
Este verano Sergio Rodríguez se aupó a la dirección del Madrid de basket. Aunque oficialmente se le presentó como director deportivo, de facto es ya el máximo responsable de la sección, con Juan C. Sánchez (del que nunca se comunicó su marcha) relegado a un retiro en la Fundación. Por cierto, y pese a algún episodio oscuro, honor para JCS por sus 15 años de servicio, los resultados deportivos son atronadores. Lo cual no quita que hiciese falta una renovación, aire fresco para modernizar la sección, sobre todo en aspectos no deportivos, que son a los que dedicaré este artículo, en concreto a uno…
El problema en cifras
No debe haber asunto más acuciante para la nueva dirección que las gradas semivacías en Goya jornada sí jornada también. La media de asistencia al pabellón este curso es de 6.270 espectadores en ACB (ocupación del 48%) y de 8.150 en Euroliga (62%), las peores cifras desde la mudanza a Goya en 2014, indignas para un club con la masa social y el nivel deportivo del Madrid. Lo peor es que ni siquiera pilla por sorpresa porque llueve sobre mojado, la tendencia menguante viene de hace unos años, diría que desde el regreso tras la pandemia. Si comparamos las cifras de asistencia de este curso con las del pasado vemos que ha bajado un 28% en ACB y un 9.5% en Euroliga.
¿Causas? Se suele asumir que los resultados del equipo, el juego o la ilusión por las nuevas caras marcan la asistencia al pabellón, pero se trata de una ecuación más compleja, con la saturación de calendario, la logística o el precio como factores de peso.

Empiezo por la saturación de calendario, con unos 42 encuentros como local este curso. Un factor ajeno al club, con el cambio de formato y ampliación de la Euroliga como causa principal. Por comparar, el Madrid de fútbol juega un máximo de 11 partidos de Champions al año en el Bernabéu, por 24 de Euroliga la sección de basket, es decir, más del doble.
Es imposible para el aficionado mantener la misma tensión e interés todo el curso, y así llegan las pellas y las calvas. Desde mi experiencia personal, como abonado y padre de familia, las semanas de dos partidos en Goya se hace casi imposible cuadrar la logística para ir a ambos. Y pensad que este curso hay varias semanas con tres…
Sistema de cesión del abono
Vale, pues cedo mi abono. ¿Pero cómo? Facilitarlo sí depende del club, y así llegamos a un punto clave, la ausencia de un sistema online de cesión de abonos. Que tampoco hablo de tecnología cuántica, de hecho, lleva años implantado en otros clubes así como en la sección de fútbol (=socios). Si no puedes ir, le envías tu entrada a un familiar/amigo, o se la vendes al club a cambio de un descuento en el abono del año siguiente. Ahora mismo, en basket, la única forma de ceder el abono para un partido suelto y evitar un asiento vacío es como en el siglo pasado, como cuando no había internet, smartphones, ni códigos QR. El mismo abonado que no puede ir porque está ocupado tiene que quedar en persona con el beneficiario para entregarle la tarjeta y de nuevo después para recogerla.
La buena nueva es que parece que se está trabajando en un sistema desde hace meses y podría estar saliendo del horno. Me han escrito por privado algunos aficionados, particularmente socios abonados (=fútbol+baloncesto), informando de que para ellos ya está disponible. No es mi caso ni el de la media docena de compañeros de mi cuadrilla, así que debemos estar todavía en fase beta, de pruebas. Además, asumo que el club, una vez la app esté disponible para todos los abonados, informará de la iniciativa vía email y la promocionará en las pantallas del propio pabellón, como hace con la recién inaugurada tienda de merchandising en el acceso por Felipe II.

Ese sistema de cesión de abonos no resolverá por sí solo el problema de la asistencia al pabellón, pero ayudará. No veo descabellado calcular una repercusión a medio plazo de entre 500 y 1.000 espectadores extra por encuentro, partiendo de que la cifra actual de abonados se mueva entre los 4.500 y 6.000. Pensad que hay muchos abonados que por X o por Y apenas acuden al pabellón durante el curso pero que lo renuevan religiosamente cada septiembre porque sino luego es imposible recuperarlo.
Nuevos abonos
Y eso me lleva al siguiente punto, el de los nuevos abonos, asunto muy comentado y criticado por la parroquia en Twitter. Si no me fallan las cuentas, el club lleva 13 años sin sacar a la venta nuevos abonos de baloncesto, y no lo hace por una cuestión meramente económica: los asientos dedicados a entradas sueltas de partido son más rentables. Pongo mi caso por ejemplo: pago 413€ por mi abono, que es gama media en el pabellón, fila baja de una de las curvas. Si lo dividimos entre los mencionados 42 partidos al año como local, sale una media de 9.8€ por velada.
Las entradas de partido en esa misma zona cuestan como 40€, teniendo en cuenta que los de ACB son más baratos y los de Euroliga más caros. Si multiplicamos esos 40€ por 42 partidos salen 1.680€, frente a los 413€ que pago de abono. La diferencia es abismal. Habrá lógicamente días que la entrada de ese asiento no se venda, pero con que se ocupe uno de cada tres partidos ya sería un 36% más rentable que el asiento dedicado a abono (aunque ahí habría que descontar algo de gastos de gestión).
Resumiendo, la política consiste en que cada vez que un abonado se da baja o fallece (que de todo hay) su asiento se bloquea y se destina a la venta de entradas. No estoy en contra de que el club intente maximizar ingresos en una sección deficitaria, pero sí estiras demasiado el chicle te queda un pabellón desangelado, lo que tiene también un coste reputacional.
Por cierto, que un factor poco comentado de esta política de ticketing es que ha conducido a un importante envejecimiento del público en las gradas, con lo que implica de pérdida de ambiente y falta de recambio generacional. Ni rastro de niños o adolescentes y del entusiasmo que traen. La edad media de los abonados es bastante alta, la cifraría en torno a 40-45 años, sino más, unas edades además complicadas, en las que se compagina trabajo con familia y la disponibilidad de tiempo para ocio es limitada. Yo me aboné hace un cuarto de siglo, tenía 17 años y me costó cuatro duros, eso ahora es impensable. Disponer de un abono se ha convertido casi en un derecho feudal.
Conozco casos de familias (plural) de Madrid que han intentado llevar a sus hijos a Goya para despertarles la afición blanca, pero entre el precio de las entradas y la imposibilidad de abonarse han acabado cambiando de acera, yendo al Estu, que juega en el mismo pabellón, es mucho más barato y sí tiene abonos disponibles. “Es esto o nada”, me dicen. Luego piensas que el Madrid tiene 7.000 asientos vacíos de media los domingos de ACB y se te cae el alma a los pies…
Hablemos de soluciones
La receta conservadora, además del mencionado sistema de cesión de abonos, que debe estar al caer, pasa por ajustar los precios de las entradas a la demanda. Hay que abandonar esa mentalidad de ‘Bernabéu atracción para guiris’, con turistas que pagan lo que sea porque es una experiencia once in a lifetime. El basket juega otra liga, no atrae turistas.
No propongo bajar los precios desde una perspectiva de populismo bienqueda, de café para todos, sino desde la pura lógica empresarial. Si hay gente de clase media que quiere ir y no puede porque se le sale de presupuesto, pero a la vez tienes miles de asientos vacíos cada partido, es evidente que los precios no están bien calculados. De primero de Adam Smith: el precio correcto es aquel donde oferta y demanda se encuentran, y ahora no estamos ahí.
Luego se puede reducir el precio de muchas maneras, no tiene que ser necesariamente la brocha gorda de rebaja generalizada del mismo X% para todas las entradas de todos los partidos. Si en ACB el problema de asistencia es mayor, la rebaja de precios en ACB tendrá que ser mayor.
También puedes, por ejemplo, crear packs de entradas con descuento para partidos con menos demanda, segunda vuelta ACB o un bono de X partidos de fase regular, reservando tu asiento con 72h de antelación para que el club no saque la entrada a la venta. También puedes hacer promociones para favorecer un tipo de público, particularmente para bajar la edad media en el pabellón, que debería ser una prioridad estratégica. Descuentos para familias completas o para menores de 25, y ya puestos, les das un cupón de descuento si se quieren comprar una camiseta, por dar color a las gradas, que tampoco sobra.
Esta es una tormenta de ideas desde una tribuna humilde y amateur, seguro que vosotros tenéis otras, os leo en comentarios. Al final, se trata de aprovechar el impulso del cambio de directiva para revertir algunos defectos en el funcionamiento de la sección que se arrastran desde hace años.






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