avales…

¿Habrá cuarta temporada?

Dicho lo cual, no os voy a engañar, el desenlace resulta decepcionante, que Campazzo no recale en el club blanco de regreso a Europa dada la escasez de talento en mercado en el puesto de base, consideraciones financieras al margen. Objetivamente, Madrid era el destino lógico, un contender a la Euroliga sin un base titular claro, la ciudad donde Facu tiene casa en propiedad, el equipo que apostó por él cuando no era nadie y donde ha construido su carrera.

¿Pierde el Madrid? A corto plazo y desde un punto de vista deportivo, sí, claro, Campazzo es un gran jugador, que mejoraría el puesto de base y por tanto apuntalaría las (ya de por sí dignas) opciones al título Euroliga este curso. Financieramente, el RM se embolsará el 40% de su sueldo en concepto de pago de la deuda, es decir, unos 720k euros. La oferta de Estrella Roja contempla además un salario de 2.5M netos para el segundo curso, 2023-24, aunque tiene cláusula de escape en verano por solo 50k, que es el final abierto que han dejado los guionistas para estirar la serie una temporada más.

El Madrid en julio tendrá la ventaja de una coyuntura fiscal más amable, al poder acogerse entonces sí al tipo tributario reducido para extranjeros (24%) en su primer año. Además, Goss y Chacho, que no parecen contar demasiado para Chus Mateo, especialmente el segundo, terminan contrato el 30 de junio y podrían salir, liberando masa salarial y reduciendo el overbooking en el puesto de base. Recordemos que también termina contrato Randolph, con el que apenas echamos cuentas deportivas pero es uno de los salarios más altos del plantel. El único pero es que en verano el Madrid ya no dispondrá de la baza del derecho de tanteo sobre Campazzo fuera de la ACB.

De todos modos, la cuarta temporada está todavía por confirmar. La directiva del Madrid es orgullosa y si el equipo gana ACB o especialmente Euroliga no sentirá la necesidad de llamar a la puerta del argentino, que no dejaría de ser una cierta bajada de pantalones tal y como están las relaciones entre el dir. general y el entorno del jugador. De mismo modo, si Facu encaja en Serbia, se mete en top8 y le pagan al día las cantidades acordadas (que son formidables), bien podría optar por seguir allí.