¿Cuesta de enero?

Viendo los últimos partidos, da un poco la sensación de que el Madrid ha perdido el momentum, aquel pico de forma embriagador de los 2-3 primeros meses de temporada. No lo llamaría crisis, porque no lo es, más bien un ajuste de la velocidad crucero a parámetros terrenales. Es decir, dosificar esfuerzos, que esto es muy largo, y pinchar en salidas contra equipos de puestos playoffs, pero igualmente ganar alrededor del 70% de los partidos. Vamos, lo de otros años solo que con un cómodo colchón previo.

¿Causas de esta desaceleración? Variadas, entre las que destacaría las bajas y el cansancio. No estoy descubriendo la pólvora, pero es que esas dos dobles jornadas Euroliga consecutivas en plena navidad deberían estar tipificadas como terrorismo en el código penal.

Deck regresó de la lesión pero anda todavía lejos de su mejor forma, además Chus tiene pendiente definir su rol tras el paso adelante de Hezonja durante su ausencia. Cuestiones como quién juega de 3 y quién de 4 cuando coinciden en pista. La lógica nos diría que el argentino al cuatro, pero en realidad el sistema del Madrid exige más tiro exterior al alapívot que al alero, y Mario lanza mejor…

Pica también y no poco la baja de Tavares, por muy buena temporada que esté firmando Poirier, que además acaba de pasar 10 días fuera por un esguince. Encima falta Llull, habitual chivo expiatorio en las derrotas, ¿a quién se señala ahora si palmamos, a Abalde? xD

Una suma de pequeños contratiempos, ninguno grave por sí solo pero que dificulta la continuidad que requería la excelencia del primer trimestre.

Campazzo, por ejemplo, atraviesa un valle de forma, ni se parece al nivel MVP de inicio de curso. Da muestras de cansancio, más mental que físico. Irregular en el rendimiento, espeso en la toma de decisiones y acumulando más pérdidas de balón de las que nos tiene acostumbrados. Y es la clave de bóveda. Quizá no sea tan clarividente como Chacho habilitando a los pívots, pero a cambio es un primor pasando bloqueos por en medio, dividiendo la defensa y encontrando al compañero abierto. Si él no carbura el ataque se espesa, se recurre más a soluciones individuales y bajan los porcentajes de tiro. Así que hagamos una colecta para pillarle una Smartbox de casa rural con jacuzzi para antes de la Copa y que se despeje.

Coñas al margen: que no cunda el pánico. Los récords en fase regular son de losers y, si había que tener un valle de forma, no se me ocurre mejor momento que el presente, con un enorme margen clasificatorio y a un mes todavía de la Copa del Rey, primera meta volante del curso. Con una temporada a casi 90 partidos y una plantilla de tanto treintañero, era de esperar que se bajase de marcha en algún momento, no solo previsible sino diría que casi hasta necesario.

Oficio y carácter: el Madrid también domina en el barro

Tampoco podemos aspirar a una función de circo todas las semanas en Goya, las feas también cuentan. El tercer Clásico de la temporada fue el más espeso pero con el mismo resultado que los anteriores, victoria del Madrid. Una de oficio y carácter, de las de bajar al barro, remontando una desventaja de doble dígito. Y ya sabemos que cuando el terreno se embarra emerge la figura de Gabi Deck. El domingo contra el Palencia ni le esperéis, mediodiada amable para los Causeur y Abalde. Pero lo mollar esta semana era el Clásico y fue el mejor de largo con 20 puntos y 7 rebotes, abrasó a Jabari Parker en el segundo cuarto y prendió la mecha de la remontada. Para colmo, es el más beneficiado por el regreso de Facu, fruto de su lectura de espacios y esas manos de acero para recepcionar misiles. La Sociedad Fernet.

No pasa nada por reconocer que el Madrid jugó bastante mal esta vez, versión discreta a excepción del tercer cuarto, con Poirier en pista para sorpresa de nadie. Y es que Tavares atraviesa un pobre momento de forma desde su regreso, lento e irritable, solo hay que ver su lenguaje no verbal. Esperemos que el único motivo sea esa infección respiratoria que ha superado recientemente (estamos media España igual) y no un desencanto por el estancamiento de las negociaciones para renovar.

Parte del mal juego blanco es mérito del Barca, que ha ganado enteros desde el inicio de curso, sobre todo atrás, no por casualidad llegaba colíder con balance 4-0. Los fichajes siguen sin aportar demasiado (Willy fue el mejor de los cuatro aunque acabó diluido), pero Grimau ha ajustado bastante la defensa, de la mano de la guardia pretoriana de Jasikevicius, los Kalinic, Vesely, Abrines o Satoransky, soldados con el culo pelado de competir. Por poner en contexto, el Barcelona acumula balance 9-3 en partidos oficiales este curso, solo ha perdido contra el Madrid.

Reviento si no menciono la pobre gestión del último cuarto de Chus Mateo, como si el partido estuviese ya ganado. Su insistencia en Tavares (-20 con él en pista) y en los veteranos, mención especial a Llull (21 minutos, 0/6 tiros !! ), abrió de par en par la puerta a la remontada. Casi se deja el Clásico por ese respeto a las jerarquías, un borrón en una temporada por ahora irreprochable.

Además de mal juego, espesura, a lo que contribuyó decisivamente el apagón de facu, el Madrid estuvo regañado con el aro, es decir, desacertado en lanzamientos de habitual porcentaje alto. Visto en perspectiva, tiene mérito ganarle a un rival top8 Euroliga con un pírrico 2/22 triples y 9 tiros libres fallados. Hezonja fue uno de los que mejor entendió el partido. Desacertado en ataque como el resto pero clave en defensa y rebote (10), uno de los partidos más maduros que le recuerdo. Porque a veces desconecta cuando falla los primeros tiros pero hoy fue justo lo contrario, asumió su papel y mordió sobre el parquet. Creo que la parroquia entendió ese esfuerzo, por eso le dedicó la mayor ovación de la noche junto a la de Deck.

Viendo al equipo remontar sim meterla en una piscina recordé las palabras de Messina hace una semana, tras pasar por Goya: «Están con una confianza enorme en sí mismos, se sienten bien, lo que se une a su talento. Para los rivales es un problema porque, antes que jugar al baloncesto, tienes que ganar el partido mentalmente, luchar contra esa convicción con la que juegan».

En fin, que liderato en solitario y la racha del inicio de curso sube a 13. Sigo pensando que al Madrid le vendría bien una derrota tonta, de esas con las que no cuentas pero te pone los pies en la tierra, te ancla a la realidad. Pero hoy no era ese día.

Poirier deja grogui al nuevo Barca

El segundo Clásico en 15 días confirma y exacerba las sensaciones que dejó el primero, de somera inferioridad azulgrana. Y es que faltaban Tavares y Deck y vino a dar lo mismo. Parece mentira que solo hayan pasado tres meses de la final ACB, que el Barca barriese 3-0 al Madrid. Entre medias un verano de harakiri en la Ciudad Condal por la frustración de las Final Four y las urgencias para reducir masa salarial (que no gasto sección) y contribuir a trampear el fair play del fútbol.

El error más llamativo y comentado (y también el de más difícil reparación, pues firmó 3 añazos) es el de romper el cerdito por Willy Hernangómez, el mejor pagado de la ACB este curso, y de lejos. Clásico populismo Laporta, priorizar el morbo sobre las necesidades de plantilla. No es jugador alrededor del que construir el proyecto de un contender a la Euroliga, por cierto, discretísimo en ambos aros en su regreso a Goya, silbado sin más. Tiene graves carencias atrás y su rendimiento suele ser inversamente proporcional a la categoría del rival. En un ecosistema muy específico puede ser un ventilador de estadística, pichichi de la zona, pero es que el Barca de Grimau se parece a la España de Scariolo como un huevo a una castaña.

Aunque la mayor astracanada del Barca este verano, el verdero harakiri, cada vez veo más claro que fue precisamente la apuesta por Grimau, un técnico sin la más mínima experiencia ni como primer entrenador ni como asistente ni en la ACB ni en la Euroliga. Con los casi únicos atributos a día de hoy de ser catalán y barato. A su lado nuestro Chus Mateo parece Phil Jackson sin pelo. No apostaría a que se come el turrón en el banquillo.

Un as bajo la manga de Chus

Y si el Barca ha bajado varios peldaños, el Madrid parece haberlos subido, en buena medida por la llegada de Campazzo, que magnifica virtudes de compañeros y disimula carencias de plantilla, un líder instantáneo, como el café. Lo echas en la leche, lo mueves y listo. Con Facu ha sido aterrizar en la capital, enfundarse la camiseta y darle sus compañeros voluntariamente las llaves del equipo, y hablamos nada menos que del campeón de Europa, no de un Aloyano en reconstrucción.

Pero tampoco todo es Campazzo. Por ejemplo, Chus Mateo da señales de mayor confianza en sí mismo, seguramente con menos presión de resultados inmediatos que el año pasado. El poso que da la Euroliga. Se lo está empezando a creer, poco a poco, a aparcar su lado amarrategui y atreverse con giros de guión más propios del último Laso, como la titularidad de Ismaila con 16 años (¡!) en un Clásico, cuando todos esperábamos minutada de Poirier secundado por M. Diagné. Un truco a la postre clave en el devenir del partido, porque el chaval se merendó a Vesely en el primer cuarto y descolocó el planteamiento de partido rival.

Otra diferencia importante de este Madrid es disponer de Poirier sano. A excepción del lunar en Manresa, su comienzo de curso estaba siendo esperanzador, fino de forma física, clave en los últimos minutos de la final de Supercopa. La llegada de Facu le garantiza compartir siempre pista con un habilitador de pívots de primer nivel, sea Chacho o el propio argentino. Contra el Barca confirma con mayúsculas esas sensaciones de cuarto creciente de las semanas previas: el mejor del equipo y del partido con 22 puntos y 29 de valoración, reivindicado en la ausencia de Edy, humillando por momentos a Willy, que se zampó hasta cuatro puertas atrás casi consecutivas. Hacen falta velocidad, timing y buenas manos para zafarse del defensor y cazarlas al vuelo con siete pies. Dejó seis mates, ahí es nada.

Había pasado tanto tiempo desde el último partido así del francés que ya casi nos habíamos olvidado de lo bueno que es, o que puede llegar a ser. Básicamente todo lo que aporte este año, y parece que puede ser mucho, será a sumar respecto al pasado. Welcome back.

Al son de Campazzo, la batuta que faltaba

Campazzo lo retoma exactamente donde lo dejó cuando se fue a hacer las Américas, levantando títulos colectivos y trofeos individuales: campeón de Supercopa y MVP del torneo. Y es que, cuando uno está donde de verdad encaja, el talento fluye y los resultados llegan por decantación. Su regreso pasó relativamente desapercibido este verano, quizá por esperado, porque los aficionados somos unos yonkis de la novedad y Facu parecía ‘sopita recalentá’. Preguntado en una entrevista esta semana, antes de la Supercopa, Hezonja en cambio lo tenía clarinete: «Hemos fichado al mejor jugador que había en mercado». Con Micic allende el mar resulta difícil negarle a Campazzo el status de mejor base del continente, para muestra un botón. 36 puntos, 10 asistencias y 44 de valoración el fin de semana en Murcia.

Durante sus casi tres años de ausencia y sin invertir el Madrid en un verdadero recambio de élite, se encontraron vías para competir, mucho mérito, hasta se ganó la Euroliga este mayo. Pero con Facu todo es más sencillo, no hay que parchear. El quinteto es equilibrado, la rotación más lógica, con un base que no cojea en ninguno de los dos aros y que libera a Musa de responsabilidad en la generación desde bote. Sus soluciones a sistema roto tapan parte de las carencias de la pizarra de Chus en ataque estático, uno de los grandes déficits del equipo el curso pasado. Lo único, eso sí, que nadie olvide poner una vela por su salud, porque se vienen minutadas semanales en Euroliga y hay muchos huevos puestos en esa cesta.

Balón de oxígeno para Chus

Del título de Supercopa digo lo de todos los septiembres (y van seis seguidos!), que será el menos relevante de los cuatro torneos de la temporada pero que a nadie amarga un dulce. Sobre todo a Chus Mateo, al que le compra unos meses de confianza de la directiva tras el desenlace tan feo del curso pasado, con ese baño del Barca en la final ACB. Aunque también os digo que mientras Scariolo siga en mercado, sin equipo (España al margen), escucharemos el murmullo sobre el banquillo a poco que se pierdan dos partidos seguidos.

Volviendo a la Supercopa, los marcadores no fueron abultados pero el equipo blanco transmitió en los dos partidos cierta sensación de superioridad, de disponer de una marcha más que los rivales cuando hizo falta, sobre todo atrás. Estamos empezando y tienen más caras nuevas que el Madrid, pero el Barca (rival directo en todas las competiciones) encara una montaña de trabajo por delante. A botepronto diría que la marcha de Jasikevicius es un alivio para el RM, como lo fue en su día la de Xavi Pascual. Con sus defectos, que también los tienen, es gente que ponía bastante alto el listón competitivo y te obligaba siempre a dar una buena versión para ganar. Grimau es un novato absoluto en la élite y algunos fichajes son de más ruido que de nueces.

Willy Hernagómez ha firmado 2.4M netos anuales (casi cinco brutos), el salario más alto de la ACB y top-5 Euroliga, un sobreprecio enorme por el factor morbo, puro laportismo. WHG es un pichichi de la zona, un jugador de nivel, faltaría más, pero ni era la posición donde el FCB necesitaba romper el cerdito ni con esas carencias puede ser referente a tiempo completo de un contender a la Eurolga, lo que pide ese salario. Porque esto se sigue jugando a dos aros y el basket FIBA exige un mundo en defensa de los pívots, no solo contener a su par, sino por ejemplo emparejarse con un pequeño a siete metros si hay cambio y hacer ayudas / intimidar cuando un rival desborda a un compañero. Willy no tiene nada de eso, nunca lo ha tenido y canta por soleares contra rivales top. Facu olió esa debilidad y la martilleó en semis, entrando por la zona como Pedro por su casa, que por allí se decidió el partido. 56 puntos recibidos en la pintura el Barça.

Poirier y Musa, reforzados

La final contra Unicaja dejó una estadística curiosa, ese -11 del Madrid con Tavares en pista. No que Edy jugase mal, que lo hizo a su nivel, pero acabó exhausto tras una minutada del tirón en la segunda parte, emparejado con Osetkowski que le sacaba de la zona. Pasa que Chus es más bien amarrategui, ya lo sabemos, y siendo una final le costaba sentarle y meter a Poirier, como pedía el partido a gritos. Bien, fue salir el francés fresco en el último cuarto y romperse la final, a medida que empezó a combinar con los bases. +12 en sus minutos, esperemos que CM tome nota. No dispone este curso de tantos recursos desde el banquillo (ahí se nota la mordida de la desinversión) como para desaprovechar el más valioso, los minutos de Vincent a poco que le respete la salud más que el año pasado.

Y otro que arranca con buen pie el curso es Musa, despejando de un plumazo casi cualquier duda por su nivel en primavera, a la que llegó exhausto física y mentalmente. Abrió al Barca en canal el sábado con 22 puntacos en la segunda parte, lanzando de tres según recibía y entrando como cuchillo. Desde un rol más de ejecutor y con menos bote, el que permite Campazzo, y cumpliendo mejor atrás. Ese trabajo físico en verano que se note. Hay escolta titular para años… si conseguimos renovarle, que acaba contrato en junio, como Edy y Mario. Sinceramente, no veo mayor prioridad en la sección que amarrar la continuidad de los tres. Con ellos más el dúo argentino los títulos pueden ir cayendo como fruta madura los próximos años, sirva de aperitivo esta Supercopa.

¿Es Abalde un caso perdido?

Empieza con mal pie la operación “Rescatar al soldado Abalde”, descartado de la lista de España para el Mundial. Con Rudy y Llull preferiría justo lo contrario, que descansasen e hiciesen la pretemporada completa con el Madrid, que guardasen la poca gasolina que les va quedando para el club que les paga. Pero el gallego necesita confianza a paladas y la selección parecía un entorno propicio, con buen ambiente y menos competencia. Pero se queda fuera, lógico viendo su nivel en los amistosos, el mismo que conocemos últimamente en la capital.

La temporada 2023/24 se me antoja clave en su carrera, la de levantar el vuelo y encontrar su sitio, aunque sea como peón de rotación, o la de hundirse en la irrelevancia. Digo clave porque después de tres años en el Madrid de poco a menos, siempre por debajo de las expectativas, le ha caído del cielo una oportunidad para reivindicarse y romper su dinámica menguante, la salida sin cubrir de Adam Hanga. Un espacio en la rotación que a priori lleva su nombre escrito.

No me llevo a engaño, no es que el cuerpo técnico apueste de repente por la vía Abalde sino que se ha impuesto la coyuntura. El presupuesto ha bajado y la sección tiene muy poco margen de maniobra este verano. Por eso no se ha podido atar aún la ampliación de Tavares, pese a haber reducido tres fichas del roster, y demos gracias a que Campazzo ha puesto muchísimo de su parte para volver, aceptando un salario literalmente la mitad de su caché real en mercado.

En ese contexto de somera desinversión, en la tesitura entre Hanga y Abalde, la dirección optó por la opción barata, darle otra oportunidad al gallego, cupo nacional y salario más bajo. En igualdad de condiciones el entrenador hubiese preferido al húngaro, a su utilización el año pasado me remito, pero terminaba contrato y Abalde no, y el Madrid no es de rescindir jugadores y pagar indemnizaciones. Además, Chus Mateo todavía no pincha ni corta en la política de fichajes y, al fin y al cabo, al menos sobre el papel, Abalde está más que capacitado para cumplir el rol vacante de multiusos exterior de perfil defensivo.

El problema es que con Abalde en el Madrid todo sobre el papel pinta mejor de lo que luego luce en la realidad. Su fichaje hasta la fecha solo puede calificarse de inversión fallida, recordemos, 1.5 millones de euros por su cláusula, el transfer más alto que haya pagado nunca la sección. Conviene matizar que esto no es fútbol, que su salario no es particularmente alto y el precio de un jugador deberíamos calcularlo ponderando salario y transfer. Pero, vamos, ni por esas…

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

El fichaje de Abalde en su momento nos pareció una apuesta tan cara como segura, avalada por dos años de experiencia Euroliga en Valencia, es decir, cierto rodaje en la élite. Además, había destacado en cada etapa del baloncesto de formación y su combinación de físico y técnica era (y aún es) un lujo en Europa. Pero en vez de asentarse y seguir creciendo, se apocó al llegar a Madrid.

Hay quien naturalmente se crece ante la competencia y la adversidad, pero son los menos en la vida mundana, la mayoría necesitamos un empujón. Abalde aterrizó en Goya en un juego exterior innecesariamente sobrepoblado, que o le echas un poco de morro o te hundes en la irrelevancia, a la sombra de viejas glorias. Abalde no le ha echado ese morro, al contrario, progresivamente timorato en la toma de decisiones desde bote, ejecutando sistemas como un autómata. Demasiado respeto a las jerarquías previas y aversión al error. Sumémosle algunas lesiones inoportunas y el estancamiento de su tiro exterior, la herramienta que más se suele mejorar con la edad, y el resultado es la perfecta intrascendencia.

Leo sobre Abalde en Twitter opiniones lapidarias y peyorativas, dándole por caso perdido, «no vale ni para ña ACB». Su rendimiento ha sido discreto, vale, pero en esas opiniones veo también mucho de percepción y expectativas. El aficionado medio suele juzgar a los jugadores casi en exclusiva por su rendimiento ofensivo, lo que más se ve y computa en la estadística, precisamente el segmento donde más se nota el problema de confianza de Abalde, que sin embargo sigue siendo un defensor muy competente. El gallego es además víctima de las expectativas, las que levantaron la propia cláusula que se abonó por él y los típicos titulares de la prensa deportiva española con comparaciones grandilocuentes. «El nuevo XXXX», «el heredero de XXX», etc.

En vez de concentrarnos en la decepción de lo que nos dijeron que iba a ser y no está siendo, podemos adoptar un enfoque constructivo, dar otra oportunidad a Abalde a ver si todavía puede serle útil al Madrid. No como una estrella, eso lo hemos entendido, pero sí en un rol secundario que de todo hace falta en una plantilla tan larga. Para eso necesita desbloquearse, recuperar la confianza, Desde luego la del técnico, aunque sea un poco obligado por las circunstancias (la marcha de Hanga), y sobre todo la confianza en sí mismo, volver a creérselo.

“A este nivel todo el mundo tira bien, todo el mundo bota bien, es fuerte y rápido… la diferencia es mental”, son palabras del propio jugador en una entrevista a El Mundo en 2020, en la que explicaba la importancia que tuvo un psicólogo deportivo (J.M. Bernat) en su etapa en Valencia. “Trabajé a todos los niveles. La búsqueda de confianza, la concentración en los pequeños detalles, la gestión de los errores”.

Seguramente ese sea el camino, él lo sepa y esté trabajando en ello, aunque todavía no se vean los frutos. El problema de Abrines era otro pero también de coco, necesitó casi dos años de barbecho para resetearse pero hoy es una pieza muy útil en la rotación azulgrana. Un espejo en el que Abalde puede mirarse. Me niego a declarar como caso perdido a un jugador con solo 27 años y las condiciones del gallego. Además, que dada su condición de cupo nacional y la coyuntura financiera, la sección tiene poco que perder y mucho que ganar dándole esta nueva oportunidad.

Final ACB: la carroza volvió a ser una calabaza

Que nos quiten lo bailao. Era un poco el sentir de la tribuna anoche. Once abajo a un minuto del final y con el 3-0 ya escrito. Cualquier otra temporada, y más con el Barça enfrente, se escucharían murmullos y hasta algún silbido. Pero en vez de eso la afición rompió a aplaudir y a corear esa frase ya convertida en himno alternativo: “Como no te voy a quereeeer, si fuste campeón de Europa una y otra vez”. No, esta temporada no hubo murmullos ni pitos en la derrota ACB porque ha sido la temporada de la Undécima, y la masa social del Real Madrid, no solo de basket, tiene muy presente que cada Copa de Europa vale como por cinco ligas nacionales.

Pocos dentro de diez años se acordarán del partidazo anoche de Jokubaitis y Vesely en Goya. Los libros recordarán el tiro de Llull, y aquella sucesión de cinco partidos del Madrid, la remontada a Partizán + la Final Four en cuadro. Cuanto más lo pienso, más me parece uno de los momentos cumbre de la historia de la sección.

Lo cual no es óbice para hacer autocrítica y reconocer lo amargo de la serie final ACB, a la que el Barca ha llegado más entero y motivado. Ha sido mejor y además ha tenido ese punto de estrella y acierto que otras veces sonríe al Madrid. Le salió cara en el final apretado del segundo partido (empujón arbitral mediante), que a la postre condenó la serie, y tuvo acierto en tiros puntuales que sirvieron para abortar escapadas o remontadas. El Madrid, por comparar, se dejó anoche nueve tiros libres…

De todos modos, la sensación ha sido de somera inferioridad, de que han dado las doce y la carroza ha vuelto a su estado original de calabaza. Tras el cuento de hadas de mayo, esta eliminatoria ha mostrado las mismas carencias del equipo que hemos glosado a lo largo del curso. Ataque poco trabajado, sin apenas automatismos, de balones colgados a Tavares y a esperar el milagro de los Sergios. Y una defensa porosa y condicionada por la carga de años y dos titulares jóvenes que no defienden: Yabusele y Musa.

La dirección se enfrenta ahora a un dilema sobre el rumbo de la sección. La opción conservadora, y de la que nadie dudaba hace diez días, es mantener a Chus Mateo, que parece contar con el favor de la columna vertebral del vestuario y además tiene otro año de contrato. Es poner en valor la Undécima, no como flor de un día, sino como el inicio de una etapa, el Mateísmo. Una especie de nuevo Laso, ese entrenador nacional de perfil bajo, llegado por la puerta de atrás y que entre dudas perennes acaba nutriendo vitrina y marcando época.

Chus Mateo dijo anoche en rueda de prensa que tiene la intención de continuar, «y el club parece que también». Al fin y al cabo, quién despediría a un entrenador tras ganar la Euroliga, ¿verdad? … Pues Juan Carlos Sánchez, que demostró hace justo un año con Laso que no le tiembla el pulso para tomar decisiones controvertidas, y esta seguramente lo sería menos.

La alternativa arriesgada es retomar la hoja de ruta de abril, es decir, cesar a Chus y fichar a Scariolo, con quien había negociaciones avanzadas en marcha. El italiano ha sido descartado como opción en Toronto y, aunque le queda otro año de contrato en Bolonia, no parece una salida complicada tras firmar una campaña flojita (14º clasificado Euroliga).

Esa decisión, la del entrenador, es la primera que tomar de cara al verano, y que condicionaría los movimientos de jugadores, que es en lo que ya estamos. Mateo tiene el aprecio de Tavares y Facu, los faros en pista del proyecto, mientras que Scariolo podría, por ejemplo, darle una segunda vida a Abalde o ser un atractivo en una eventual negociación por Juancho.

Las notas por jugadores

Si bajamos al detalle de jugadores, la final ha servido de reivindicación a unos pocos pero despierta dudas sobre la continuidad de muchos.

Sergio Rodríguez ha terminado el curso como una moto, pese a su flojo partido anoche, y el Madrid ejecutará el año opcional de su contrato. Lo malo es que tiene 37 palos y la temporada blanca 85 partidos, así que convendría conservarle en formol durante el año si esperamos un rendimiento parecido en primavera de 2024. Y eso pasa por relegarle a tercer base y no quemarle con un rol de segundo, tras Campazzo, que le exigiría unos 1.000 minutos de juego en fases regulares (68 partidos x 15 minutos).

Nigel Williams Goss. Ha rayado a buen nivel en la recta final de curso, entre él y sobre todo Chacho han silenciado la matraca del agujero en el puesto de base. Sí, sí había base. Libre de lesiones es aprovechable como reserva tras un titular indiscutible (Facu). Goss es solvente atrás, director discreto pero no exento de puntos en las manos, ese jugador para no quemar a Chacho en fase regular y ahorrarnos el periodo de adaptación de un huevo Kinder. Sin embargo, está con pie y medio fuera porque acaba contrato y tiene mercado en Euroliga, por lo que su renovación costaría seguramente más de lo que el Madrid tiene intención de gastarse en es puesto, si es que piensa cubrirlo.

Carlos Alocén. La próxima temporada de su contrato es opcional y, sintiéndolo mucho, no debería seguir. Cuestión distinta es que el Madrid ponga a su disposición los servicios médicos y las instalaciones del club hasta que termine de recuperarse. Las lesiones han torcido seriamente su carrera y tiene un largo camino de regreso a la élite. Desde aquí le deseamos lo mejor.

Sergio Llull. Su temporada, como la de Chacho, era entre regular y floja, pero la recta final lo cambia todo. No solo metió La Canasta contra Olympiakos, es que ha sido el mejor del Madrid en la final ACB tras Tavares: identificando los momentos de partido, con una selección de tiro responsable, buen nivel atrás, con minutos limitados y alternando los puestos de base y escolta. Una versión interesante de cara a la próxima temporada, en la que estará seguro, pues tiene contrato garantizado.

Fabien Causeur. Temporada muy discreta, por debajo de las expectativas, tras su formidable final de curso 2022. Mateo ha apostado claramente por Musa como escolta titular, y tampoco es que Causeur se lo haya puesto difícil. A sus 36 años ya no tiene piernas para romper hacia el aro, y como especialista 3&D su valor es relativo. Tiene otro año de contrato y una ficha demasiado alta para el rol que desempeña. No estorba si sigue, pero su continuidad limita la operabilidad en mercado (escolta tirador), así que tampoco vería con malos ojos tantear una salida negociada. En Francia no le van a faltar novias Euroliga (Asvel o, sobre todo, Mónaco).

Dzanan Musa. El gran pinchazo en la recta final de temporada, después de ser quizá el MVP del equipo en las fases regulares. Cuando han llegado los partidos por los títulos, frente a rivales top y defensores a los que ya no pillaba por sorpresa (scouting), se ha ido haciendo pequeño, saliendo a relucir toditas sus carencias, a saber, inoperancia defensiva, mala selección de tiro y cierta obsesión con el arbitraje. Tiene 24 años y su margen de mejora, que es enorme, debe venir principalmente por el físico, un poco enclenque para la élite. Tiene otro año de contrato garantizado y continuará seguro, de hecho el club estaba al parecer en negociaciones para su extensión (como con Tavares y Deck). Su recta final bien le puede hacer perder unos cuantos euros en esa eventual extensión de contrato.

Adam Hanga. Pondría su nivel esta temporada y su situación un poco en paralelo a la de Williams Goss. No diría que ha brillado, como en la final ACB 2022, pero ha aportado en el último tercio de curso una solidez defensiva necesaria y poco reconocida por la grada. Nótese cómo secó a Kyle Guy tras el primer partido de semifinal ACB. Ahora bien, tiene 34 años y su contrato termina este curso, siendo el próximo opcional, suponemos que por el mismo salario actual, que es bastante alto, alrededor de los 1.8M brutos. Un precio alejado de su valor de mercado y rol en el equipo. Así que, como con Causeur, si sigue no estorba pero si sale tampoco lloraremos su pérdida, hay que aligerar y rejuvenecer las alas.

Rudy Fernández tiene 38 años y seguirá aportando intangibles al equipo hasta con 45 gracias a su anticipación innata, pero ha sido el veterano menos productivo en el tramo final de curso, y no le han faltado minutos. Está ya para poquito y acabando contrato me parece el momento idóneo para una despedida con honores, jugando el Mundial con España este verano. Saber irse a tiempo para dejar buen sabor de boca. Me parecería un error que se aprovechase de la política de la sección de jubilaciones a la carta para las leyendas y renovase para hacerse un Felipe 2.0, es decir, una gira de despedida vestido de chándal a costa de la masa salarial de la sección.

Mario Hezonja. Uno que se ha reivindicado y con fuerza en el tramo final de curso como pieza importante del equipo a lo que ha contribuido el agujero provocado por la lesión de Tortuga Deck. la versatilidad de Mario (brillando al 3 y al 4) y su desempeño defensivo solvente, por encima de las expectativas, le han abierto las puertas de la rotación de par en par. Y su talentazo ofensivo, aunque de corriente un poco alterna, es un martillo para los rivales y un placer para los espectadores. Tiene otro año de contrato garantizado y habría que pensar en extenderlo: cupo nacional y 28 años, debería echar raíces en el club.

Alberto Abalde. Otra temporada decepcionante del gallego, quizá la peor desde que aterrizó en Madrid: desacertado en el triple y menguante en el overbooking del juego exterior blanco. A medida que se ha vaciado la enfermería y no había hueco para todos se ha ido cayendo de las convocatorias de Chus Mateo. La Final Four y la final ACB las ha visto de chándal. Tiene contrato garantizado hasta 2025 pero si continúa Mateo y se mantiene la estructura de plantilla en las alas habría que plantearse una salida, porque es un salario improductivo. Ahora bien, hay que estar convencido porque te puedes arrepentir a medio plazo: cupo nacional de 27 años, condiciones innegables y por el que pagaste 1.5M de tránsfer. Decisión delicada en verano.

Gabi Deck. El pobre se ha perdido el desenlace de la temporada por lesión, pero su campaña había sido buena en líneas generales, al nivel que se le presupone, como uno de los tres mejores aleros de la Euroliga. Se le ha echado de menos especialmente en la final ACB, por su sangre fría, inteligencia y carácter competitivo. Tiene contrato garantizado y seguirá seguro, siendo la principal duda si habitará más el año que viene el puesto de 3 o de 4, ante la eclosión final de Hezonja.

Guerschon Yabusele. Muy floja segunda temporada en Madrid, a pesar de lo que pueda decir su maquillaje estadístico. Lejos de lo que se espera de un titular en el campeón de Europa, recordemos que el club se rascó el bolsillo para renovarle hasta 2025. Una apuesta que está saliendo rana y a la que me temo que el club está bastante atado. Yabu se ha demostrado como pésimo defensor, pese a sobrarle físico para lo contrario, una cuestión por tanto de actitud y compromiso, y esa no se mejora con pesas en gimnasio como Musa. Y es que no solo es la defensa, es su baja inteligencia en pista, así en general, con unos pobres conceptos de juego colectivo, digamos pase, spacing, selección de tiro, uso de faltas, etc.

Petr Cornelie. Ha pasado por el Madrid sin dejar huella. Fue un fichaje barato a final del verano pasado (la ficha más baja del roster tras Alocén), un huevo Kinder que sencillamente no ha cuajado. Le faltan horas de vuelo en la élite hasta llegar a nivel contender Euroliga y el Madrid no espera. Blando atrás y sin la fiabilidad en el tiro que requería el rol, se acabaó cayendo. delas convocatorias, superado por Ndiaye en la rotación.

Anthony Randolph. El mero hecho de volver a verle jugar al basket pro es de por sí una alegría, tras las dos gravísimas lesiones consecutivas que sufrió. Apenas ha aportado porque apenas está para aportar, con 34 años y en su estado físico. Termina contrato y lógicamente no sigue, de hecho no descarto retirada. Suerte en lo que venga, dio años de gran baloncesto a esta sección. Le recordaremos junto a los Trey y Taylor, esos americanos secundarios que contribuyeron a construir el lasismo.

Vincent Poirier. Temporada floja, muy condicionada por problemas físicos recurrentes (apenas le hemos visto 2-3 meses en buena forma física) y por un entrenador un poco más conservador en las rotación, Chus, que se ha traducido en minutadas de Tavares en cuanto el partido estaba igualado. Tiene contrato garantizado el año que viene y una ficha alta, acorde a su status (top 8 pívots de la Euroliga), pero suena desde hace semanas el rumor de que quiere salir y tener más protagonismo, lejos de la sombra de Edy. Su salida no me parece el escenario más probable pero ojo como Willy Hernangómez se ponga a tiro.

Edy Tavares. El mejor del equipo una temporada más, MVP de la Final Four y Quinteto ideal de todo. Su regreso, que no la tangana, fue lo que cambió la serie contra Partizán y obró el milagro. Ha sido también el mejor en la final ACB contra el Barca, 23 de valoración media, pero seguramente le pesen los tiros libres fallados, ocho entre los tres partidos, especialmente costosos los dos del último minuto del segundo encuentro. Es el faro del proyecto, el jugador más determinante de Europa junto a Micic, y aún podría mejorar al regreso de Facu, con quien se entendía tan bien. Club y jugador están enfrascados en negociaciones para su renovación, con alguna filtración interesada del agente a la prensa para tensar la cuerda y sacar más dinero, el que seguramente vale. Soy optimista sobre el desenlace.