
El caso Hezonja queda zanjado, después de todo seguirá de blanco. Se queda en Goya, no sin un regusto agridulce por los giros de guión inverosímiles de las últimas 72 horas, en que salió a la luz un preacuerdo con el Barcelona. Por mi parte, bien está lo que bien acaba, y la continuidad de Mario es objetivamente positiva para el equipo, un cupo nacional versátil, de gran talento y en su prime. Tampoco estamos en el Madrid para hacerle a nadie la prueba del pañuelo, que la historia de la sección se construye sobre jugadores que odiaron al club antes de vestir de blanco. Petrovic o Rudy, sin ir más lejos. Entenderéis que no haga ascos a un jugador top Euroliga por haber coqueteado con el Barca.
Ahora bien, tenemos ojos, y desde la afición, el vestuario y el propio club se ha asistido atónitos a los giros copernicanos de opinión del jugador durante las negociaciones. Veo a no pocos madridistas todavía cortocircuitados, en estado de negación al descubrir que su jugador favorito de la plantilla no era un ser de luz y un merengue irredento sino un profesional con sus dudas y bandazos, que negocia a varias bandas y se deja querer desde distintos frentes… Uno de ellos el Barcelona, con quien acordó en pleno fragor de la competición una oferta concreta, que se hubiera presentado a la ACB en caso de que el Madrid le hubiera incluido en derecho de tanteo. Un documento que el propio agente de Mario, seguramente a iniciativa propia y por despecho, se encargó de filtrar el viernes a los cuatro vientos.
¿Existe ese documento? Con estos ojos he visto un extracto, que me ha llegado de una fuente fiable. Así que sí, existió, salvo que alguien se tomase las molestias de falsificarlo, firmas incluidas. Algunas fuentes apuntan a una fecha de caducidad en el precontrato con el FCB, ese extremo lo desconozco.
El giro de guión: las declaraciones
Hezonja parece que no dejó de negociar con el Madrid mientras negociaba con el Barca, algo totalmente lícito y verosímil, aunque nos cueste procesarlo por prejuicios futboleros.
Visto desde fuera, se intuye también una ruptura de la unidad de acción entre el jugador y su representante, un abogado griego outsider. Como si llegado cierto punto Mario se hubiera independizado del agente para negociar personalmente con “los corbatas”. Y cuando eso pasa y se reduce el número de intermediarios, los acuerdos se suelen alcanzar mucho más rápido, como parece que ha sido finalmente el caso. A falta de conocer las cifras del contrato, asumo que estarán más cerca de la última oferta del club que de la posición de máximos del jugador. ¿Por qué? Mario y su agente habían jugado a muchas bandas en los últimos meses pero se acabaron quedando prácticamente sin cartas, una vez el Barcelona se retractó de su oferta y el PAO retiró la suya tras ganar la Euroliga. La NBA sonaba a farol y la alternativa más creíble era Partizán, un destino de calibre muy inferior.
Prometí comprarme la camiseta de Hezonja si renovaba y mantengo mi palabra, solo que por recomendación de mi cardiólogo entenderéis que lo posponga hasta el anuncio oficial.
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